
He venido hoy, desde hace 41 años que vengo a verte. No sé en que lugar de la plaza fuiste fulminado por la bala que te hizo desaparecer, pero estoy aquí deseando que me escuches. Recordándote, rastreando tu presencia en el cemento frío. He vagado durante todo este tiempo, y aquí precisamente, hincado debajo de esta escultura donde aparece tu nombre, lloraré como un niño, dejaré caer mis lágrimas destruidas, agotadas por tanto sufrimiento.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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