lunes, 29 de octubre de 2012

Cartas sin destinatario preciso II


Debo confesar que yo mismo no sé lo que quiero decir con eso del "amor verdadero", y lo curioso es que, aunque empleé muchas veces esa expresión en los interrogatorios, nunca hasta hoy me puse a analizar a fondo su sentido. ¿Qué quería decir? ¿Un amor que incluyera la pasión física? Quizá la buscaba en mi desesperación de comunicarme más firmemente con María. Yo tenía la certeza de que, en ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego quedaba más desesperadamente solo que antes, con esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño. Sé que, de pronto, lográbamos algunos momentos de comunión. Y el estar juntos atenuaba la melancolía que siempre acompaña a esas sensaciones, seguramente causada por la esencial incomunicabilidad de esas fugaces bellezas. Bastaba que nos miráramos para saber que estábamos pensando o, mejor dicho, sintiendo lo mismo. 
Ernesto Sabato, El tunel. 

Nunca me ha sido fácil aceptar la derrota. Estoy construido de esperanzas y he luchado desde el inicio de mi vida contra la adversidad. Incondicionalmente, he dado todo lo que he tenido a mi alcance por las causas que merecen la pena el esfuerzo y el sacrificio individual, aún a pesar de que estas, sean consideradas causas perdidas.

Quizá por esa sencilla razón, es que aún, hasta ayer por la noche, no había dejado de pensarte. Debo advertirte que cada vez más, por una u otra razón, el pequeño fueguito encendido por ti, variaba de tamaño y de intensidad según iban sucediéndose los extraños sucesos entre los dos. Unas veces, dormía plácidamente pensándote y otras más, no dejaba de lamentarme por seguir estando ahí.

Luego vino aquella ruptura infranqueable e irreductible y después un silencio absoluto de ambas partes, que fue como un encierro, como estar en un túnel sin salida. Ya se me iba quitando este deseo y esta angustia de no estar contigo, cuando de pronto, como era inevitable, volviste a aparecer y las circunstancias, por un momento nos unieron en un beso largo y profundo, difícil de olvidar.

Lo confieso, esa noche sentí que estaba en lo más alto del mundo y sinceramente, volé como el mismísimo Girondo. Pero después, el qué dirán volvió a entrometerse entre los dos y como en aquella canción de Johansen, la idea del amor finito se asomó.

La terrible normalidad volvió a ponernos en el lugar de siempre y fue así que comencé a mirarte cada vez más lejos, con una frialdad irreconocible que causaba en mí un doble carácter, pues unas veces sentía que era prueba absoluta de que ya se me estaba pasando tu amor y me tranquilizaba saberlo, porque ya no reaccionaría impulsivamente a sus ofensas, no me quebrantaría por completo ante ellas. Al mismo tiempo, causaba una sensación de preocupación, porque a su vez, un eco de mis ilusiones insistía en que pronto vendrías a mí y la mejor noticia de mi vida, llegaría.

Ahora que doy este repaso de mis últimos días, soy otro hombre, uno totalmente cambiado, diferente a aquel que conociste en el frío e intenso invierno en que nos conocimos. Atrás he dejado los sueños más nobles y las utopías, para dar paso al mundo real, que no tiene absolutamente nada de mágico y es más fatalista, sencillamente, trágico.

Los impulsos quedaron atrás, como aquella discusión entre lo que sentía y pensaba. Aunque sigue siendo difícil, he tomado la decisión de no volver a dar ni un solo paso más en la búsqueda de tu corazón. Eres tan libre de mí, como quizá ahora, lo estoy siendo yo, de ti.

Amor finito by Kevin Johansen on Grooveshark

miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Por qué?


Cada vez que ambos estamos, me brillan los ojos y vuelvo a construir sueños tan sólo con mirarte. Qué debilidad la mía, qué terquedad y sinrazón. No hay lógica que pueda explicarlo, no hay manera de entenderlo. A pesar de todo, me vuelvo a ilusionar y no sé por qué. Será que me gusta sufrir, será que ansío ver como a la semana me vuelves a derrotar y te burlas de mí.

¿Por qué es tan difícil amar? ¿Por qué la vida se torna tan complicada? ¿Por qué no entiendo mi realidad? ¿Por qué no puedo olvidar las comisuras de tus labios? ¿Por qué así como llegaste, no te vas?

Juro by Edgar Oceransky on Grooveshark

jueves, 4 de octubre de 2012

El flaco



El flaco se había ido, eran las 6 menos 5 y el flaco ya no estaba esperando en la vieja plaza del lugar, digo el flaco, pero no sé ni siquiera como era, nunca supe su fisonomía personal, apenas alcanzaba a ver sus ojos tristes en aquella foto del chat; nos propusimos conocernos, porque ni él ni yo nos habíamos visto antes, nos hablamos de filosofía y sueños marchitos, nos aventuramos a fijarnos fecha para ser amigos, el sitio era aquella vieja plaza donde los enamorados solían citarse, la hora 5 de la tarde, pero sucedió que desafortunadamente una sandalia al paso se me rompió  y tuve que regresar, cuando volví el flaco ya no estaba ahí.

El flaco, de los ojos triste no estaba y no supe que decir, jamás lo volví a leer, jamás supe nada de él, ni siquiera supe si el flaco en realidad había asistido aquella cita tan informal.

Confieso que quería conocerlo, ser su amiga y quizás algunos días más tarde hacerme su novia, recorrer el mundo, jugarnos las bocas, como acostumbra a decir a sus antiguos amoríos (¿Cómo lo sé? sólo lo infiero), quería ser parte de su vida, la nuera de su madre, la cuñada de sus hermanos, quería tal vez en un futuro incierto llegar a ser su mujer, vivir en la casa grande, mirando juntos a los niños correr, envejecernos a la par, amarlo cada día más; yo quería tantas cosas con el flaco que jamas pude conocer, que aún guardo la esperanza de poderlo ver.

He llegado a pensar que tal vez el flaco de fecha se confundió y todos los días sin excepción acudo a la vieja plaza a las 5 de la tarde esperando verlo llegar, mal arreglado y con los cabellos enmarañados, dirigirle un hola y sentarme a su lado a platicar mientras tomamos una limonada en el kiosco de la plaza del lugar; llevo ya 2 años esperandolo llegar y mientras lo hago empiezo a recordad...

Yo conocí al flaco, justamente nos sentamos a platicar fuimos amigos, fuimos amantes y la rosa que dejo en mis manos junto a mi esperandolo esta, el flaco no fue un sueño, hubieron días en los que me perdí en sus ojos, en los que me perdí en sus labios diciéndole que lo amaba sin cesar, amé al flaco, aun lo amo pero el ya no esta, he recordado que se marchó una tarde de abril y no volvió jamás... 

Audiolibro Recomendado del Mes

Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):