martes, 31 de julio de 2012

A decir verdad


A decir verdad
comenzaba a odiarte,
por todo, por nada,
por simples pretextos o verdades.

Pero luego descubrí
que siempre impregnaste mi vida
con
impredecibilidad.

Lo supe cuando te vi
del otro lado de la avenida.

Me miraste, te miré,
y
cruzaron muy cerca
nuestros pasos, nuestros ojos.

Reíste y luego te fuiste
después así comprendí,
eso me basta para quererte
y no reprocharme nada.

Nos quedamos sin futuro,
sin palabras, sin aliento.
La vida caminará,
aunque nunca más hablemos.

lunes, 30 de julio de 2012

Un cigarrillo una historia



Esa mañana después de tanto tiempo sin percibir esa sensación de humo en mis pulmones, me decidí de nuevo a entrar en mi carrera como fumadora de tiempos de escritura, tome mi pluma, una libreta, los fósforos y la cajetilla empolvada que guardaba en lo más profundo de mi armario, salí de casa decidida y segura, sabía que mas allá de una inspiración las ideas flotarían nuevamente a mi cabeza, que aquellas historias que tanto anhelaba tenían que llegar por acción de un viejo vicio.


Abrí bien los ojos, respiré profundamente y sorbí la primera bocanada de humo, esa que como que te atonta y te hace tambalear, todo empezó a tomar un nuevo rumbo, un nuevo sentido, las aves ya no cantaban por cantar, eran himnos de amor lo que yo escuchaba y los árboles no eran simples piezas móviles por el viento, eran seres bailando al cómpaz de la melodia del viento, las flores presentaban aromas que no habia alcanzado a sentir, y en ese instante todo era diferente, habían mil personajas que nunca antes habia observado como en esa mañana azul, de sol radiante.

Entonces hice pasar esa bocanada de humo a mis pulmones, lo sentí recorrer mi traquea y en la karina se quedo un momento perdido, después se dispuso a entrar recorrió todo el árbol bronquial y posteriormente se introdujo en lo más profundo de los alvéolos, mientras tanto yo escribía, todo las ideas que llegaron a mi mente en aquel instante, historias, cuentos, fantasías, dramas, novelas que se yo, pero estaba ahi tan sumergida en el ambiente de mi imaginación, escribiendo cada punto y cada coma, cien mil palabras, cuatrocientos paquetes de sonetos y mucho más, toda una vida y la de los demás, fantasías plasmadas en un papel, los sueños más sensatos y los más disparatados también entraron; y se siente que el alma descansa.

La exhalación es un poco más placentara es el climax del momento, el orgasmo más deseado, sale humo por tu boca y las narinas, humo infestado de todas aquellas agrias palabras que no pudieron ser escritas, aquellas que simplemente no tenían cabida, las cenizas simplemente fueron palabras que ni siquiera se acomodaron que no alcanzaron a llegar a formar parte de las fantasias que el cerebro receptó y de lo que ha quedado huella en un papel, y estoy libre, nuevamente lo soy, porque ya no hay un cumulo de sentimientos amontonados en mi alma y en mi cuerpo, ya quedaron bien guardados en mi caja de secretos, respira profunda e intensamente mi alma y mi espiritu, y nuevas ideas se volveran a guardar hasta que otro cigarrillo las llegue a sacar.

Y esperaré a que todo ser inhumano se desespere por decir hasta lo que no puede articular, pero yo más que nadie sabe quien soy en verdad, sé que por mis arterias corre sangre oxigenada y no el liquido venenoso que llevan los malvados, por el solo hecho de ser yo, a diferencia de aquellos inhumanos que no saben distinguir del amor y del buen arte, de la poesía y las palabras que de mi salen; pero no me preocupes que eso a nadie importa, lo interesante aquí fue la historia que entre un cigarrillo y el placer redacté.

domingo, 29 de julio de 2012

Tan adentro de mí


Te me metiste tan adentro
que ahora que quisiera no verte más,
estás en todo,
hasta en la resistencia.

Me jode la vida que sea así,
porque no puedo ser el de antes,
porque cada marcha

que vas a aparecer en algún lugar.

Me hundo
porque mis sueños eran distintos,
y te veía en las movilizaciones
codo a codo conmigo y no
con él.

Será by Las Pelotas on Grooveshark

sábado, 28 de julio de 2012

Resistir a ti



Resistir a tus miradas,
resistir a tu melodiosa voz,
resistir a tus silencios,
resistir a mis impulsos.

Resistir tu indiferencia,
resistir los fraudes y pesares,
resistir la cruda realidad,

resistir, resistir, resistir...

viernes, 27 de julio de 2012

Anotaciones XIX





Lo  bonito de ignorar a alguien que no espera ser ignorado, es disfrutar el acto de ignorar al susodicho, paradójicamente debemos ser conscientes de que lo ignoramos.  Si por otro lado, no reparamos en el acto de ignorar, y alguien más lo corrobora, es grato, pero uno se queda un poco curioso de conocer el rostro del ignorado, quizá descompuesto, quizá molesto, y se va riendo.

jueves, 26 de julio de 2012

La marioneta



Desde este sitio donde me dejaste abandonada puedo mirar el tiempo correr, todo transcurre paulatinamente y aún no termino de entender que fue lo que sucedió, si tuviste tú la culpa o la tuve yo.

Se me antoja repasar los guiones abandonados, mirar cada obra pasada a tu lado, mi favorita se hacia llamar Viernes de alturas, esa en la que mirabamos la ciudad desde un punto alto y que dejo de existir en cuanto que aprendimos a hacer el amor, o a practicar sexo, no sé a ciencia cierta cual de las dos, pero a partir de aquella escena en la que miré tus ojos, besaste mis labios y nos entregamos los cuerpos la obra paso a llamarse "Tardes de motel".

Recorrí la hoja, una lagrima brotó, mira en lo que me he convertido, mira que no soy la misma que era ayer, vivo en el recuerdo una y otra vez, recordando cada acto que figuró en el escenario, aquellas obras que resultaban ser mi éxito ilimitado, misma que me tiene aquí de nuevo repasando en el anden del fracaso cada uno de los momentos que vivimos juntos, que aprecié con orgullo, que guardé con tanto esmero; creo que aún te amo y a decírtelo no me atrevo, temo ser escupida como en el último acto de nuestra obra.

Se me desgarra el pensamiento, las ilusiones se me hicieron polvo guardado en una vieja caja de madera, de mi ya no queda más que un roído cuerpo de madera, en mi interior justo a escasos centímetros de la linea media de mi cuerpo un corazón que se encuentra a punto de romper, ya no soy ni la mitad de lo que fui ayer. Sólo soy una triste marioneta que esta a punto de ser quemada porque no hay nadie que quiera rescatarla, solo muero lentamente entre mis recuerdos, sólo he dejado a la que fuí para ser esto en lo que me he convertido; del viejo baúl de las alegrías saco una pelicula, -¡ Mírala!, dime que no te acuerdas de aquel beso bajo la luna, de aquella lagrima que calló en mi labio, ¡anda, no me mientas!¡Dime que ya te olvidaste cuando besabas mi rostro y me jurabas amarme hasta el final de los tiempos!¡ Miénteme, dime que no he sido yo quien te dio tantas alegrías! ¡anda gritale al mundo que me has olvidado!, acaba de quemarme, deshazte de mi, al cabo ya no me interesa donde habré de acabar, que ya una vez estuve bajo tu zapato, no me interesa volver a caer tan bajo una vez más.

La última risa, ya no hay motivo por el cual ser feliz, en lo mas profundo de mi ser una aztillita de mí se ha quedado por ahí; no la busques, tal vez ya nunca la encuentres, pero es parte de mí, es mi ser en sí, y la ultima alegría fue motivo una mirada suya.

La ultima lagrima, mi corazón se ha cansado, las cuerdas patéticamente se desgastaron, si ya no te busco es por que no ha habido ninguna señal de que quieras seguirme teniendo con cuerda, no me has reparado, el polvo no me has limpiado, mis heridas no has curado; déjame tirada al tiempo y si en realidad no quieres que nadie me quiera quema mis restos con el fuego de tu odio, de tu desesperación termina con todo este maldito amor. 

El último latido de mi corazón, con mis alegrías y mis tristezas se me va la vida, así como te fuiste tú, así como te extraviaste de mi ser, tal vez esta sea la última nota; ya no espero que regreses me he resignado a morir agobiada de ti, aún cuando tú ya ni te acuerdes de mi, el ultimo latido de mi corazón al tiempo en que un suspiro se esca de mi ser, el último suspiro, he muerto, me has matado.


Ale flor. De La Elasticidad de los Piélagos.








Ale flor.


Ale flor, disfrázate de tumba y
nútreme de tierra
como aquellos cadáveres que ríen
y conservan los cráteres contentos.
Ale flor, excava una fosa profunda
el día en que concluya mi asombro
y mis párpados clausuren la función del solsticio. 
Ale flor, llórame la forma de tu agravio
para no conocer la impúdica perpetuidad
ni la inercia consagrada. 
Ale flor, rebrota conmigo como
esas florecillas blancas
que se aferran a la vida entre
las superficies de las criptas,
quédate conmigo en ese borde
entre la muerte y el oxígeno,
Seamos esa flora hibridada
que dios no reconoce ni la muerte asegura
Seamos el producto de una
devastación hermafrodita
de una ternura sin procedencia
como alguna vez lo fue la vida.

  
  3 abril 2010, Toulouse.



miércoles, 25 de julio de 2012

Rayuela [Julio Cortázar]



-Sos tan cómico a veces -dijo la Maga.
      -Por supuesto -dijo Oliveira-. Bob Hope es una mierda al lado mío.
      -Cuando decís que ya no tenemos nada en común, ponés la boca de una manera...
      -Un poco así, ¿verdad?
      -Si, es increíble.

      Tuvieron que sacar los pañuelos y taparse la cara con las dos manos, soltaban tales carcajadas que Rocamadour se iba a despertar, era algo horrible. Aunque Oliveira hacía lo posible por sostenerla, mordiendo el pañuelo y llorando de risa, la Maga resbaló poco a poco del sillón, que tenía las patas delanteras más cortas y la ayudaba a caerse, hasta quedar enredada entre las piernas de Oliveira que se reía con un hipo entrecortado y que acabó escupiendo el pañuelo con una carcajada.

      -Mostrá otra vez cómo pongo la boca cuando digo esas cosas -suplicó Oliveira.
      -Así -dijo la Maga, y otra vez se retorcieron hasta que Oliveira se dobló en dos apretándose la barriga, y la Maga vio su cara contra la suya, los ojos que la miraban brillando entre lágrimas. Se besaron al revés, ella hacia arriba y él con el pelo colgando como un fleco, se besaron mordiéndose un poco porque sus bocas no se reconocían, estaban besando bocas diferentes, buscándose con las manos en un enredo infernal de pelo colgando y el mate que se había volcado al borde de la mesa y chorreaba en la falda de la Maga.

      -Decime cómo hace el amor Ossip -murmuró Oliveira, apretando los labios contra los de la Maga-. Pronto que se me sube la sangre a la cabeza, no puedo seguir así, es espantoso.
      -Lo hace muy bien -dijo la Maga mordiéndose el labio-. Muchísimo mejor que vos y más seguido.
      -¿Pero te retila la murta? No me vayas a mentir. ¿Te la retila de veras?
      -Muchísimo. Por todas partes, a veces demasiado. Es una sensación maravillosa.
      -¿Y te hace poner con los plíneos entre las argustas?
      -Sí, y después nos entreturnamos los porcios hasta que él dice basta basta, y yo tampoco puedo más, hay que apurarse comprendés. Pero eso vos no lo podés comprender, siempre te quedás en la gunfia más chica.

Julio Cortázar
Rayuela -Capítulo 20- 

viernes, 20 de julio de 2012

Verde amor



Santiago de Teapa, río sobre piedras, es aunque no mio, el lugar del que me siento dueña, donde soy libre y puedo volar, donde se despiertan mis sentidos y comienzan a volar, la imaginación fluye con tremendo torrencial, como fluye el río con su más caudaloso recorrido, bañando riveras, raices viejas, y las almas de cada uno de sus habitantes, es este el sitio donde soy simplemente yo, sin más ni más, musa del poeta, mujer de sus amores,  la dueña y señora de todo un verde por explorar, del fresco del agua pura bajada desde lo más alto de las montañas que desemboca en los dos cantaros de leyenda.

Es este el sitio de mis añoranzas pues aquí es donde esta el primer amor, ese que de todos es siempre el mejor, el que se recuerda con ahínco, el que no se borra con el último beso y aunque halla pasado tanto sigue presente entre recuerdos y locuras; estoy aquí en el siempre verde pueblo de mis añoranzas, estoy aquí porque desde siempre este fue el más preciado de mis sueños. Entre cantaros fluye el agua que baja de la colina, agua pura de manantiales, agua que reverbera de entre los paisajes mas profundos, y entre tanto, sus ojos, mis ojos mirándose con determinación.

Yo recuerdo, antaño nos amamos, y no hubo sitio donde se dejara perder nuestro amor, cada rincón de tu pueblo tiene algo que decir de los dos; aquel beso bajo la lluvia un inicio de año, o nuestra estancia solitaria en el kiosco de la plaza, sitio donde la soledad, el viento y el frío eran la compañía perfecta; nos amamos, con determinación tanto así, que un buen día para asegurar estar a tu lado agua del mure bebí, que te quería para siempre a mi lado, carajos, que sin ti no sabía a donde ir. Que nos amamos, pero fue el tiempo, las circunstancias el maldito deseo que nos alejo; nos amamos en tierras siempre verdes, entre ríos fríos y rocas deslizándonos en los pies.

Verde Teapa, verde estancia con tus ojos penetrando mi mirar, contigo agobiando el alma, sin importar si estas o no, estoy aquí de nuevo pensando en ti. Estoy de nuevo y tu también, el ahora nos tiene en caminos distantes y sin embargo a nuestros caprichos hemos obedecido, estamos aquí entre la selva verde que se presta de alcahueta, que nos cobija en las profundidades de ella para ser cómplice de nuestro amor; ya no es el mismo amor tierno de hace algunos años, pero sí el mismo desinteresado que se nos presentó una vez que no supimos aprovechar y que malditamente dejamos escapar. Pero hoy, hemos olvidado todo, cada recuerdo se ha quedado atrás.

Hoy sólo existe este momento, sólo existimos tu y yo; dejas caer mi cuerpo sobre la hierba fresca, dejas caer el tuyo sobre el mio, nos estamos amando de esa forma que nunca concluimos y  a pesar de no sé cuantas camas haya tocado tu espalda o cuantas haya tocado la mía, yo te sigo amando, a pesar del tiempo que nos puso lejos nos amamos igual que antes, sin interrogar que paso después quien esta ahora o quien sera mañana, simplemente importamos los dos, recorre tu dedo indice todo mi semblante, y mis piernas temblorosas tienen miedo de ti, no el miedo aquel como en el primer beso sino un miedo como el de la primera vez, mi ritmo cardiaco ha aumentado y el tuyo no deja espacio para descansar, tu sistole y tu diastole son música para mi corazón herido, nos amamos, nos deseamos, pero sin lugar a dudas esto no puede llegar a mas, recorren tus labios mi cuerpo, y de nuevo me susurras al oído cuanto me amas, y cuan terrible es no poder hacerlo tan libremente como lo hacíamos antes, en un dos por tres nos reincorporamos, dejamos de ser nuestros para pertenecerles de nuevo a nuestros dueños.

Nos queremos sin razón, pero para amarnos hace falta más que locura, hace falta más sensatez.

jueves, 19 de julio de 2012

Se cuenta de ti [Silvio Rodríguez]


Se cuenta de ti
que puedes hacer un vivo de mí.
Yo pienso de ti
que acaso es mejor que sigas allá,
jugando a poderte soñar.

Quizás es mejor
que quedes así: lejana, irreal.
Me ha sido difícil
siempre continuar un sueño después
que lo he podido realizar.

Quizás soy difícil y yo no lo sé
y tú lo descubras y duela después.
Quizás no soportes mi paso que es largo,
mi sed insaciable y mis ojos sin párpados.

Hoy los sueños se paran al borde de mí
y no siguen adentro,
temiendo se puedan lograr.

Quizás sea muy joven uno de los dos,
o alguien llegó tarde y no se advirtió.
Quizás lo mejor es ni averiguar,
no sea que sea nada este intento de amar.

Se piensa de ti
que acaso seas bien o acaso seas mal.
Da miedo saber
que, al cabo, el amor nos dice por señas
que hay rato que trata de hablar.

Da miedo temer,
da miedo poder volver a nacer.
Da miedo saber por una mujer
que está comenzando el final,
tu propio final.

Silvio Rodríguez

Se cuenta de ti by Silvio Rodríguez on Grooveshark

Olvidar recordando



Me miré en el espejo una vez más después de tanto tiempo, hacia ya mucho que no me ocupaba de mi; el vestido negro tenía ráfagas de polvo sobre sí, los maquillajes destrozados y removidos, mi rostro no era el mejor, un par de ojos distantes y separados entre sí por una huesuda nariz, los labios resecos y partidos al igual que el resto del rostro pálido, casi inerte casi nada.

Entre tanto mirarme supuse que no había remedio para mi, no quizás para mi no, pero para mi corazón, para mi alma (aun ignorando la existencia de la misma), tal vez para ellos si halla un remedio infalible para restaurar heridas, para resanar fracturas.Tantas veces dije Te amo, tantas veces dijo te quiero, y nunca entendí que simplemente me quería, me quería para ser la servilleta de su mesa, para ser la que respondiera a sus pasiones; y hoy entre sueños rotos, ilusiones perdidas, estoy parada a media colina escalando más alto, pero de nada sirve, de nada sirve sobrepasar su posición si el sueño más preciado se desvaneció, si entre el humo del último cigarrillo que me fumé se fue la vida misma, se fue el amor envuelto en patrañas de gentuza barata.Y no sé él, pero estoy aquí luchando con el recuerdo más ambicioso de su amor, destruyendo cada gota de recuerdo.

En este austero pueblo, no hay nada más en que pensar, sin embargo los sueños se van con cada bocanada de aire fresco y de tinte pintoresco que dejo plasmado en cada uno de los lienzos donde va marcado su nombre, en este sitio, donde las aves cantan cada mañana, en el primer aliento que da mi ser va el deseo de perderme de sus recuerdos, perderme de él, hacer como que esta historia sólo fue un mal sueño, que entre risas y mentiras se acabo, se esfumo al compás de las ondas del mar; el río fluyo, y la noche en que estuve en él mis sentimientos se fueron también, hoy estoy, pero no es el mismo río, no es el mismo que fue ayer, ese ya desembocó en el mar, este que es hoy apenas acaba de bajar.

No me dejes nunca fue el último suspiro de un recuerdo que aún vaga por mis pensamientos; no me dejes nunca me decía porque quería ser él, el primero en marcharse en alejarse de mí, tanto he llegado a desconfiar, que hoy ya no sé si algo de todo lo que vivimos fue real o sólo un juego bien tramado de la estúpida mente de un mediocre niño mimado.

Que fue real, a donde llegamos... creo que ya todo terminó, y si es así ¿qué más se puede esperar? ¿El retorno del gran hombre?¿El perro arrepentido? o a caso una farsa más que prometa un futuro donde no hay nada, de esas que prometen esos hombres sin ideales trazados, de esas que prometen los simples mortales.

Y en este pueblo pintoresco, desde este balcón florido se pierden mis recuerdos, él ya no existe, sólo la esencia de ese amor ingenuo que nació una noche a la luz de la luna y se esfumo no sé en que punto del camino en manos de un hombre sin escrúpulos que no fue el mismo de ayer, y a quien ya no quiero hoy.

Oasis | Perderse



 Perderse.
Abrir los ojos, y mirar las estrellas desenrollarse desde un manto plagado de luciernagas errantes y difusas. Respiro, ¿respiro?. Respiro. Mover los dedos lentamente, y rozar esa sustancia áspera y seca que envuelve mis manos, ese mar de partículas invisibles en la noche que se cuela por cada resquicio de mi cuerpo, que inunda mis cabellos y mis oídos, y revolotea en vendavales inconstantes sobre mi cuerpo que yace muerto sobre su superficie. Estoy en un mar, compuesto de lo más superficial del mar y al mismo tiempo, lo más contrario, pero no lo sé, aún no lo sé. Me molesto conmigo, no sé dónde estoy recostado, no quiero saberlo y lo único que contemplo de manera incesante son dos estrellas, me aterra la idea de recordar que las estrellas podrían no existir, y su luz no ser más que la recolección de momentos pasados, plagados de luz hasta la saciedad, e incluso trangrediendo sus límites. Mentira, una luz falsa que me baña sin descanso, pálida, titilante, fría, porque su calor ya no puede alcanzarme. EL corazón abierto, late despacio, ¿estará cansado?, ¿tendrá frío?. Sin luna no hay esperanza, las horas de la tarde en que el cerebro está bañado de buenas intenciones, de augurios en el mañana están tan distantes, y eso no es porque hayan pasado muchas horas desde el atardecer, sino porque en mi atemporalidad irresoluta no sé en que tiempo estoy parado. Ahora, eso es todo lo que tengo, un ahora continuo, doloroso e irremediable que se desliza como un aire denso y susurrante sobre el corazón abierto, que late y sangra hacia adentro. ¿Cuánto hace que dejó de bombear?, ¿Hace cuánto que sangra en hemorragia interna?. La sangre derramada, mezcla de sentir y horror, miedo y futuro destrozado, se licúa con mis venas y me arrastra hacia el fondo de la arena sobre la que floto, a duras penas floto. La arena se rebela y me consume por momentos, es densa e irrespirable. ¿Se puede decir que algo es irrespirable, cómo un reproche, a algo que nunca ha sido de otra forma?, ¿No es acaso una estupidez pedirle peras a los olmos?. “Sin música, la vida deja de ser vida”, y no hay música, entonces no hay vida, entonces floto a la deriva en una masa grisácea que intenta ahogarme, ¿qué es eso?. Soledad, soledad en su más profunda existencia, en su más completa revelación, al fin estoy en su superficie, las dos estrellas titilan, cada vez más débilmente, empiezan a parecer globos lejanos, cada vez más lejanos que se consumen a sí mismos. Intento llamarlos, nombrarlos, si me acostumbro a ellos podré inventarles historias, de alguna manera creo que los conozco, pero se disuelven en la distancia cuando les cuento del futuro, aquí no hay futuro, esto es la noche y la noche sólo puede discurrir esperando, en completa espera que sume al mundo en la muerte, y yo estoy vivo en medio de tanta mortandad, porque los demás duermen y yo sólo estoy despierto. Yo y las estrellas que se disuelven y danzan, se colorean, juegan a formar arcoiris invisibles sobre arcos astronómicos. El negro es la ausencia de luz, y sin luz no hay verde, sin verde no hay esperanza. Mi cuerpo flota entero, sobre el mar de partículas que comienzan a moverse por un viento helado que viene de todas direcciones, pero no forman tornados terribles, sino todo es una masa gigantesca de cosas que burbujean, personas de arena se saludan y personas de arena se golpean, la vida se recrea en estatuas viajeras que sólo existen un instante. Tú, ¿cómo te llamabas?, ¿tenías nombre?, ¿me has abandonado?. “Sólo tu te has abandonado, encuentrate”. Condenado, condenado, condenado, la lluvia no llega y el mar de arena se crespa, las sustancias se crecen y burbujean, la tormenta se acerca, ¿o ya pasó?, ¿dónde estoy?, ¿a dónde voy?, ¿subo o bajo?, ¿esto es derecha o es izquierda?. ¡No!, ¡no!, mi necesidad de auxilio se ahoga en mis últimas burbujas de aire que escapan velozmente de mi boca, y el sonido único del viento me abandona, el corazón busca salida y se licúa, se me escapa, ¿a dónde va?, ¿a dónde voy?, calaveras de arena me hunden, y me defiendo, lo intento, de verdad no quiero ir donde van, una marcha profunda al centro del dolor, “hay que viajar, hay que ir”. ¡Agua para vivir!, ¡Aire para respirar!, “A dónde vas, no hay tal cosa como el aire, el ambiente es un sofoco continuo, un ahogo que no termina”, ¡No!, ¡No!, las estrellas se funden en dos granos de arena y luchando contra mi propio cuerpo-piedra, mi cuerpo-muerto mi alma intenta librarse, pero no hay escapatoria, “Hay que perderse para encontrarse”. ¡Ay, Ay!, sin muerte no hay vida, hay que morir para vivir, la vida y la muerte son la misma cosa ¿lo entiendo, lo entiendes, quien lo entiende, quien me habla?. La arena me cubre los párpados, los oídos y cada pequeño poro de mi cuerpo, lo último que alcanzo a sentir es un frío terrible que se cuela desde mis extremidades hacia mi centro y que congela todo lo que toca, uno se va quedando sin aire, pero no muere, primero uno se alegra, después uno se preocupa, ¿si uno no respira, y no está uno muerto, que es uno?. La muerte me abraza por la espalda y el mundo se dobla sobre si mismo, renegando mi existencia. En el desierto, la arena manda.

miércoles, 18 de julio de 2012

Eduardo Galeano y la literatura


«La literatura me ha dado la inmensa alegría de reconocerme en otros y percibir que hay otros que se reconocen en lo que escribo, como le ocurrió a un amigo mío colombiano que murió hace unos años, Enrique Buenaventura, teatrero, gran tipo, quien me contó esa historia que le había sucedido en Cali, cuando, mientras bebía solo en una mesa, se le acercó un señor desconocido. «Yo soy un obrero y me dijeron que usted es escritor».

—Sí, dicen que soy.

—Ah, bueno, yo quiero que me escriba una carta de amor.

—¿Y para quién?

—Para ella.

—Se la escribo. ¡Cómo no! ¿Y qué quiere decir?

—¡Ah, si supiera no le pido!

«Entonces la escribió y al día siguiente el hombre vino a agradecerle: “Muchísimas gracias, porque yo no sabía que era eso lo que yo quería decir”.

Eduardo Galeano

Tomado de:  Juventud Rebelde


martes, 17 de julio de 2012

Costra.





No te arranques la costra evolutiva, Masiosare;
deja que tu tierra borbotee su propia purulencia.






No nos queda nada



Ni una gota de amor, ni un mililitro de pasión esa que antaño corría por cada una de nuestras arterías y llegaban a un afluente torrencial haciéndonos perder en la locura, ya no queda nada de eso, ni una pizca de palabras de esas que entibiaban la situación cuando me salía de control, no nos queda nada.

No nos queda nada, juntos no tenemos ni la cuarta parte de lo que ayer tenía; de mi no creo que te quede nada, sin embargo a mi de ti me quedaron un montón de recuerdos, las llagas causadas por tu ir y venir de sentimientos, me quedaron las huellas indelebles de tus manos sobre mi cuerpo y los besos tatuados en mi espalda que decir de ellos, me quedan los recuerdos de tus besos, me quedan los recuerdos de los juramentos, de las palabras que se hicieron polvo una noche triste y gris, una noche en la que llegamos a la conclusión de que tu yo no tenemos nada; quizás tu de mi no lo tengas pero no podemos negar que a mi de ti me queda mucho, a mi de ti me queda más que mucho un montón de mi todo, de ti me queda más que todo un poco más.

Pero esta noche hemos decidido no dejar ni un poco de esperanza, para que dejar los cabos sueltos si sabemos que nada dara resultados ya, el amor que nos unía se consumió por la desconfianza y la incertidumbre, los sentimientos tan poco sostenidos se fueron desvaneciendo al compás de mentiras furtivas que surgían a través de celos y juegos que hoy me tienen aquí ofreciendo mis más eternas disculpas, ofreciendo en cualquier momento un poco de eso que me queda de ti aunque a ti no te quede nada de mi, aunque juntos no tengamos nada de los dos; nos amamos pruebas suficientes hay, nos cansamos de esperar, quizas esa sea la respuesta más normal de esto que hoy nos separa, y sin embargo yo siempre he estado dispuesta a afrontar lo que venga siempre que tu estuvieras, no pudimos mantener un amor a distancia, no pudimos amarnos después de las circunstancias que pena, que lastima: en realidad ya no nos queda nada, al menos no nada que compartirnos, porque tus historias de amor me podrían lastimar, porque mis mentiras de dolor te podrían llegar a abrumar.

Yo no me cansé de esperar simplemente no podía estar sin ti, pero ya no nos queda nada, nada de eso que antes nos unía a los dos, y si lo hay quizás ya no sea de tu incumbencia, quizás hayas decidido dejar toda esa historia atrás y no me quejo.

P.D. No olvides que hasta el más enamorado corazón se cansa de estar en el olvido, de ser tratado como un puñado de basura que se pisotea cada vez que se antoja, cada vez que el ocio nos hace daño.

lunes, 16 de julio de 2012

Bienvenidos a Santa María de la Victoria

 foto por rbairdpccam @Flickr 



 Tres camionetas tipo pickup con logotipos del Instituto Nacional de Antropología e Historia arribaron a eso de las seis de la mañana al embarcadero, traían el equipo necesario para la investigación. Detrás y con una hora de retraso, pues pararon a desayunar, venía una vagoneta con el equipo de personas que venían a hacer la  investigación definitiva de la ubicación del pueblo de Santa María de la Victoria.

Samuel Solórzano observó el río y aspiro profundo los aromas que arrastraba la corriente superficial, una sonrisa se dibujó en su rostro barbudo y se giró a sus compañeros: "Santa María de la Victoria, el escurridizo poblado que fue el primer asentamiento español en México, y  tal vez en la América Continental, ese es nuestro objetivo,  hay que encontrarlo, ha estado perdido, pero de esta no escapa". Las investigaciones más recientes que habían descubierto cerámica de fabricación española del siglo XV esparcidas por alrededor de un kilómetro en el margen izquierdo del Grijalva, habían inyectado ánimos y esperanzas en el equipo. Aquellos cuatro hombres y una mujer, contemplaban el caudaloso  río que arrastraba troncos, lirios y hasta animales muertos, el Sol despuntaba y el color café lechoso del cauce se veía aún más oscuro y amenazador. María Villegas, la geografa se asomaba de cuando en cuando entre los tablones del embarcadero y se preguntaba que animales los estarían acechando, ella que provenía del centro del país jamás había estado "ante tremendo montón de aguas" como decía, y se la pasaba observando nerviosamente la  superficie de las aguas que constantemente se perturbaban por peces, aves, manatís, e incluso lagartos y cocodrilos; "Lo que más me preocupa, es que no sabemos que carajos hay debajo de nosotros, aquí no se ve nada", sus compañeros asentían, mientras continuaban bajando las provisiones a las tres lanchas que estaban apostadas en los lados del muelle. Jacinto Garzón maniobraba con una palanca la  más grande de las lanchas y era él también el  responsable de que el equipo se mantuviera a salvo. Lo acompañaban sus hijos Silverio y Manuel a bordo de "La doña" y "Palmita" dos lanchas de igual envergadura, pero más pequeñas que "Juventina". Jacinto vivía del río, era uno de los primeros hombres que habían aprendido a manipular a la perfección lanchas con motor fuera de borda "lo más cabrón es acontentar al motor, tenerlo como quiere, pa' que no andee haciendo sus jaladas", le comentaba a Javier Soto, el periodista que había llegado desde Villahermosa a cubrir las investigaciones, llevaba su sombrero de pescador y su chaleco, en una libreta francesa azul, anotaba todo lo que oía y veía, "ya veras cuando venga, publicaré el diario de la expedición y me haré famoso", soñaba cuando le contaba a su hermana lisiada que había sido asignado a irse con los científicos. Javier sabía que había pescadores más experimentados que Jacinto, estaban los prácticos del puerto de Frontera que conocían el río a la perfección, algunos incluso descendientes de viejos que llevaron barcos desde Frontera hasta Villahermosa, así que curioso, y adelantando su nariz aguileña preguntó "¿Y como fue que le eligieron?", "Pues verá, cuando dijeron que iban a hacer una expedición, que venían de México, todos se apuntaron, pero cuando dijeron que era pa' encontrar al mentado pueblito ese, todos empezaron a echarse pa' atrás..." y agregó un poco reflexivo pero orgulloso "¡pinche gente supersticiosa!" y se inclinó, mojó su mano y la sacó formando una cruz para persignarse.

Una vez que las cosas estuvieron aseguradas, y que los cientificos María Villegas, Samuel Solórzano, Carlos Silva, antropólogo, Juan Acosta, arqueólogo,  Manuel Urrutia, biólogo y el periodista lograron acostumbrarse al bamboleo de la lancha, las tres embarcaciones partieron con dificultades, río arriba, el sonido de los motores causó revuelo en los manglares y garzas, pijijes y aves irreconocibles emprendían el  vuelo aterradas.

La esposa de Jacinto y sus dos hijas más pequeñas se quedaron en el embarcadero, junto con un grupo de pobladores cercanos que les lanzaban "Dios los bendiga y regresen con bien"  desde la distancia, así permanecieron media hora y al cabo de un rato, sólo Milagros estaba parada viento hacia el horizonte, el sol le hervía los cabellos negros y los pies descalzos. Por el contrario, apenas despegaron del embarcadero y comenzaron a alejarse río adentro, la expedición empezó a entrar a una niebla espesa, los extranjeros se miraron entre sí, mientras Jacinto les gritaba "Ahhh esto es normal, deberían ver en Marzo como se pone, ya verán el pinche calor que va a haber" y los chilangos se sentían más tranquilos. María vigilaba el río y el movimiento de la lancha que le ponía los nervios de punta, en cierto momento, la niebla se espesó tanto que uno no veía ni su reloj, Villegas se empezó a sentir alarmada, ahora uno no sabía por donde vendría el golpe...El motor de la doña se empezó a escuchar menos y las otras dos lanchas redujeron la marcha, pero el río comenzaba a arrastrarlas "¡Pinche Silverio, que chingaos haces, jálale canijo, nos vas a hacer perder el día!" los gritos de Jacinto se perdían en la sustancia gris que le entraba por los ojos y no encontraban eco, entonces las dos lanchas restantes se juntaron y emparejaron sus puntas "Hay que parar pa' saber donde está el cabrón de Silverio, ¡Vamos a detenernos pa' ver que pasó con la otra lancha!", "¡Está bien!", gritaron con voz tímida los pasajeros. Conforme las lanchas se movían hacía la orilla del margen izquierdo a Jacinto le pareció que la orilla estaba muy lejos, y comenzó a dudar de su sentido de la ubicación, primero creyó que estaba más bien en una laguna y luego que en realidad no avanzaban, por fin Juventina golpeó con un muelle viejo y podrido que estaba en la orilla y Jacinto corrió a amarras las dos lanchas, su hijo Manuel lo ayudaba, todo quedó en silencio. "Que niebla tan espesa, va a haber un chingo de calor" se repetía Jacinto para calmarse.

Esperaron, sentados en los troncos que habían  en el muelle, hasta que comenzó a oírse lejanamente el rumor de la doña. La euforia que invadió al grupo impidió que vieran al hombre que subía al muelle y pasaba de ser una sombra a un ser andrajoso jorobado y viejo, se acercó a Jacinto y preguntó "¿Me llevan?", todos se sobresaltaron al oír su voz, y lo miraron con desconfianza. María se apiadó de él, "vamos a darle el ray" y se impuso ante la mirada atónita de todos, el sujeto se sentó a un costado de María y una vez que la doña se acercó a las otras dos, el avance continuó.

— Y usted, de ¿donde viene, señor?
— De por aquí, pero no tenía en que regresarme
— Y en que llegó
— En el Nautilus
— ¿Una lancha?
— ¡No!, es un barquito de vapor
— ¿de vapor?
— ¡Si!, ¿que nunca ha visto uno?
— No soy de por acá —  María volteó a ver a Jacinto para preguntarle con la mirada, quién le devolvió un no con la cabeza y una seña de locura
— Ah, el Nautilus era muy bonito, hace mucho que ya no lo veo por acá... ni a nadie
— ¿Y porque?
— Pues estoy muy lejos, de todos
— Tiene usted razón, ¿como se llama a donde va?
— ¿A donde voy?...
— Si, si, a donde quiere que lo llevemos
— No recuerdo, sé que queda  por aquí — se movío un poco para mirarla de frente — ¿Sabe?, estas aguas son muy frías, no se le vaya a enfriar el corazón, usted está muy bonita para eso, ¿tiene hijos?
— No, no tengo
— Yo tenía uno, pero me lo mataron...eso es feo, sabe... una mujer lo mató...pero ya no hay que hablar de los muertos, hay que dejarlos en paz...en paz, ¿sabe?...una mujer lo mató...en paz, los muertos deben descansar...
— ¡Tiene usted toda la razón!  — Los demás observaban nerviosos la plática, hasta Jacinto empezaba a sentir que algo no estaba bien.
— ¿No huele eso?
— No, ¿que cosa?
— Mmmm, el pan de don Filo, que rico, ya están preparándolo, ¿tiene usted la hora?

Por primera vez desde que iniciaron el viaje, María revisó el reloj, y se puso pálida, se acercó al periodista y le dijo que su reloj fallaba,  el periodista revisó la hora y dijo "Son las...jajaja, ¡mi reloj está loco!, las cinco y cuarto de la tarde jajaja", María lo miró con los ojos bien abiertos, "esa misma hora tengo", los demás buscaron sus relojes, y uno a uno fueron corroborando la hora, — ¡No puede ser!, hemos estado aquí sólo un par de horas— Jacinto miró el tanque de gasolina y estaba lleno, ¿cómo habían viajado tanto?. La niebla comenzó a disiparse.

— Mire, ¡ahí está el muelle! — Un muellesito apareció en la orilla y Jacinto se acercó a él,las otras lanchas permanecieron en la corriente. La punta de la lancha golpeó con las bases y el viejo se levantó de golpe, el práctico corrió a ayudarlo y a sujetar la lancha, unas sombras empezaron a aparecer en el muelle, y un frío recorrió el cuerpo de Jacinto en cuanto puso un pie en el muelle, la niebla empezó a desaparecer y un olor fétido venía de todas direcciones.
— A los muertos hay que dejarlos en paz...no se le olvide señorita — descendió de la lancha el viejo.
— ¡Vaya con dios!
— ¿Cual dios?, aqui no hay ni dios ni diablo.
Sonidos de tumulto comenzaron a llegar de todas direcciones, y el río comenzó a amainarse, se escuchaban gallos, gallinas, pájaros, niños corriendo, cayucos llegando y saliendo. Un silbato se escuchó a lo lejos, y todos en la lancha empezaron a mirar hacia todos lados desconcertados.
— Rápido tomen mi mano, les gritó un hombre con una sotana sobre el muelle
— ¿Quién es usted?
— Suban si algun dia quieren regresar por donde vinieron
— ¿Qué dice? — la sombra con aspecto de párroco jaló a Jacinto primero, luego a María, y después apuró a los demás...
— No se suelten y síganme — Los hijos de Jacinto apenas lograron amarrar las lanchas y se subieron al muelle. El sol comenzaba a cegar a los desembarcados.
— ¿Dónde estamos? — El parroco respondió con voz grave y sin dejar de caminar
— Están en ningún lado, bienvenidos a Santa María de la Victoria.


domingo, 15 de julio de 2012

La vida me regalo




Escribo cuando tengo tiempo de pensar en el ayer o en el mañana, pues cuando pienso en el regalo de hoy no puedo ni regresar ni viajar, simplemente permanezco estática en el hoy; hoy solo puedo pensar en cuanto tiempo perdido deje ayer, aquel tiempo que no podré jamás recuperar, tiempo que ayer perdí pensando en el mañana, tiempo que hoy pierdo pensando en el ayer, nada más valioso que el tiempo y el amor, nada más valioso que mis dos amores.

Hoy se me ha hecho benéfico ocupar un poco de tiempo en el ayer, pero no en el ayer lejano sino en el que fue más próximo a mi; en el regalo que la vida me preparo, un banquete exquisito en la mesa del señor, con un poco de vino y amor al por mayor, risitas pispiretas, carcajadas coquetas que dejan mostrar un par de perlitas nacaradas del color del marfil, risitos dorados cayendo sobre su frente, risitos que disfruto cada vez que mojo sus cabellos, cada vez que juego con ellos; la vida me dejo un montoncito de amor, quizás vino de París o tal vez de New York, aunque siendo más prudentes podría demostrarles que fue parte de mi por 3/4 partes de año, por un periodo exactamente no tan precioso como lo es ella, como lo es para mi. La vida tambien me regalo un par de ojos miel que se dejan resplandecer en contraste con el sol, un corazon fracturado que pronto se vio llenado, la vida me regalo unos labios de cereza y miel que se pierden con los míos en el momento mágico de un beso soñador, me dio su corazón repleto de un mundo de amor, la vida me regalo un ser maravilloso que da todo de sí que no espera nada recibir.

La vida una vez me quito, si me quito un peso de encima y por ello me repuso con crece dos amores que no son de mentira.

viernes, 13 de julio de 2012

Fragmento del Poema IX, La Subversión Umbilical, INHUMAR.



  




Despídete del rancho introspectivo,
               color cobre rulfo,
         la piel de tus empeines.

Destila aquí los últimos rencores de tu cáncer,
que las aguas termales emanen de tus ojos
como mantos que lastiman adrede,
                dejándose llevar sin rabia a los portales dolorosos
de la tarde parida.

Ebulle, heroica.
                    Rumiaré yo el odio en nombre de tus dientes, tus falanges.

Seguiré masticando la yerba hasta
que de la yerba se adormezca la bravura.            
Seguiré enardeciendo a infierno aquel ropaje
                                      (olor a leña, toxina de este pueblo)
mi traje de sepelio chamuscado entre el inunde.  
                                         
                    
                  Que con Madre se muera este poblado,    
que no quede aquí más que el blanco carbón de la agonía,
el grito de una iglesia atragantada,
el rastro del fragmento del ancestro,
la partera mujer acribillada
-forense fantasma que me aguarda sin sigilo-.
      
             
                   Que Madre se despida según el susurro,
la carretera, la fonética,
el cáncer de vesícula biliar como método amoroso
de las frondas,
de cuerpo atardeciendo, de viejas refacciones;

la vida que bulle entre los tuétanos,
                                        o suyo ya detrás el heroísmo,
 atrás muy en su nuca
                              oteándose el pasado,

los perros advirtiendo, la vergüenza:

              No volverás, In Vitro, radiante cataclismo.


Temaca, 
                        Muchacha triste y cancerosa,   
           la lúgubre metáfora escondida entre los cerros. 

jueves, 12 de julio de 2012

Remembranzas




Un día se acordó de mi. Me envío un mensaje desde su móvil, y yo recordé el último día de clases que la pasamos lindo, muy lindo, muy juntos. Ella siempre coqueta. Yo, impresionado, apagado en un principio, renovado luego gracias a su tenacidad.  

Después, no la vi más. Quise que el semestre no hubiera terminado, pero en la vida los deseos no definen el futuro. Inevitablemente las vacaciones iniciaron y con ellas la monotonía. Hasta que de repente, una noche recibo un mensaje de ella pensando en mi. Las palabras y las letras maravillosas van y vienen. Después, las salidas al cine, al café y a comer. Voy conociéndola a pedacitos, armando el rompecabezas de su vida y la mía. Sin imaginármelo, me adentro en sus ojos preciosos de mirada triste, que me cautivan y me enamoran.  

Tras un viaje intenso, en el que descubrí su esplendor, quedé flechado, encantado, atado a ella. Yo no quería pero me fue envolviendo. Sabía que entraba en terrenos peligrosos en los que en definitiva yo era el que podría perder. Pero aún así, acepté, tomé el anzuelo y me enganché. 

En una de nuestras citas, nos quedamos con el aliento de decirnos algo cuando íbamos en el taxi. Ella preguntaba mientras yo, balbuceaba y respondía incoherencias. Hubo un momento de silencio, el destino final y la separación momentánea. 

Aquella vez, fue la primera en que regresé a casa arrastrando los pies, pensando en que la perdería definitivamente, lamentando mi existencia, tropezando conmigo mismo. Lo que no sabía, es que en aquel momento, ella sólo pensaba en mí. Debí robar su corazón completamente, pero cobardemente no lo hice. 

Cuando las vacaciones terminaron, supe que él estaba de regreso y por supuesto, venía a reclamar lo suyo. Ahora, la historia se repite y yo querido lector, déjeme contarle, estoy muerto. Antes de que deje de leer estas humildes líneas, permítame hacerle una aclaración: morí en la línea, dando pelea.

Yo no escogí quererla es cierto, pero los pretextos poco importan ahora.

De Nada Sirve by No Te Va Gustar on Grooveshark



Audiolibro Recomendado del Mes

Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):