sábado, 30 de octubre de 2010

Migrante aun no identificado [Elena Poniatowska]



Quién sabe cuanto faltará pero otros han cruzado a Estados Unidos y han encontrado trabajo y hasta mandan traer a su familia. No soy el único en atravesar, soy el 57 de 72, pero no caminamos juntos los 72, llamaríamos demasiado la atención. Caminamos a buen paso, cada quién con su pensamiento, caminamos de sol a sol, caminamos sin detenernos casi, otros lo han hecho. Seguro, ya pasó lo más duro. 

Tamaulipas suena a flor, a tulipán, a buena sombra. A pesar de los huizaches se puede caminar, claro que cuesta trabajo llegar pero se llega. A los demás no los conozco y se me hace más fácil platicar con las mujeres, sobre todo en la noche, cuando andamos con un pocillito caliente en la mano e intercambiamos unas cuantas palabras. No muchas, las indispensables. Son como catorce las mujeres pero apenas si levantan los ojos. Guardan todas sus fuerzas para el camino. Son anónimas. Toda la vida, conviene ser anónimo. Mejor no tener nombre, allá me lo voy a hacer, allá lejos de El Salvador y Honduras, lejos de Ecuador y de Brasil, lejos de la favela y la inundación, de las aguas negras y del techo caído, lejos de la intemperie y las armas de fuego, los rifles, las carabinas, los cartuchos y los cargadores, lejos de la policía y de los cárteles. Allá, nuestras colonias que trepan por el monte sin luz y sin agua, allá en los derrumbaderos, allá donde la vida está en obra negra, allá esperan la noticia: “Ya llegué”. Dejé a Martina y a los cinco hijos, dejé a Ángel de tres. Ya come solo, Ángel ya come solo. Lo que hay que no es mucho pero él lo come solo. 

Me están esperando. Cuando llegue les aviso y les mando. El lunes 23 de agosto, 72 hombres y mujeres son masacrados. Tamaulipas no sabe nada. Uno solo, a quién los asesinos creyeron muerto es el que avisa, el único sobreviviente, Luis Freddy Lala Pomavilla, ecuatoriano. Los encontraron amarrados, a algunos les dieron el tiro de gracia, el rostro contra la tierra. Al sobreviviente habrá que salvarlo de ahora en adelante. Salvarlo de México, salvarlo de si mismo, salvarlo del disparo que no le dio, salvarlo de nuestro continente, salvarlo para que pueda ir a ver a Martina y a sus cinco hijos a explicarle. Lo inexplicable. 

Elena Poniatowska

miércoles, 27 de octubre de 2010

Notas [Ernesto "Che" Guevara]


En cualquier libro de técnica fotográfica se puede ver la imagen de un paisaje nocturno en el que brilla la luna llena y cuyo texto explicativo nos revela el secreto de esa oscuridad a pleno sol, pero la naturaleza del baño sensitivo con que está cubierta mi retina no es bien conocida por el lector, apenas la intuyo yo, de modo que no se pueden hacer correcciones sobre la placa para averiguar el momento real en que fue sacada. Si presento un nocturno créanlo o revienten, poco importa, que si no conocen personalmente el paisaje fotográfico por mis notas, difícilmente conocerán otra verdad que la que les cuento aquí. Los dejo ahora conmigo mismo; el que fui... 


Ernesto "Che" Guevara

domingo, 24 de octubre de 2010

La mala memoria [Eduardo Galeano]


La amnesia, dice el poder, es sana. Desde el punto de vista del poder, no sólo estaban y están locas las madres de sus víctimas, sino que también están locos sus propios instrumentos, los verdugos, cuando no pueden dormir a pata suelta, sin otra molestia que los mosquitos del verano. No es mucha la gente que nace con esa incómoda glándula llamada conciencia, que segrega culpa, pero a veces se da: cuando un oficial del ejército argentino, el capitán Scilingo, reveló que no podía dormir sin lexotanil o borrachera desde que había arrojado al mar a treinta prisioneros vivos, sus superiores le recomendaron tratamiento psiquiátrico, porque se había vuelto loco.

El gobierno argentino ha enviado a Europa a más de un oficial nazi, aplicando la extradición por crímenes masivos cometidos hace más de medio siglo, al mismo tiempo que otorgaba impunidad, y aplausos, a los oficiales argentinos que habían cometido crímenes masivos hace un rato nomas. La memoria y la justicia, ¿son lujos que los países latinoamericanos no pueden permitirse? ¿Estamos obligados a vivir en estado de perpetua mentira? El poder identifica a la memoria con el desorden y a la justicia con la venganza. En nombre del orden democrático y de la conciliación nacional, se han dictado leyes de impunidad de los países latinoamericanos que vienen de sufrir dictaduras militares. Esas leyes, que entierran el pasado, destierran la justicia.

Cuando en 1989 se realizo en el Uruguay el plebiscito contra la impunidad, la mayoría de la gente cayó en la trampa de la propaganda oficial, que sembró el pánico bombardeando con amenazas a la opinión pública. Lavado de memoria, lavado de cerebro: si se castigaban los crímenes de la gente de uniforme, o si simplemente se abría la posibilidad de que semejante cosa ocurriera, la violencia volvería, se repetiría la historia. El olvido era el precio de la paz.

La experiencia dice todo lo contrario. Para que la historia no se repita, hay que recordarla la impunidad, que premia al delito, estimula al delincuente. Y cuando el delincuente es el Estado, que viola, robe, tortura y mata sin rendir cuentas a nadie, se emite desde el poder une luz verde que autoriza a la sociedad entera a violar, robar, torturar y matar. Y la democracia paga, a la corta o a la larga, las consecuencias.

La impunidad del poder, hija de la mala memoria, es une de las maestras de la Escuela del Crimen. A esa escuela acuden, hoy por hoy, muchos millones de niños latinoamericanos; y el alumnado crece día a día.

Eduardo Galeano

sábado, 23 de octubre de 2010

El pensamiento olvidado [Alí Chumacero]



Pensar en tu mirada y en mi olvido
dejando el pensamiento dilatado
a través de tus ojos, anegado
de su mismo vivir con tu sentido;

después mirar tu olvido que en mí asoma
como una rosa que al espacio diera
leve prolongación y luego fuera
la propia luz que toca con su aroma,

es entregarme a ti sin más denuedo
que la lucha del cuerpo contra el viento,
y contigo soñando estar tan quedo

como náufrago mar o vano intento:
porque ya que pensarte en mí no puedo,
dejo olvidado en ti mi pensamiento.

Alí Chumacero

viernes, 22 de octubre de 2010

Cierta gente [José Ángel Cuevas]



Gente que ha caído en una profunda depresión
se perdieron como cuadros revolucionarios
al interior de sus mundos/ ríos espesos y negros/
duermen/ duermen y no quieren despertar
o al revés sufren insomnios agudos/
abren sus archivos personales cada noche
al padre/ la madre/ un auto botado en la calle/
un camino lleno de bares/
un Gobierno posmodernista.

Eh, cómo seguir en esta pieza/
oyendo martillazos/
llantos/ mares de la noche.

José Ángel Cuevas

Los Cangrejos [Guillermo Prieto]


Casacas y sotanas
dominan dondequiera,
los sabios de montera
felices nos harán.
Cangrejos a compás
marchemos para atrás
zis, zis y zas,
marchemos para atrás.

¡Maldita federata!
¡Que oprobios nos recuerda!
hoy los pueblos en cuerda
se miran desfilar
Cangrejos, a compás,
marchemos para atrás.


Si indómito el comanche
nuestra frontera asola,
la escuadra de Loyola
en México dirá:
Cangrejos a compás,
marchemos para atrás.


Horrible contrabando,
cual plaga lo denuncio;
pero entretanto el Nuncio
repite sin cesar:
Cangrejos a compás
marchemos para atrás.


En ocio, el artesano
se oculta por la leva;
ya ni al mercado lleva
el indio su huacal.
Cangrejos a compás,
marchemos para atrás.


(Estrofas ¿de otra mano?, 1861)

Al sable y al bonete
el pueblo les dirá:
en las revoluciones
pararse es ir atrás.
Rompí ya mis cadenas,
brilló la libertad;
que marchen los cangrejos,
que marchen al compás.

Murió la tiranía,
ya sólo imperará
de la Constitución
la excelsa majestad.
Por eso al que pretende
ad libitum mandar,
el pueblo grita airado
¡cangrejos, para atrás!

Si progreso y reforma
palabras son no más,
y tras ellos no marchan
honor y probidad;
si sólo es ilusión
la santa Libertad,
no hay duda que marchamos,
cangrejos, para atrás.
Guillermo Prieto
(Himno contra los conservadores. 1818-1897)

miércoles, 20 de octubre de 2010

Vientre profeta sin tiempo [Roque Dalton]


Yo no soy de ningún siglo.
Vivo ausente del tiempo. Soy mi siglo como soy mi sexo y mi delirio.
Soy el siglo liberado de toda fecha y penumbra.
Pero cuando muera, el profeta que hay en mí se alzará como un niño sin moral y sin patria. Un niño loco con lengua de alaridos. Entonces amanecerá en el millón de
Galaxias.
Madres del futuro; cuidado; cuando muera puedo volver.
Entonces, ay, vientre que me aguardas, dulcísimo catedral de tinieblas.
  
Roque Dalton

viernes, 15 de octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

Aunque bien sé que no me extrañas [Rubén Bonifaz Nuño]


Aunque bien sé que no me extrañas,
aunque tengo la razón, me acuerdo:
el cáncer terminó; te ausentas
por todo lo mal que supe amarte.

Ya fui desventurado cuando
estuviste aquí, y en el momento
donde te vas, me desventuro.
La sola ventaja de estar ciego
es acaso no poder mirarte.

Ya morir sin arrepentimiento
es mi esperanza, y te lo digo
porque al fin te conozco;
que si he pedido muchas cosas,
pude pagar con sobreprecio
las pocas que me fueron dadas.

Mientras más mal te portas, mucho
más te voy queriendo, y porque espero
menos, me injurio y te acrecientas.
Así tuvo que ser: de tanto
que te procuré, me aborreciste;
tan sólo pesares te he dejado.

Raspaduras de celos, dudas
que no opacaron la certeza
de cuanto en ti me desolaba.

Tú, como si nada, te diviertes;
pero entristécete:
si todos sabrán que estoy quemado,
ninguno sabrá que por tus llamas.

Vete como de veras; pierde
el número atroz de este teléfono,
la dirección que no aprendiste,
aquel corazón tan despistado.

Igual sigue siendo todo; nadie
hay como tú, por mi fortuna;
pero a nadie como tú he llegado.

En el agua escrito y en el viento
quedó el amor perpetuo. Sombras.
Y me quemo, y de mejor violencia
—ay, mamá— te alumbro al apagarme.

Ya te conozco, ya obligado
soy a bien quererte y despreciarme.
Pero no, porque me da vergüenza;
pero sí, porque me estoy muriendo
sin voluntad ni penitencia.

Y por todo: porque no quisiste
permanecer, porque me olvidas,
porque me voy tristeando, gracias
te doy. Y por andar de noche.

Rubén Bonifaz Nuño

martes, 12 de octubre de 2010

Colón [Eduardo Galeano]


Cae de rodillas, llora, besa el suelo. Avanza, tambaleándose porque lleva más de un mes durmiendo poco o nada, y a golpes de espada derriba unos ramajes.

Después, alza el estandarte. Hincado, ojos al cielo, pronuncia tres veces los nombres de Isabel y Fernando. A su lado, el escribano Rodrigo de Escobedo, hombre de letra lenta, levanta el acta.

Todo pertenece, desde hoy, a esos reyes lejanos: el mar de corales, las arenas, las rocas verdísimas de musgo, los bosques, los papagayos y estos hombres de piel de laurel que no conocen todavía la ropa, la culpa ni el dinero y que contemplan, aturdidos, la escena.

Luis de Torres traduce al hebreo las preguntas de Cristóbal Colón:

—¿Conocéis vosotros el Reino del Gran Kahn? ¿De dónde viene el oro que lleváis colgado de las narices y las orejas?

Los hombres desnudos lo miran, boquiabiertos, y el intérprete prueba suerte con el idioma caldeo, que algo conoce:

—¿Oro? ¿Templos? ¿Palacios? ¿Rey de reyes? ¿Oro?

Y luego intenta la lengua arábiga, lo poco que sabe:

—¿Japón? ¿China? ¿Oro?

El intérprete se disculpa ante Colón en la lengua de Castilla.

Colón maldice en genovés, y arroja al suelo sus cartas credenciales, escritas en latín y dirigidas al Gran Kahn. Los hombres desnudos asisten a la cólera del forastero de pelo rojo y piel cruda, que viste capa de terciopelo y ropas de mucho lucimiento.

Pronto se correrá la voz por las islas:

—¡Vengan a ver a los hombres que llegaron del cielo! ¡Tráiganles de comer y de beber!

Eduardo Galeano

Una sola mirada, diferentes visiones.

domingo, 10 de octubre de 2010

Días de largos viajes


 Días de sentir que estoy vivo, de sentir que sigo aquí. Días de sentirte a vos, de sentirnos ambos dos. Días de largas avenidas, grandes sueños y esperanzas. Días de redescubrirme y redescubrirte a tí. Días en los que quisiera fueses mía, y estuvieras ahora junto a mí. 

Una sola mirada, diferentes visiones.

sábado, 2 de octubre de 2010

La memoria no lo olvida [2 de Octubre de 1968]


La memoria no podrá ocultar lo que sucedió aquel 2 de octubre en Tlatelolco, será inevitable. Todos, incluyendo los que nunca estuvimos ahí y a los que no habíamos nacido en ese momento, sabemos lo que ocurrió y continuamos presentes en esta lucha,  en estos episodios de volver a vivir y forjar el destino de nuestra nación.

Ese día salieron, juntos, todos juntos ellos, los fantasmas de la libertad, invadiendo las calles para manifestar una vez más su inconformidad contra los gobiernos represores. Marcharon buscando conquistar los derechos perdidos, esos por los cuales lucharon nuestros antecesores, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros tíos y nuestros ancestros. Pero era inevitable, el sistema no sabía escuchar, se había estancado en el tiempo. Era inevitable que la sangre indígena brotará por toda la plaza, salpicando a su paso, cimbrando cada centímetro del lugar donde todas las generaciones de edificios se reunen y nos muestran la importancia de no olvidarnos de los acontecimientos. 

La historia se repite. Hoy a 40 años de la matanza de Tlatelolco, a decenas de años de la conquista española, continuamos peleando contra el opresor, en busca, como hace un montón de años, de una libertad plena.


Los que nunca partieron [2 de Octubre de 1968]



Dos de octubre por la noche. Lluvia y consignas,  tanquetas, disparos, gritos y silencio, masacre. La memoria no podrá ocultar lo sucedido en Tlatelolco, será inevitable.

Porque ese día salieron, juntos, todos ellos, los fantasmas del sistema que se atrevieron a alzar la voz en tiempos de silencio, los ausentes en unos juegos olímpicos teñidos de rojo. Quizá las gotas sean lagrimas, quizás la sangre derramada sea color, pero ese día, sin duda los estudiantes cimbraron para siempre la vida política del país.

La memoria no postergará la realidad. La memoria no es corta, no es lejana, está presente. El dos de octubre no se olvida, los estudiantes no desaparecen,  Porque ese dos de octubre sigue ahí, no se olvida. Porque esos estudiantes no desaparecen, no son borrados mágicamente de la plaza de las tres culturas.

Una sola mirada, diferentes visiones.

Los estudiantes [Eduardo Galeano]


los hermanos caídos, originalmente cargada por Zorro Tapatio.
Los estudiantes invaden las calles. Manifestaciones así, en México jamás se han visto, tan inmensas y alegres, todos atados brazo con brazo, cantando y riendo. Los estudiantes claman contra el presidente Díaz Ordaz y sus ministros, momias con vendas y todo, y contra los demás usurpadores de aquella revolución de Zapata y Pancho Villa.

En Tlatelolco, plaza que ya fue moridero de indios y conquistadores, ocurre la encerrona. El ejército bloquea todas las salidas con tanques y ametralladoras. En el corral, prontos para el sacrificio, se apretujan los estudiantes. Cierra la trampa un muro continuo de fusiles con bayoneta calada.

Las luces de bengala, una verde, otra roja, dan la señal.


Horas después, busca su cría una mujer. Los zapatos dejan huellas de sangre en el suelo.

Eduardo Galeano

Historias no sucedidas: Tlatelolco

He venido hoy, desde hace 41 años que vengo a verte. No sé en que lugar de la plaza fuiste fulminado por la bala que te hizo desaparecer, pero estoy aquí deseando que me escuches. Recordándote, rastreando tu presencia en el cemento frío. He vagado durante todo este tiempo, y aquí precisamente, hincado debajo de esta escultura donde aparece tu nombre, lloraré como un niño, dejaré caer mis lágrimas destruidas, agotadas por tanto sufrimiento.

Audiolibro Recomendado del Mes

Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):