Este blog ha sido creado para darle un vistazo al México de hoy, un México diferente y que sin duda alguna ha tenido un cambio drástico, el nuevo siglo nos ha encaminado a rumbos distintos, donde podemos apreciar diferentes ángulos y puntos de vista de la realidad.
"¿Qué nos hace humanos?, ¿el poder pensar?, ¿el poder sentir pena y dolor? tal vez, ¿el poder reír? eso espero, podemos sufrir y reír, conocemos un pasado y un presente, y en cierto modo, un futuro, tal vez lo que nos hace humanos, es que sabemos los suficiente para creer que sabemos a donde vamos".- Taken
Y yo que me moría por ser algo más que tu amiga, y después en un instante derrumbaste todo el alo de esperanza y paz que dibujabas en mi cara, me pusiste una especie de sonrisa guasonica y me dejaste aquí besando los labios de cualquiera, refugiándome en los brazos de chicos sin pudor.
Y tu que me hacías respirar, perderme entre la nada y despertar por las mañanas con la cara irritada de felicidad, tu que fuiste todo en un segundo, en uno mismo empezaste a ser nada; me embriago pensando en tu calor que se esfumó como ráfagas de humo.
Ya no eres, ya no estas, me aliviaste del dolor y así mismo te me vas, lo sueños ya no importan, tus ideas se quedaron en un quizás y los míos mis sueños siguen construyéndose al par de las ilusiones que al igual que todos empezaste a destrozar, no es que ya no te quiera, simplemente me he cansado de esperar y comienzo a buscar los besos de cualquiera, por simple practica.
Buscar besos donde quiera se ha transformado en el deporte ideal, hoy beso unos labios fríos y pequeños en la inmensidad de un lugar lugumbre y tenebroso, mañana quizás bese unos labios cálidos y húmedos que no me dejen respirar, la miel de tu boca ya no es mi prioridad, las caricias de tus manos ya no me interesan como lo hacían en la antigüedad.
No es que ya no te quiera, es que me has hecho volver a recordar que el amor de mis amores ya jamás regresará y que tu, que fuiste un intento de amor nuevo y hermoso también se ha marchado con el sol, me has hecho recordar que tengo madera para asustar, puedo jugar sin que jueguen conmigo, puedo besar sin caer en el tonto juego de amar y después terminar en la soledad.
No es que ya no te quiera, es que simplemente un amor verdadero no se puede aniquilar, aun con la sombra del pasado, esos amores que marcaron el tiempo, los sueños aun en la tempestad no se esfumaran, ni con tus besos ni con los de nadie más.
Pensé que eras distinta. Me hubiera gustado que fuese así. Creo que más bien yo dibujé en mi pensamiento una mujer sublime y quise pensar que luego de tantas conversaciones mutuas, eras lo que andaba buscando por tanto tiempo sin encontrarlo. Después, ambos sabemos la larga historia en la que nos metimos y sus terribles consecuencias.
Confieso que desde mi perspectiva, te presentaste ante mí como una chica rebelde, con sueños a emprender y realizar. Eso me convenció y también imaginar que compartiríamos esos sueños y juntos alcanzaríamos las utopías. Aún, con todas sus dificultades, podrías dejar todo lo que ese mundo te ofrecía para pensar de otra manera, desde lo otro. Eso no sucedió.
Idealicé a una joven comiéndose al mundo en cada una de sus acciones. Eso me conquistó porque pensé que podrías desprenderte de tus ataduras y ser tú misma, la que luego se ocultaba tras su disfraz, la que por las noches decía la verdad. Estaba convencido de que pronto, esa mujer se me presentaría con buenas noticias, libre como a veces te veía en mis sueños.
Pero jamás esa noticia llegó. Luego, desperté del sueño y comencé a armar el rompecabezas entre los dos hasta que unas voces me trajeron la novedad de que nuestra historia jamás sucedió, de que todo fue un invento de mi imaginación.
No supe qué pensar ni qué decir. Negarnos era lo último que esperaba de ti. Fue así que comprendí, una realidad que nunca quise descubrir: jamás podrás separarte de tu mundo color de rosa y ser tu misma. Pensé que eras distinta a las chicas de tu condición y no encajabas en los moldes de esta sociedad. Me equivoqué.
Ahora, tengo el corazón maltrecho, con un futuro bien complicado y difícil, nada parecido a aquella ilusión donde al menos ambos podríamos hacernos fuertes mutuamente, ser uno mismo. Pero después de tanta decepción, sólo me queda olvidarme de tus ojos grandes, tan inmensos como la noche oscura. No recordarte más en los días de lluvia y mucho menos soñar con esos labios gruesos tuyos siempre tan apetecibles.
Hay tantas cosas explicablemente inexplicables, todo de cuanto somos parte, nuestro alrededor, el universo mismo es parte de aquello que pareciera del todo explicable y en un abrir y cerrar de ojos se transforma en un cúmulo de cuestionamientos que lo vuelven a hacer inexplicable.
El amor es una de esas tantas cosas que parecieran poco a poco ir tomando forma y en un instante cambiar rotundamente; existen múltiples explicaciones de la manera en la que este suele apoderarse de uno, sin embargo esas explicaciones no son suficientes para un corazón enamorado que abre las puertas a un universo completamente diferente, se pinta el mundo en un tono que no existe, las palabras se suavizan, el tiempo corre más a prisa; ¿qué es el amor? se pregunta el pequeño que corretea a la mariposa en el jardín mientras a lo lejos una joven pareja se besa desbordando sentimientos y aún más lejos aquella triste dama llora por causa del mismo.
¿cómo puede dar alegrías y dolor? ¿Cómo un mismo sentimiento puede ser tan bipolar?; los científicos explican, dicen, hacen, parlotean y difunden un montón de verdades que ante los ojos de un enamorado no son más que puras falsedades, para que explicar lo inexplicable, para que romperse el coco con algo que jamás podrá ser comprendido como se desea en realidad.
El amor, ¿qué es el amor? ¿nada es el amor? o ¿todo es el amor? lagrimas o sonrisas o una mezcla de las dos por ironía o por dulces melodías, pero siempre se juntan en tal sentimiento que desgarra el corazón, ¿el corazón? y que no se supone que el corazón es sólo un órgano vital y no una maquina de sentimientos, que dicha sensibilidad corresponde al cerebro, ¿alguien me puede explicar? necesito saber...
Estas aquí y después ya no, que te amo, sin duda no tengo el valor para negarlo, antes estaba él, pero Dios mismo sabe que me cansé de esperar, que uno no puede ser mártir tanto tiempo y menos de sus propios sentimientos, que el dolor aprieta y la mentira ahorca, que esperar sin esperanzas es como sentarse en medio del desierto esperando a que empiece a llover.
Lo esperé tanto tiempo o quizás no lo suficiente, pero si lo necesario para que pisoteara mi corazón para que embarrara con sus falsedades mis ilusiones y mis ideas quedaran hechas nada al compás de cada una de sus mentiras que se enmarañaban paulatinamente en mi cerebro, que en ocasiones hasta me quitaban el sueño y en un abrir y cerrar de ojos me dejaba caer al abismo; hoy que estas aquí debo, necesariamente tengo que decirte lo mucho que te amo, y que nada del pasado me afecta ya, que somos uno, que seremos siempre y que todo cuanto tengo lo comparto contigo, porque esta forma de amar es un poco menos torpe que aquellas inexplicables formas en las que se ama sin intereses; siento decirlo mi amor, pero te amo con todos los intereses del mundo, tengo el grandioso interés de pasar mi vida a tu lado, de compartir sonrisas y tiempos lindos, el interés de despertarte con un beso cada mañana o que por el contrario seas tu quien lo haga, estoy interesada totalmente en tu persona, en cuanto vales, en cuanto eres y muchas otras cosas.
Por tanto este amor no es igual que los otros, es una clase de amor que se explica en momentos de tristeza que va desde sonrisas, hasta risas y carcajadas, que se esconde de la nada y salta precipitado al bullicio matador de una sociedad que implora fuertemente una vida sumisa y casta, que pide moral cuando la moral hace tanto tiempo que se ha marchado ya, te amo en este mundo tan idiota, que se queja de la alegría porque no pueden más reír debido a que un dolor abdominal no les permite continuar y después se quejan de la amargura que les estira la sonrisa y no les deja ser feliz, inconformes que se quejan hasta porque tu y yo nos amemos, ¿qué les importa si no son ellos?.
Te amo en medio de las aguas turbias, te amo aún entre los cuarenta días de un diluvio que pronto acabaran resultado de un pacto dejando mostrar colores hermosos en un cielo extremadamente azul, ya ves lo que dicen por ahí, <<Después de la tormenta, siempre llega la calma>>, yo la estoy esperando, pero si las aguas no optan por tranquilizarse me jugaré la vida por ti, me la jugaré en esa forma en la que alguna vez estuve dispuesta a morir y simplemente mi vida no fue lo suficiente para ser feliz, me jugaré la vida a cambio de alegrias, sueños y noches que se vuelvan días a tu lado corazón.
Debo confesar que yo mismo no sé lo que quiero decir con eso del "amor verdadero", y lo curioso es que, aunque empleé muchas veces esa expresión en los interrogatorios, nunca hasta hoy me puse a analizar a fondo su sentido. ¿Qué quería decir? ¿Un amor que incluyera la pasión física? Quizá la buscaba en mi desesperación de comunicarme más firmemente con María. Yo tenía la certeza de que, en ciertas ocasiones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego quedaba más desesperadamente solo que antes, con esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño. Sé que, de pronto, lográbamos algunos momentos de comunión. Y el estar juntos atenuaba la melancolía que siempre acompaña a esas sensaciones, seguramente causada por la esencial incomunicabilidad de esas fugaces bellezas. Bastaba que nos miráramos para saber que estábamos pensando o, mejor dicho, sintiendo lo mismo.
Ernesto Sabato, El tunel.
Nunca me ha sido fácil aceptar la derrota. Estoy construido de esperanzas y he luchado desde el inicio de mi vida contra la adversidad. Incondicionalmente, he dado todo lo que he tenido a mi alcance por las causas que merecen la pena el esfuerzo y el sacrificio individual, aún a pesar de que estas, sean consideradas causas perdidas.
Quizá por esa sencilla razón, es que aún, hasta ayer por la noche, no había dejado de pensarte. Debo advertirte que cada vez más, por una u otra razón, el pequeño fueguito encendido por ti, variaba de tamaño y de intensidad según iban sucediéndose los extraños sucesos entre los dos. Unas veces, dormía plácidamente pensándote y otras más, no dejaba de lamentarme por seguir estando ahí.
Luego vino aquella ruptura infranqueable e irreductible y después un silencio absoluto de ambas partes, que fue como un encierro, como estar en un túnel sin salida. Ya se me iba quitando este deseo y esta angustia de no estar contigo, cuando de pronto, como era inevitable, volviste a aparecer y las circunstancias, por un momento nos unieron en un beso largo y profundo, difícil de olvidar.
Lo confieso, esa noche sentí que estaba en lo más alto del mundo y sinceramente, volé como el mismísimo Girondo. Pero después, el qué dirán volvió a entrometerse entre los dos y como en aquella canción de Johansen, la idea del amor finito se asomó.
La terrible normalidad volvió a ponernos en el lugar de siempre y fue así que comencé a mirarte cada vez más lejos, con una frialdad irreconocible que causaba en mí un doble carácter, pues unas veces sentía que era prueba absoluta de que ya se me estaba pasando tu amor y me tranquilizaba saberlo, porque ya no reaccionaría impulsivamente a sus ofensas, no me quebrantaría por completo ante ellas. Al mismo tiempo, causaba una sensación de preocupación, porque a su vez, un eco de mis ilusiones insistía en que pronto vendrías a mí y la mejor noticia de mi vida, llegaría.
Ahora que doy este repaso de mis últimos días, soy otro hombre, uno totalmente cambiado, diferente a aquel que conociste en el frío e intenso invierno en que nos conocimos. Atrás he dejado los sueños más nobles y las utopías, para dar paso al mundo real, que no tiene absolutamente nada de mágico y es más fatalista, sencillamente, trágico.
Los impulsos quedaron atrás, como aquella discusión entre lo que sentía y pensaba. Aunque sigue siendo difícil, he tomado la decisión de no volver a dar ni un solo paso más en la búsqueda de tu corazón. Eres tan libre de mí, como quizá ahora, lo estoy siendo yo, de ti.
Cada vez que ambos estamos, me brillan los ojos y vuelvo a construir sueños tan sólo con mirarte. Qué debilidad la mía, qué terquedad y sinrazón. No hay lógica que pueda explicarlo, no hay manera de entenderlo. A pesar de todo, me vuelvo a ilusionar y no sé por qué. Será que me gusta sufrir, será que ansío ver como a la semana me vuelves a derrotar y te burlas de mí.
¿Por qué es tan difícil amar? ¿Por qué la vida se torna tan complicada? ¿Por qué no entiendo mi realidad? ¿Por qué no puedo olvidar las comisuras de tus labios? ¿Por qué así como llegaste, no te vas?
El flaco se había ido, eran las 6 menos 5 y el flaco ya no estaba esperando en la vieja plaza del lugar, digo el flaco, pero no sé ni siquiera como era, nunca supe su fisonomía personal, apenas alcanzaba a ver sus ojos tristes en aquella foto del chat; nos propusimos conocernos, porque ni él ni yo nos habíamos visto antes, nos hablamos de filosofía y sueños marchitos, nos aventuramos a fijarnos fecha para ser amigos, el sitio era aquella vieja plaza donde los enamorados solían citarse, la hora 5 de la tarde, pero sucedió que desafortunadamente una sandalia al paso se me rompió y tuve que regresar, cuando volví el flaco ya no estaba ahí.
El flaco, de los ojos triste no estaba y no supe que decir, jamás lo volví a leer, jamás supe nada de él, ni siquiera supe si el flaco en realidad había asistido aquella cita tan informal.
Confieso que quería conocerlo, ser su amiga y quizás algunos días más tarde hacerme su novia, recorrer el mundo, jugarnos las bocas, como acostumbra a decir a sus antiguos amoríos (¿Cómo lo sé? sólo lo infiero), quería ser parte de su vida, la nuera de su madre, la cuñada de sus hermanos, quería tal vez en un futuro incierto llegar a ser su mujer, vivir en la casa grande, mirando juntos a los niños correr, envejecernos a la par, amarlo cada día más; yo quería tantas cosas con el flaco que jamas pude conocer, que aún guardo la esperanza de poderlo ver.
He llegado a pensar que tal vez el flaco de fecha se confundió y todos los días sin excepción acudo a la vieja plaza a las 5 de la tarde esperando verlo llegar, mal arreglado y con los cabellos enmarañados, dirigirle un hola y sentarme a su lado a platicar mientras tomamos una limonada en el kiosco de la plaza del lugar; llevo ya 2 años esperandolo llegar y mientras lo hago empiezo a recordad...
Yo conocí al flaco, justamente nos sentamos a platicar fuimos amigos, fuimos amantes y la rosa que dejo en mis manos junto a mi esperandolo esta, el flaco no fue un sueño, hubieron días en los que me perdí en sus ojos, en los que me perdí en sus labios diciéndole que lo amaba sin cesar, amé al flaco, aun lo amo pero el ya no esta, he recordado que se marchó una tarde de abril y no volvió jamás...
Tus ojos ya no brillan como antes. La tristeza es una constante cuando estamos cercanos. Los días transcurren y sólo apareces deslumbrante en mis sueños, diciéndome algo sincero, siendo franca conmigo. Luego despierto y descubro que la realidad es otra, tú ya has desaparecido de mi vida.
Qué triste es todo ahora sin ti. Me duele verte tan gris, tan lejana de todo. Quisiera decirte tantas cosas, pero el silencio entre los dos es ya irreconciliable. Quisiera encontrarme contigo en un futuro lejano, como cuando dijimos que nos casaríamos a los cuarenta, y seríamos los más felices del mundo.
Quizá eso nunca más vuelva a suceder. Lo cierto es:
-¡Ya voy mamá!, aún no ha caído la tarde y puede ser que papá llegue en el último tren- Contestó con alegría el pequeño mientras seguía parado en el montón de arena que le daba vista a la estación del tren
-¡¡¡Octavio!!!, que vengas aquí pequeño desobediente, que la merienda ya esta servida y debes lavarte los dientes, la tarde ya cayó, no quiero que sigas ahí, vente, te debes bañar
-Pero mamá...
-Es la última vez que te hablo Octavio
Octavio bajo del cerro de arena, entró en la choza y corrió directo hacia el baño, en la cama ya estaba preparada la vieja pijama de cochecitos rojos y los calcetines verdes que tanto le gustaban; en la mesa esperándole se hallaban una taza de espumosa leche y una pieza de pan recién horneada. Al terminar de arreglarse Octavio fue hacia la mesa donde tomó su respectivo lugar y empezó a merendar, Maura, su madre le miraba tiernamente, sus ojos vivarachos y aquellos rizos dorados que a veces le cegaban la mirada, ese era Octavio, el hijo que tanto amaba, aunque quizás eso se debía a que era el único.
-¿Mamá?-Dijo con voz muy queda Octavio
-¿Qué paso hijito?
-Mañana después de mis deberes también saldré a esperar a papá
-Mi amor, creo que debemos dejar esa espera, tal vez el ya no vuelva
-Pero mamá, tu me dijiste que un día iba a regresar, y yo lo voy a esperar- Refutó y advirtió Octavio a su madre
-Octavio, ya son 7 años que llevo yo en su espera
-¡Vamos mami! ¿no me digas que ya te cansaste?, mira cuando papá halla regresado, cuando lo veas entrar conmigo en los brazos veras que si ha servido esperarlo
-Hijo, cada tarde desde que él se marchó lo he esperado en este mismo sitio
-Mamá, yo sé que papá va a volver, el tiene que venir, es que yo sé que el va a venir; una vez Simón, el hijo de doña Soledad me dijo que el espero por mucho tiempo a que llegara el paquete de libros que había mandado a pedir a la capital, y que no se canso de hacerlo, porque esperaba con ansiedad esos libros, así yo tampoco me voy a cansar por que anhelo con todo mi corazón conocerlo- Las lagrimas en los ojos de Maura se hicieron visibles, el pequeño corrió por un pañuelo y secó las lagrimas de su madre.
-Octavio, posiblemente tu padre no vuelva jamás, sin embargo me uniré a tu deseo ferviente, y esperaremos su regreso, aun cuando mi corazón se halla cansado de esperar, porque todo cuanto tengo eres tú, y si un día el brillo de tu mirada se apaga, empezaré a desvanecerme también, porque todas cuantas ilusiones me forjé ahora se han concentrado en ti. Esperaremos juntos a que vuelva aquel señor, si un día también te cansas de esperar, ese día hijo mio tu y yo empezaremos a volar más alto, tanto que ya nadie nos esperara jamás.
El pequeño besó la frente de su madre y se metió a la cama, Maura simplemente le daba mil vuelta a aquel deseo que se miraba tan fantasioso y que sin embargo no se podía cortar, cerró los ojos y empezó de nuevo la historia a soñar, recordando cada beso, cada abrazo, recordando todo cuanto a su hijo había enseñado, y el día en que por vez primera lo incitó a esperarlo...
Para ver bailar voy a un club
mientras muerdo el limón
de un gin tonic usado... en tu cadera,
no me digas que voy a tener que ir
a ver a tu grupo del siglo pasado,
en la bombonera.
Hay días para quedarse a mirar,
hay días en que hay poco para ver,
hay días sospechosamente Light,
hay un deseo que pido siempre que pasa un tren.
Para ver bailar voy a un club mientras muerdo el limón
de un gin tonic usado... en tu cadera,
todo bien porque voy a comer como un rey
en tu agencia de coches usados … entre colegas.
Hay días para quedarse a mirar,
hay días en que hay poco para ver,
hay días sospechosamente Light,
hay un deseo que pido siempre que pasa un tren.
También hay un deseo que pido siempre, que pasa un tren.
Hay un deseo que pido siempre, que pasa un tren.
Andrés Calamaro Mi Gin Tonic by Andres Calamaro on Grooveshark
martes, 11 de septiembre de 2012
No me ames a la fuerza, no lo hagas si no sabes en realidad todo cuanto puedes causar.
No obligues a tus labios dulces decir lo que mis necios oídos en ocasiones quiere oír, ya no trates de engañarme, lo supe todo en cuanto desaparecieron los detalles, en cuanto tu mirada se perdía en el horizonte callando aquellas palabras matadoras que según tu irritarían mi alma.
No pienses que me vas a lastimar, lo poco que queda de mi ya no se puede fracturar, ¿las ilusiones? no se pueden esfumar pues ya se habían ido algún tiempo atrás; no te preocupes por mi desde hace tanto tiempo que me he vuelto dura como una roca, y en mis locos momentos de dulzura era porque intentaba volver a ser la que antes fui, sin embargo el truco no funciona así, entre más amo, menos amor he de recibir, entre más digo tus labios callan, entre más lloro tus sonrisas son evidentes, entre más fiel y leal te soy tus miradas se fugan con la chica risueña, con la mujer amena, pero conmigo jamás, entre tanto amor, esto se empezó a apagar, no sé tu pero yo he empezado a temer un patético final...
Quiero emborrachar mi corazón para olvidar un loco amor que mas que amor es un sufrir... Y aqui vengo para eso, a borrar antiguos besos en los besos de otras bocas. Si su amor fue flor de un día, por que causa es siempre mia esta cruel preocupacion. Quiero, por los dos, mi copa alzar para olvidar mi obstinación, y mas la vuelvo a recordar. Nostalgias de escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego su respiración... Angustias de sentirme abandonado y sentir que otro a su lado pronto, pronto le hablara de amor... Hermano, yo no quiero rebajarme ni pedirle ni rogarle ni decirle que no puedo mas vivir. Desde mi triste soledad vere caer las rosas muertas de mi juventud. Gime, bandoneon, tu tango gris quizas a ti te hiera igual algun amor sentimental... Llora mi alma de fantoche sola y triste en esta noche, noche negra y sin estrellas. Si las copas traen consuelo, aqui estoy con mi desvelo para ahogarlo de una vez. Quiero emborrachar al corazón para despues poder brindar por los fracasos del amor Enrique Cadicamo Nostalgias by Andrés Calamaro on Grooveshark
La "esperanza" de volver a verla (reflexionó Bruno con melancólica ironía). Y también se dijo: ¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades.
Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión.
Jamás tocó la oscuridad mi piel, ni una sola caricia de la noche recibí, sólo el arrullo ensordecedor de los grillos que en un vacilante grito conmueven mi ser.
Estaba de pie sobre la silla intentando tocar la luna que se muestra cada vez más alta, coqueta y taciturna. La primera ráfaga de luz se coló por mi mirar, aquella luz blanca que comienza a descomponerse en múltiples matices, matices que se pierden en el todo de tus fieros ojos grises; tus fieros ojos que tan mustios miran mi existir latente. Latente en mi interior, la bomba incesante de sueños parlantes.
¿Qué es el amor?, nada es, nada fue e indudablemente nada sera. Se apaga la luz, sus ojos se cierran, la ausencia llega a corromper tu silencio grave y cruel. ¿Qué si te amaba? tal vez, aunque sinceramente he pecado al sonido de mis labios, donde se descompusieron las palabras mustias que en afluentes incesantes derramé.
La última gota de rocío quedó plasmada en tu labio vació; la muerte te besó por enésima vez al tiempo en que se llevó tu último respiro. Sonríes la nada te envolvió , tu todo se apagó, es de noche, y ¿Qué es la noche? simplemente la ausencia de luz y calor, simplemente el tiempo que uno pasa sin amor, la noche que se pierde en los ojos frívolos y grises, la luna se ha dejado atrapar; todo esto es tan desconcertante que no hay nada que contar, todo se ha volteado hacia la oscuridad.
¿Imaginas un mundo al revés? ¿Un mundo que castigue la honestidad, que confunda valor y precio, que se alimente del miedo? Ese es el mundo que Eduardo Galeano nos desvela en una infinidad de libros, así como en escritos publicados en diferentes diarios a lo largo y ancho del planeta. A sus setenta años, este escritor, periodista y ensayista de origen uruguayo ha conquistado con su “sentipensar” a la humanidad. Alejado de los ismos, como el racismo, el militarismo y el sexismo, Galeano se ha consolidado como una de las personalidades más destacadas de la literatura latinoamericana.
La cita de la entrevista es en un céntrico café de la ciudad. Puntual, Galeano aparece por la puerta principal y se dirige hacía mi mesa ante la mirada atónita de algunos comensales que alcanzan a reconocerlo. Minutos antes, saco mi libretita de apuntes y releo mis preguntas, trato de sintetizarlas, de seleccionar las mejores. No es fácil entrevistar a un hombre que ha recorrido el mundo recopilando historias, que ha pasado gran parte de su vida escuchando al otro, siempre en la primera línea de los hechos, al lado de los invisibles, de los nadies como él los llama, de los que no pueden escribir, denunciar, de los que están condenados a callar.
En entrevista con el diario La Otra nota, Galeano nos cuenta sus aspiraciones en la forma de contar historias, sus ideas, sueños y sentires acerca de la realidad de nuestro tiempo. Pues él cree que “la prosa vibra mejor, tiene más electricidad cuando uno cabalga mejor con riendas cortas. Si uno da rienda suelta, se deja ir, es mucho menos eficaz. Yo no quiero dictar cátedra, pero eso es lo que me pasa a mí. Me parece que mejor que formar es informar. Mejor que desarrollar las ideas en abstracto es encarnarlas. Que las ideas transpiren, que respiren, que tiemblen, que lloren y que rían. Después hay que ver qué pasa con las palabras que el lector recibe y ahí no hay estadística válida. La prueba de que un libro de veras funciona no está en el libro sino en el lector o la lectora”.
Nadie sabe contar historias como él. Maestro de la ironía, desde muy joven comenzó sus andanzas en el periodismo, pues a los catorce años ya era dibujante en un periódico socialista de Montevideo llamado El Sol. Después pasó a ser redactor en la revista Marcha, y a los veinticuatro años de edad, ya era director del diario Época.
Pero ¿Cómo se aprende a contar esas historias? ¿Habrá alguna varita mágica, un abracadabra para eso? Galeano responde: “Yo no tuve la suerte de conocer a Sherezade. No aprendí el arte de narrar en los palacios de Bagdad. Mis universidades fueron los viejos cafés de Montevideo. Los cuentacuentos anónimos me enseñaron. En la poca enseñanza formal que tuve porque no pasé de primero de Liceo, fui un pésimo estudiante de historia. Y en los cafés descubrí que el pasado era presente. Y que la memoria podía ser contada de tal manera que dejara de ser eterna para convertirse en ahora”.
En el mundo actual se viven tiempos difíciles ¿Cómo definir a Latinoamérica? “Miedo de vivir, miedo de decir, miedo de ser. Esta región nuestra forma parte de una América Latina organizada para el divorcio de sus partes, para el odio mutuo y la mutua ignorancia. Pero sólo siendo juntos seremos capaces de descubrir lo que podemos ser, contra una tradición que nos ha amaestrado para el miedo y la resignación y la soledad y que cada día nos enseña a desquerernos, a escupir al espejo, a copiar en lugar de crear.”.
No muchos conocen al Eduardo Galeano victima como cientos de latinoamericanos del terror que impusieron las dictaduras militares. Desde muy joven tuvo que salir de su país para exiliarse en Argentina y desde ahí, a solo unos cuantos pasos de su natal Montevideo, fundar y dirigir la revista Crisis, publicación que junto al poeta Juan Gelman no olvida, no calla y recupera la memoria de los asesinados por la dictadura uruguaya. Ahora, después de ese suceso para Galeano “La lucha contra la impunidad, impunidad de los poderes y los poderitos, se está desarrollando en los cuatro puntos cardinales del mundo. Ojalá nosotros podamos contribuir a desenmascarar a los defensores de la impunidad, que hipócritamente ponen el grito en el cielo ante la inseguridad pública, aunque bien saben que los ladrones de gallinas y los navajeros de barrio son buenos alumnos de los banqueros y los generales recompensados por sus hazañas criminales”.
El tiempo se agota, en pocos minutos Galeano tiene una cita con sus lectores en la Universidad de Guadalajara, donde también dictará una conferencia. Será mejor dejarlo partir, no sin antes pedirle unas palabras sobre su última publicación titulada Espejos, una historia casi universal, que en su voz lo que hace es “recuperar la historia universal en todas sus dimensiones, en sus horrores pero también en sus fiestas, intenta asomarse al mundo entero recogiendo todo, las noches y los días, las luces y las sombras, son todas historias muy cortitas”. Además “Espejos evoca un recuerdo de infancia mío que es verdadero y es que cuando yo era chiquito creía que todo lo que se perdía en la tierra iba a parar en la luna, estaba convencido de eso y me sorprendió cuando llegaron los astronautas a la luna porque no encontraron ni promesas traicionadas, ni ilusiones perdidas, ni esperanzas rotas, y entonces yo me pregunté: ¿si no están en la luna, dónde están? ¿No será que están aquí en la tierra, esperándonos?”
Sin duda alguna Galeano es un referente en estos tiempos de crisis y desencuentros. Pues con su prosa ligera, con sus pequeñas historias, rescata lo esencial de los hombres y mujeres. Les da voz a los oprimidos e ignorados, a los rebeldes y perdedores, a los vencidos que merecen seguir en el olvido.
*Esta entrevista es mera ficción. Ya quisiera el que ahora escribe haber conversado con tan gran escritor.
Habrá que ver amiga mía, de que color se pintan las rosas, cómo se miran los atardeceres reflejados en tus labios rojos, como desciende la lluvia entre tus cabellos.
Habrá que entender las sensaciones de impaciencia, el sudor nervioso transpirado, el amor que aflora como ondas en las terminaciones nerviosas de tu piel.
Ahora que ya no nos queda mucho tiempo, que las naves hemos quemado...
Habrá que ver amiga mía, como nos cambia el mundo ya que nos hemos enamorado.
Es la noche, el tiempo, el espacio, es el silencio que no dice nada y en un segundo ha revelado todo, es tanto lo tangible que no dice nada y es tan poco lo que no se ve, lo que no se toca que encierra el misterio mismo de la vida; ¿qué es la vida? un montón de ideas creadas en un ir y venir de situaciones que se enmarañan en la nada y si la nada lo es todo, cuanto tenemos, ¿Qué es lo que malditamente todos poseemos?. Poseo mi vida y poseo mi muerte, en algún tiempo también poseí su cuerpo inerte, salido de ultratumba; poseo el espacio que me rodea aun cuando pareciera que el me posee a mi.
Hoy los sueños se han desbaratado entre tanto que dice mi nada envuelta en un paquete de mi todo, quise quedarme en silencio cuando hablar más no pude, y ¿que fue lo que obtuve? un cumulo de sonidos divagando por el aire, sonidos que se cuelan por mi aparato auditivo, que se siente en cada centímetro de mi piel, que va y viene, me deja caer en un tormentoso vaso con agua, se derrama paulatinamente y poco a poco, gotea entre mis senos, resbala hasta la entrepierna donde se pierde en la casa de mis deseos, y los sonidos no han parado de escucharme, ya no soy yo, son ellos, los que me escuchan, los que me miran, los que flotan en mi mente, no soy yo, nunca lo fui, siempre creí poseerlos, pero la realidad es que ellos siempre me tuvieron; ¿donde estoy?¿cuál es la misión? sinceramente nunca tuve deseos de saberlo, las experiencias dicen un poco de lo que poseo pero en realidad es tan minuciosa esa información que mi mente se atormenta, mis ideas se acongojan, mi persona se queda estática para entender los gritos que corrompen mi interior, la miseria que guarda el esplendor de una belleza intermitente que entre oscuro y feo se hace más deseable, se hace más inerte.
Sus labios besaron los míos, sus labios estrepitosos rogándole al olvido un poco de dolor, un poco de la nada que había escondido entre lo más profundo de mi ser, si saber si soy o no soy, la respuesta se produjo de manera inmediata, dos almas en medio de la oscuridad fungiendo como jueces la nada envuelta se desempaqueta, tal como una caja sorpresa que deja salir su todo en un monto inimaginable.
Todo ha pasado, o nada a pasado la vida misma se vuelve a enmarañar entre polvo y cabellos enredados de una musa sin igual con cuerpo de diosa, mujer tan misteriosa que reclama vida eterna entre una muerte que al final de todo no es nada, que al final de la nada entre un punto suspensivo que tiende al infinito se conjuga en el todo de la nada, enredados en mis palabras tal vez nunca nadie diga nada, tal vez nunca nadie logre entender lo que se plasma hoy en esta hoja de papel, lo que la tinta ha dejado caer, ha escrito sin saber. Y vuelve todo a su estado natural, el silencio que revela todo pero que no dice nada, el espacio, el tiempo, la noche, sin embargo el día ha llegado ya, la luz misteriosa de un rayo repentino que lastima y quema mi piel, me ha cegado, y me dice, "Yo soy nada" y si es la nada entonces es ese rayo de luz mi todo y la noche se convierte en una mustia que cuchichea palabras de horror en los oídos.
Quedemos estáticos, detengamos el tiempo y busquemos un silencio estremecedor en este cacho de vida que alguna vez se habrá de enredar en la muerte y volverá al ciclo de la nada, que lo es todo.
Basta de buscarme en tus recuerdos. No me maldigas, ni me traces con tu lápiz y colores, en el papel del olvido. Ya no es necesario...
Ahora, pertenezco a lo deshabitado, a lo indecible, a lo impropio. Soy un fragmento borroso de tus días intrascendentes. Puedes retornar al pasado, eres libre de mí. Cierra tus alas, córtalas con las tijeras mágicas incluidas en rayuela y continúa siendo la misma de ayer. No intentes construir más sueños en el aire, no suspires más. Mejor ocupa tus esfuerzos en limpiar el viejo estanque del amor. Práctica a saltos y vete acostumbrando a la vida de los anfibios peninsulares. Quizá pronto, con varias instrucciones, te adaptes al molde social de la naturaleza y te conviertas en una más de la familia.
Despreocúpate por mí. Yo seguiré buscando como Oliverio, a la mujer que vuela.
Me echaron del palacio/
no me importó/
me desterraron de mi tierra/
caminé por la tierra/
me deportaron de mi lengua/
ella me acompañó/
me apartaste de vos/
y se me pegan los huesos/
me abrasan llamas vivas/
estoy expulsado de mí.
Las palabras nunca serán suficientes. Será mejor marcharme de tu vida y no volver a irrumpir en ella, para así ambos poder sobrevivir. No puedo asegurar si seguirás presente. Pero son tantas las cosas que nos hemos dicho, son tantas las contradicciones, que lo mejor es renunciar a una vida juntos.
Me siento impasiblemente en un punto muerto, sin salida. Desde ahí, escribo estas palabras, recordando la esquina en que por última vez, nos vimos. Aún recuerdo que era una noche fría pero no lluviosa, aunque tú seas lluvia. Acepto la derrota, no podría ser de otra manera. Al mismo tiempo, acepto que me dolió perderte y me dolió saber que mi realidad no cambiará jamás. Era justo poner fin. La cercanía nos hace más daño, porque ambos no podemos ser lo que (al menos yo) deseamos.
Aún me siento impotente, débil, consumido. Estoy consciente de que en un mes, he perdido mis utopías e ilusiones y me es preciso, recuperar lo poco que quedó de ellas. Trataré de dar la batalla ante esta realidad que juega conmigo y se burla de mí. No puedo cejar, no puedo perderme en el abismo de la desesperanza.
En el bulevar de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.
Por el bulevar de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.
Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.
Se escapó de cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quien supiera reír
como llora Chavela!
Por el bulevar de los sueños rotos
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos
Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.
Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
(Estribillo)
Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.
Salen de mis pensamientos los temas más sinceros, sale de mi alma un te quiero; mi boca se queda callada, el silencio dice todo.
Estamos los dos sumidos en un recuerdo; tan pronto como nos reincorporamos surgen los colores que tiñen la imagen volviendo todo purpura y azul, se estremece todo el sentimiento, empezamos a divagar por separado, juro que no vi al gato negro de tus sueños, y tu me adviertes de la piedra en el camino para evitar hacerme caer antes de llegar a mi destino, pero no vamos juntos, vamos tan distantes que no alcanzo a mirarte el rostro, no sé quien eres simplemente que en mis sueños permaneces siempre...
No sé que buscas, ni a donde vas, lo cierto es que tenerte relativamente cerca me envuelve paulatinamente en un abismo insoportable que me mantiene suspendida en una nube de nada, entre un poco de todo, un santuario de mariposas, al estilo Michoacán, en mi estomago revolotean sin cesar cada ves que decido traerte al sitio de mis sueños para mirarte aunque sea un poco la mirada cegadora que me deja sin nada de ti, sin nada de mi.
No sé quien eres y sin embargo me tienes aquí visualizandote como el ser más especial entre tanto que habría de buscar entre tanto que no habría de encontrar.
Surgen de mi mente las mas extrañas ideas que se conjugan con un montón de desordenados sentimientos, transformándose en ideas que se ven consumadas al momento del encuentro con aquel hombre de papel, con ese de mis sueños, el hombre espectral que me hace divagar.
Miradas que matan, te llevan al infierno o te suben al cielo, miradas cegadoras que penetran en lo más profundo de tu ser, miradas que quiebran el más indeseable sentimiento, que debilitan y se pierden en el mirar de uno mismo, miradas matadoras que se aferran a seguir el mirar sedeño de una misma. Es así como he empezado a pensar que es tu mirar la que me cautiva, que son tus ojos los que me iluminan.
Noche tras noche pienso en ese par de ojos que te acompañan siempre; tu mirada que de repente se vuelve una con la mía, me seduce, me pierde. No quiero vivir sino en tus ojos, no quiero ya morir sino es que me mates con una de tus miradas aniquiladoras.
El semblante se estremece cuando estas cerca de mi, mis pensamientos susurran a lo más profundo de mi alma todo cuanto tu haces sentir, es tu mirar la que me envuelve, es ella la que desencadena millares de sensaciones quizás difíciles de explicar, entre tantas es tu mirar la que provoca la aceleración repentina de mi ritmo cardíaco, seguido de una intensa contracción de los músculos abdominales y finalizando con un deseo inefable de querer recorrer con mis dedos tu rostro, es tu mirar la causante de todo esto, es la que me enamora, la que me seduce y en ocasiones hasta me incomoda.
En tus ojos esta la vida y en ellos mismo la muerte, en tu corazón se esconde el sentimiento puro que desborda por tus poros cuando el amor sale a relucir a flor de piel, pero nada provoca tanto en mí como una de tus miradas, esas que me envuelven, me suben a lo más alto y me sostienen hasta que yo misma decido bajar, esa mirada que penetra cada célula de mi cuerpo, se introduce en cada rincón de mi ser, mirada que no se puede dejar pasar desapercibida por que con un solo reojo se entiende todo lo que decir quisieras.
Es tu mirar tierna y pretenciosa la que me tiene en lo más alto de los cielos, es tu mirar angelical la que me lleva a soñar y mucho más.
Esa mañana después de tanto tiempo sin percibir esa sensación de humo en mis pulmones, me decidí de nuevo a entrar en mi carrera como fumadora de tiempos de escritura, tome mi pluma, una libreta, los fósforos y la cajetilla empolvada que guardaba en lo más profundo de mi armario, salí de casa decidida y segura, sabía que mas allá de una inspiración las ideas flotarían nuevamente a mi cabeza, que aquellas historias que tanto anhelaba tenían que llegar por acción de un viejo vicio.
Abrí bien los ojos, respiré profundamente y sorbí la primera bocanada de humo, esa que como que te atonta y te hace tambalear, todo empezó a tomar un nuevo rumbo, un nuevo sentido, las aves ya no cantaban por cantar, eran himnos de amor lo que yo escuchaba y los árboles no eran simples piezas móviles por el viento, eran seres bailando al cómpaz de la melodia del viento, las flores presentaban aromas que no habia alcanzado a sentir, y en ese instante todo era diferente, habían mil personajas que nunca antes habia observado como en esa mañana azul, de sol radiante.
Entonces hice pasar esa bocanada de humo a mis pulmones, lo sentí recorrer mi traquea y en la karina se quedo un momento perdido, después se dispuso a entrar recorrió todo el árbol bronquial y posteriormente se introdujo en lo más profundo de los alvéolos, mientras tanto yo escribía, todo las ideas que llegaron a mi mente en aquel instante, historias, cuentos, fantasías, dramas, novelas que se yo, pero estaba ahi tan sumergida en el ambiente de mi imaginación, escribiendo cada punto y cada coma, cien mil palabras, cuatrocientos paquetes de sonetos y mucho más, toda una vida y la de los demás, fantasías plasmadas en un papel, los sueños más sensatos y los más disparatados también entraron; y se siente que el alma descansa.
La exhalación es un poco más placentara es el climax del momento, el orgasmo más deseado, sale humo por tu boca y las narinas, humo infestado de todas aquellas agrias palabras que no pudieron ser escritas, aquellas que simplemente no tenían cabida, las cenizas simplemente fueron palabras que ni siquiera se acomodaron que no alcanzaron a llegar a formar parte de las fantasias que el cerebro receptó y de lo que ha quedado huella en un papel, y estoy libre, nuevamente lo soy, porque ya no hay un cumulo de sentimientos amontonados en mi alma y en mi cuerpo, ya quedaron bien guardados en mi caja de secretos, respira profunda e intensamente mi alma y mi espiritu, y nuevas ideas se volveran a guardar hasta que otro cigarrillo las llegue a sacar.
Y esperaré a que todo ser inhumano se desespere por decir hasta lo que no puede articular, pero yo más que nadie sabe quien soy en verdad, sé que por mis arterias corre sangre oxigenada y no el liquido venenoso que llevan los malvados, por el solo hecho de ser yo, a diferencia de aquellos inhumanos que no saben distinguir del amor y del buen arte, de la poesía y las palabras que de mi salen; pero no me preocupes que eso a nadie importa, lo interesante aquí fue la historia que entre un cigarrillo y el placer redacté.
Lo bonito de ignorar a alguien que no espera ser ignorado, es disfrutar el acto de ignorar al susodicho, paradójicamente debemos ser conscientes de que lo ignoramos. Si por otro lado, no reparamos en el acto de ignorar, y alguien más lo corrobora, es grato, pero uno se queda un poco curioso de conocer el rostro del ignorado, quizá descompuesto, quizá molesto, y se va riendo.
Desde este sitio donde me dejaste abandonada puedo mirar el tiempo correr, todo transcurre paulatinamente y aún no termino de entender que fue lo que sucedió, si tuviste tú la culpa o la tuve yo.
Se me antoja repasar los guiones abandonados, mirar cada obra pasada a tu lado, mi favorita se hacia llamar Viernes de alturas, esa en la que mirabamos la ciudad desde un punto alto y que dejo de existir en cuanto que aprendimos a hacer el amor, o a practicar sexo, no sé a ciencia cierta cual de las dos, pero a partir de aquella escena en la que miré tus ojos, besaste mis labios y nos entregamos los cuerpos la obra paso a llamarse "Tardes de motel".
Recorrí la hoja, una lagrima brotó, mira en lo que me he convertido, mira que no soy la misma que era ayer, vivo en el recuerdo una y otra vez, recordando cada acto que figuró en el escenario, aquellas obras que resultaban ser mi éxito ilimitado, misma que me tiene aquí de nuevo repasando en el anden del fracaso cada uno de los momentos que vivimos juntos, que aprecié con orgullo, que guardé con tanto esmero; creo que aún te amo y a decírtelo no me atrevo, temo ser escupida como en el último acto de nuestra obra.
Se me desgarra el pensamiento, las ilusiones se me hicieron polvo guardado en una vieja caja de madera, de mi ya no queda más que un roído cuerpo de madera, en mi interior justo a escasos centímetros de la linea media de mi cuerpo un corazón que se encuentra a punto de romper, ya no soy ni la mitad de lo que fui ayer. Sólo soy una triste marioneta que esta a punto de ser quemada porque no hay nadie que quiera rescatarla, solo muero lentamente entre mis recuerdos, sólo he dejado a la que fuí para ser esto en lo que me he convertido; del viejo baúl de las alegrías saco una pelicula, -¡ Mírala!, dime que no te acuerdas de aquel beso bajo la luna, de aquella lagrima que calló en mi labio, ¡anda, no me mientas!¡Dime que ya te olvidaste cuando besabas mi rostro y me jurabas amarme hasta el final de los tiempos!¡ Miénteme, dime que no he sido yo quien te dio tantas alegrías! ¡anda gritale al mundo que me has olvidado!, acaba de quemarme, deshazte de mi, al cabo ya no me interesa donde habré de acabar, que ya una vez estuve bajo tu zapato, no me interesa volver a caer tan bajo una vez más.
La última risa, ya no hay motivo por el cual ser feliz, en lo mas profundo de mi ser una aztillita de mí se ha quedado por ahí; no la busques, tal vez ya nunca la encuentres, pero es parte de mí, es mi ser en sí, y la ultima alegría fue motivo una mirada suya.
La ultima lagrima, mi corazón se ha cansado, las cuerdas patéticamente se desgastaron, si ya no te busco es por que no ha habido ninguna señal de que quieras seguirme teniendo con cuerda, no me has reparado, el polvo no me has limpiado, mis heridas no has curado; déjame tirada al tiempo y si en realidad no quieres que nadie me quiera quema mis restos con el fuego de tu odio, de tu desesperación termina con todo este maldito amor.
El último latido de mi corazón, con mis alegrías y mis tristezas se me va la vida, así como te fuiste tú, así como te extraviaste de mi ser, tal vez esta sea la última nota; ya no espero que regreses me he resignado a morir agobiada de ti, aún cuando tú ya ni te acuerdes de mi, el ultimo latido de mi corazón al tiempo en que un suspiro se esca de mi ser, el último suspiro, he muerto, me has matado.
-Por supuesto -dijo Oliveira-. Bob Hope es una mierda al lado mío.
-Cuando decís que ya no tenemos nada en común, ponés la boca de una manera...
-Un poco así, ¿verdad?
-Si, es increíble.
Tuvieron que sacar los pañuelos y taparse la cara con las dos manos, soltaban tales carcajadas que Rocamadour se iba a despertar, era algo horrible. Aunque Oliveira hacía lo posible por sostenerla, mordiendo el pañuelo y llorando de risa, la Maga resbaló poco a poco del sillón, que tenía las patas delanteras más cortas y la ayudaba a caerse, hasta quedar enredada entre las piernas de Oliveira que se reía con un hipo entrecortado y que acabó escupiendo el pañuelo con una carcajada.
-Mostrá otra vez cómo pongo la boca cuando digo esas cosas -suplicó Oliveira.
-Así -dijo la Maga, y otra vez se retorcieron hasta que Oliveira se dobló en dos apretándose la barriga, y la Maga vio su cara contra la suya, los ojos que la miraban brillando entre lágrimas. Se besaron al revés, ella hacia arriba y él con el pelo colgando como un fleco, se besaron mordiéndose un poco porque sus bocas no se reconocían, estaban besando bocas diferentes, buscándose con las manos en un enredo infernal de pelo colgando y el mate que se había volcado al borde de la mesa y chorreaba en la falda de la Maga.
-Decime cómo hace el amor Ossip -murmuró Oliveira, apretando los labios contra los de la Maga-. Pronto que se me sube la sangre a la cabeza, no puedo seguir así, es espantoso.
-Lo hace muy bien -dijo la Maga mordiéndose el labio-. Muchísimo mejor que vos y más seguido.
-¿Pero te retila la murta? No me vayas a mentir. ¿Te la retila de veras?
-Muchísimo. Por todas partes, a veces demasiado. Es una sensación maravillosa.
-¿Y te hace poner con los plíneos entre las argustas?
-Sí, y después nos entreturnamos los porcios hasta que él dice basta basta, y yo tampoco puedo más, hay que apurarse comprendés. Pero eso vos no lo podés comprender, siempre te quedás en la gunfia más chica.
Santiago de Teapa, río sobre piedras, es aunque no mio, el lugar del que me siento dueña, donde soy libre y puedo volar, donde se despiertan mis sentidos y comienzan a volar, la imaginación fluye con tremendo torrencial, como fluye el río con su más caudaloso recorrido, bañando riveras, raices viejas, y las almas de cada uno de sus habitantes, es este el sitio donde soy simplemente yo, sin más ni más, musa del poeta, mujer de sus amores, la dueña y señora de todo un verde por explorar, del fresco del agua pura bajada desde lo más alto de las montañas que desemboca en los dos cantaros de leyenda.
Es este el sitio de mis añoranzas pues aquí es donde esta el primer amor, ese que de todos es siempre el mejor, el que se recuerda con ahínco, el que no se borra con el último beso y aunque halla pasado tanto sigue presente entre recuerdos y locuras; estoy aquí en el siempre verde pueblo de mis añoranzas, estoy aquí porque desde siempre este fue el más preciado de mis sueños. Entre cantaros fluye el agua que baja de la colina, agua pura de manantiales, agua que reverbera de entre los paisajes mas profundos, y entre tanto, sus ojos, mis ojos mirándose con determinación.
Yo recuerdo, antaño nos amamos, y no hubo sitio donde se dejara perder nuestro amor, cada rincón de tu pueblo tiene algo que decir de los dos; aquel beso bajo la lluvia un inicio de año, o nuestra estancia solitaria en el kiosco de la plaza, sitio donde la soledad, el viento y el frío eran la compañía perfecta; nos amamos, con determinación tanto así, que un buen día para asegurar estar a tu lado agua del mure bebí, que te quería para siempre a mi lado, carajos, que sin ti no sabía a donde ir. Que nos amamos, pero fue el tiempo, las circunstancias el maldito deseo que nos alejo; nos amamos en tierras siempre verdes, entre ríos fríos y rocas deslizándonos en los pies.
Verde Teapa, verde estancia con tus ojos penetrando mi mirar, contigo agobiando el alma, sin importar si estas o no, estoy aquí de nuevo pensando en ti. Estoy de nuevo y tu también, el ahora nos tiene en caminos distantes y sin embargo a nuestros caprichos hemos obedecido, estamos aquí entre la selva verde que se presta de alcahueta, que nos cobija en las profundidades de ella para ser cómplice de nuestro amor; ya no es el mismo amor tierno de hace algunos años, pero sí el mismo desinteresado que se nos presentó una vez que no supimos aprovechar y que malditamente dejamos escapar. Pero hoy, hemos olvidado todo, cada recuerdo se ha quedado atrás.
Hoy sólo existe este momento, sólo existimos tu y yo; dejas caer mi cuerpo sobre la hierba fresca, dejas caer el tuyo sobre el mio, nos estamos amando de esa forma que nunca concluimos y a pesar de no sé cuantas camas haya tocado tu espalda o cuantas haya tocado la mía, yo te sigo amando, a pesar del tiempo que nos puso lejos nos amamos igual que antes, sin interrogar que paso después quien esta ahora o quien sera mañana, simplemente importamos los dos, recorre tu dedo indice todo mi semblante, y mis piernas temblorosas tienen miedo de ti, no el miedo aquel como en el primer beso sino un miedo como el de la primera vez, mi ritmo cardiaco ha aumentado y el tuyo no deja espacio para descansar, tu sistole y tu diastole son música para mi corazón herido, nos amamos, nos deseamos, pero sin lugar a dudas esto no puede llegar a mas, recorren tus labios mi cuerpo, y de nuevo me susurras al oído cuanto me amas, y cuan terrible es no poder hacerlo tan libremente como lo hacíamos antes, en un dos por tres nos reincorporamos, dejamos de ser nuestros para pertenecerles de nuevo a nuestros dueños.
Nos queremos sin razón, pero para amarnos hace falta más que locura, hace falta más sensatez.
Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):