
Escucho a Calamaro, esta crisis sigue aquí, no se va, no se marcha, esta pegada a mí. Sin duda alguna Calamaro desprende sentimientos, desprende recuerdos y mucha melancolía. No soy el mismo, ya ni sé lo que quiero, lo que quise. Mis ilusiones se disparan en mi camarita maltrecha. Me he dado cuenta de que hay niveles en la fotografía, que no todos somos iguales, que hay profesionales, amateurs y personitas que andamos con camaritas Sony de 7 megapíxeles, disparando por aquí y por allá.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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