III
Ella se llama como se llama. Yo no sé su nombre. Ni me interesa saberlo. A ella tampoco le interesa conocer el mío. Ella juega con mi sonrisa, y yo juego con la suya. Observa el partido, y de reojo, me observa. Yo hago lo mismo: veo la contienda, pero la veo más a ella. Esto pasa cuando abajo, los 22 jugadores que corren y tocan la pelota, no divierten. Uno busca historias. Y siempre, el protagonista de esas historias, resulta ser uno: aunque ella, en realidad, no mire mi mirada.
Jorge Gómez Naredo
Una sola mirada, diferentes visiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario