Público
Robó, huyó y… no lo pescaron. Es la versión de la barra del Atlas del clásico de Woody Allen, ante el hurto de su bandera.
La Furia Rojinegra está más furiosa que de costumbre, pues unos chivos se metieron la semana pasada a su guarida y les robaron una bandera de 70 mil pesos.
Esto se ha traducido en un ingrediente extra que nadie quería tener para el Clásico del domingo, y es que por unos chivos ladrones pueden pagar otros honestos, nomás por traer los colores rojiblancos.
Si a eso le sumamos el estrés que tendrán los policías asignados al partido, quienes en su afán de proteger acaban por intimidar, incluso hasta a los que nada tienen qué ver con el desmadrito de las barras.
Se supone que la onda del Clásico tapatío es la carrilla al rival de enfrente, que si nomás tienen un título contra 11; que si son albañiles, igual está el que amanece pelón por su confianza en el triunfo de su equipo, el cual le falló y su cabellera pagó los errores en la cancha.
En Argentina era un espectáculo cuando en los River-Boca, la mitad del estadio era para unos y la otra para los otros, así estaban obligados a entrar, y se lanzaban cantos que eran contestados por los otros.
Pero el fanatismo rebasó a la razón y ahora no pueden con el monstruo que crearon y del cual perdieron el control.
En lo deportivo este Clásico va a estar divertido, son partidos que se ganan con el corazón, dicen unos, yo digo que más abajo está la razón.
El regreso de La Volpe, la racha de triunfos de Chivas (5), el buen momento que pasa Atlas, el mal momento que pasa Chivas.
Hay mucho que verle a este Clásico, lástima que en medio está el robo de una bandera de 70 mil pesos.
Fernando Cloutier
Una sola mirada, diferentes visiones.
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