Al escritor lo conocíamos poco, sabíamos que era de los contrarios del lic., que según eso se basaba en la imaginación para hacer sus cuentos de mala muerte, disque novelas policíacas. Pero no. Todo aquello era parte de la realidad que se vivió en México por allá en la década de los 70s. Ese escritorcillo de segunda en aquel entonces se ostentaba como periodista de nota roja. Salía con su libretita todas las noches y acompañado de su polaroid iba sacando las imágenes más mounstrosas que asombraron a medio Distrito Federal.
Degollados, mutilados, cuerpos balaceados, simples cadáveres. Todo pasó cerca de él. Llegó un momento en que nos conocía a la perfección, cada semana y cada mes nos iba sacando la cuenta, todos nuestros asesinatos, las muertes que el lic. En nombre de los de arriba nos mandaba a realizar.
Historias de la vida irreal (continuación)
César Huerta
Una sola mirada, diferentes visiones.
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