
Un día normal, las cosas caminan, la gente se mueve, los coches pasan, el tráfico aparece, todo huele a normalidad. Pero no, este país se cae a pedazos, me siento raro, me siento diferente, me siento fuera de todo esto. Y recuerdo, soy parte del sistema, soy parte de todo esto, no me puedo escapar.
A veces me pregunto, cuando observo a los vagabundos por las calles del centro, los miro y pienso, acaso ellos conocen la verdadera felicidad, la verdadera libertad. Podría ser o no ser, pero eso no importa, ellos se han atrevido a salir, se han escapado del sistema que impone, que exige, ser parte de un estereotipo a seguir.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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