lunes, 14 de julio de 2008

Ciudad de fantasia

Arrullo de los autos

sólo la oscuridad y el silencio el crujido inacabable de los autos navegando en el asfalto la oscuridad el bosque silencioso que soy bañado de concreto / no conozco la respuesta no la hallo desconozco la pregunta entre muros y cemento escondido en el silencio escondido en la oscura soledad de una noche inacabable / la ciudad se ha posado en mi lomo y me encuentro adormilado y me busco adormilado y los viejos seres de los bosques acoderados en el puerto no murmuran / tengo ganas de rasgar las paredes y me escondo como un niño temeroso pompa de silencio de fúnebres cantos nuncios del momento este momento con el lápiz en la mano aherrojado en la urbe atado a los postes amarrado y concluyo siempre concluyo disfrazado pacífico ciudadano de un rincón mundano / pesa sobre mí el rugido de los autos clara es la noche y brilla la luna inmóvil en el cielo / piedra sobre piedra deshago la muralla desconecto las alarmas abro las puertas no hay nadie aquí la oscuridad es el manto que cubre la verdad la única la inconmovible verdad y nada puedo decirte / busco entre mis dedos una profética avenida ¿en qué momento brotaron estos muros que me agrupan en las listas de las calles como líneas en el rostro de un anciano maloliente anclado en una esquina recordando el silencio de los bosques y las flores entreabiertas? la ciudad me ha decorado yazgo de gris recubierto de cemento bajo el peso de deshechos en los techos de las casas cae de mí una nube son las lágrimas hirvientes es la baba que espumea diría que estoy loco no sé cómo he llegado hasta aquí / veo mi rostro en el espejo ¿estoy alli? ¿soy allí? lo que veo lo que soy en la oscuridad en silencio nada que pueda ya decir lotizado urbanizado las leyes de la física dedos hipotecados como un dragón amarrado bajo tierra o un canario encadenado y ya no quiero hoy salir / ya no quiero andar por las calles pero es de mal gusto hasta el último cartucho la confesión de la derrota mejor tomemos un terreno plantemos banderolas amarremos inasibles hileras de esteras amarillas la ciudad es el reino yo soy la ciudad soy casi una puta vieja en camino real y en silencio recibo los insultos de los coches de los niños dormidos bajo el puente o el jaleo / el paseo de la república es un corte de navaja en el vientre de la madre te he matado madre te he matado padre hermano y tú que has tenido lo tuyo pones cara de pendejo y sonríes en silencio en la noche / tengo tierra en las uñas polillas en la panza los ojos miopes hongos en los dedos la putrefacción ha llegado a la carne disfrazada de edad de vereda de postes y de parques y te veo sentado en la banca de madera máscara de transporte urbano y el cuello seboso y la mirada torcida y las manos aferradas a una bolsa de papel donde llevas tus palabras la pública mentira la cosa dicha y desdicha / la mesa torcida y el piso una mayor ampliación racional a las 8:45 a.m. ¿qué tal? la taza humeante en una mano la gringa en la distancia y platos dibujados junto al lecho un suave ahí y una sonrisa cortés y río y ríen a las 8:45 a.m. el horario de las bellas horas inmutables entrando indiferentes saliendo riendo el comentario la invisible pared que recubre las cosas en lo hondo del armario allá en casa en lo hondo del silencio en la noche y siempre como quien espera el alba susurrantes silencios suavemente inciertos a las 9:00 a.m. enrolladas incólumes geométricas ciudad de matemática incandescencia como un beso en la mejilla de la imagen del espejo piedra soñada y labrada por el tiempo arenisca apretujada en la argamasa oscura como el viento aherrojada enrollada con los brazos extendidos hacia un cielo encubierto escondido tras los rayos del incierto sol de los lamentos pétreo peregrino en el yermo descalzo desnudo desvelado desarmado por el paso incesante del polvo incandescente del desierto ¡¡¿qué sé yo?!! / combinados los trebejos amarrados a las 11:45 a.m. adobados bajo el techo colérica desviación ¡tanta furia! ¡tanto tiempo! tornado risco inconmovible asomado al borde del abismo celestial cemento yo ya quiero irme ¿adónde vas? ¿ah? el rostro de niña se duplica en la ventana con los ojos sonrientes reclinada la cabeza no sólo un gesto no y la pálida mano extendida va cayendo / la Ley es la única moral y el último color de invierno asemeja una puta vieja / a la vuelta de la esquina en el cieno bajo el techo de los cielos entreabiertos húmedo por el tiempo seco por los cimientos sobre un asfalto del sabor y del color del origen criminal y ateo un remolino movido en el silencio bajo el rugido animal y el estampido animal y el negro solsticio virginal en que tu blanca panza sobresale impúdica y gloriosa sobre el resto / camino pues y te veo y me veo viejo jardín de invisibles leprosos asoleándose a lo largo de los tubos y las líneas que llevan su humanísima carga de escoria y desesperanza bajo un sol de invierno entubado alambrado aplanado bajo el suelo sostén del idílico encubrimiento en que sonriente con un hueso dividido en incontables astillas de endurecimiento con una oscura mirada de ajeno ensordecimiento ¡sórdido descubrimiento! ¡mísero encantamiento! / perplejo y rutinario desplazado desposeído las barbas en remojo inútil y lapidario el ceño se frunce en el mudo lote de arenas y cascajos / dios nació en el exilio con su horia bajo el brazo entre pericote y gato entre dos cascotes y un zapato jalado a su uno desbordado en huayco aluvión de pena sobre humano asfalto / envuelto en seda en covacha de cristal labrado las armas en la mano parido solo con las tripas al viento ¡pabellón de humano reconocimiento! como una música gloriosa subida de un bar vacío de mesas ensimismadas como un grito a la nada / pero así ocurro sobre papel o cemento día a día como el crepitar del fuego disciplinada andadura arnés de deslumbrante atolladero / y así vuelves a tu almendra como pústula herida o grito burlón y muerte al cielo descarnado y liberación de estruendo y copa de cristal y claro del bosque y danzan enloquecidas las venas en el rostro arrulladas por los autos y violines en el pelo y las furias desatadas y la sensación de haber oído a dios Y el amor escondido tras esa roca sonando sonando
Una sola mirada, diferentes visiones.

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Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):