Mientras por el parlante salia cada uno de sus nombres, yo sentia
que con la simple pronunciacion de los mismos, se materializaban.
Iban apareciendo a mi lado, y mientras caminaba con la cabeza un poco
baja, los sentia a cada uno de ellos, caminando junto a mi.
Deje de pelearme con los muchos fotografos que alli estaban, acosando
a las pancartas, a la vejez, a la soledad.
Me aleje, y pense que es verdad: TODOS SOMOS FAMILIARES.
El simple hecho de nombrarlos los hizo reales, presentes, no solo un mito
olvidado.
Marcha del silencio. Sin la verdad y la justicia no hay reconciliación.
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