Una tercera parte, más o menos, de toda la pena que la persona que creo
ser debe soportar, es inevitable. Es la pena inherente a la condición
humana, el precio que debemos pagar por ser organismos sensibles y
conscientes de sí mismos, aspirantes a la liberación, pero sometidos a
las leyes de la naturaleza, y sometidos a la orden de continuar
marchando, a través del tiempo irreversible, a través de un mundo
absolutamente indiferente a nuestro bienestar, hacia la decrepitud y la
certidumbre de la muerte. Los dos tercios restantes de toda la pena son
caseros y, por lo que se refiere al universo, innecesarios.
Aldous Huxley
Una sola mirada, diferentes visiones.
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