La conocí un día, nos miramos de reojo. No creí que pudiera pasar algo entre los dos. Traté de ignorarla pero resultó imposible. Uno nunca es dueño de su propio corazón. Ahora soñe que ella me besaba, y me besó. Sali corriendo a la escuela, y en el camión, la gente me miró de manera extraña. Tenía pintado el beso sabor chocolate que ella me dió.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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