Hoy salí desde temprano vestido de rojinegro. Iba muy feliz, hasta que me topé con una chica de grandes ojos preciosos. La decisión surgió en ese momento, pues ella portaba orgullosa la camisa del eterno rival. Y pues... No me pude resistir, nuestros cuerpos chocaron y la rivalidad por un momento, se diluyo.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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