Ser boca o ser
bocado, cazador o cazado. Ésa era la cuestión. Merecíamos desprecio, o a lo
sumo lástima. En la intemperie enemiga nadie nos respetaba y nadie nos temía.
La noche y la selva nos daban terror. Éramos los bichos más vulnerables del
zoológico terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, sin
grandes colmillos, ni patas veloces, ni olfato largo.
Eduardo Galeano,
Espejos
Una sola mirada, diferentes visiones.
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