César Huerta / @zorrotapatio
Ryszard Kapuscinski fue un excelente narrador y cronista del suceso. Buscó por la vida las pistas que lo llevarían a entender y comprender al otro, herramientas que utilizaría para retratarlo por medio de su pluma y la memoria.
Dicho retrato lo construyó desde abajo, conociendo a los sujetos, mirándose al espejo, sintiendo y pensando como ellos. Un hombre blanco que en el imaginario colectivo del África representaba al colonizador, pero que sufrió desde pequeño la pobreza y las injusticias de una guerra en su natal Polonia como otro hombre nacido en el continente africano. Sus historias plasman a los vencidos, los derrotados, los más pobres y su relación con el mundo, con los vencedores y los poderosos. Para el sociólogo Zygmunt Bauman: Kapuscinski es “el mejor cronista de nuestra modernidad”. Para sus alumnos de periodismo: “un Heródoto de nuestros tiempos”.
Su condición humanista, lo llevo a colocar en su justa dimensión al antropólogo Bronislaw Malinowski de quien destacó la importancia de sus estudios y reportajes antropológicos pero sobre todo la enseñanza y el reto de preguntarse ¿cómo acercarse al otro? Sin perder de vista la necesidad de relatar el hecho desde su nacimiento, pues como decía Malinowski “para poder juzgar, hay que estar ahí”. Sin duda, de él y otros más se apoya para resaltar la labor del periodista, pues similar al trabajo del antropólogo necesita también de cinco sentidos contundentes en la recolección de datos: estar, ver, oír, compartir y pensar.
Encuentro con el otro es una recopilación de seis conferencias en las que Kapuscinski indaga la relación entre él y la otredad. Nacido en la ciudad de Pinsk el 4 de marzo de 1932 convivió desde pequeño con gente de culturas y religiones diferentes: judíos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, armenios y polacos, lo cual significó una manera de entender la vida multicultural. Como él mismo lo declara “Mi experiencia de convivir con Otros, muy remotos, durante largos años me ha enseñado que la buena disposición hacia otro ser humano es la única base que puede hacer vibrar en él la cuerda de la humanidad”.
La antropología es representada para él como la ciencia que “dirige su mirada y se consagra al otro. La guía la idea de conocerlo para comprenderlo, la idea de aceptación a la diferencia y la alteridad como rasgos inherentes al género humano “Es por eso que sólo con el conocimiento de los pueblos, sus costumbres e ideologías, podremos acabar con los prejuicios”.
Según Kapuscinski el hombre tiene tres posibilidades para el encuentro con el otro: “elegir la guerra, aislarse tras una muralla o entablar un diálogo”. La hospitalidad es necesaria en nuestras sociedades, pues implica que “las puertas y portaladas sirven no sólo para aislarse del otro, sino que también pueden abrirse ante él, invitándolo a franquearlas”.
Por ello es necesario un mundo en el que podamos tender puentes de entendimiento con el otro, pues como bien lo decía Kapuscinski “todos los habitantes de nuestro planeta somos Otros ante Otros: yo ante ellos, ellos ante mí”.
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