Santiago de Teapa, río sobre piedras, es aunque no mio, el lugar del que me siento dueña, donde soy libre y puedo volar, donde se despiertan mis sentidos y comienzan a volar, la imaginación fluye con tremendo torrencial, como fluye el río con su más caudaloso recorrido, bañando riveras, raices viejas, y las almas de cada uno de sus habitantes, es este el sitio donde soy simplemente yo, sin más ni más, musa del poeta, mujer de sus amores, la dueña y señora de todo un verde por explorar, del fresco del agua pura bajada desde lo más alto de las montañas que desemboca en los dos cantaros de leyenda.
Es este el sitio de mis añoranzas pues aquí es donde esta el primer amor, ese que de todos es siempre el mejor, el que se recuerda con ahínco, el que no se borra con el último beso y aunque halla pasado tanto sigue presente entre recuerdos y locuras; estoy aquí en el siempre verde pueblo de mis añoranzas, estoy aquí porque desde siempre este fue el más preciado de mis sueños. Entre cantaros fluye el agua que baja de la colina, agua pura de manantiales, agua que reverbera de entre los paisajes mas profundos, y entre tanto, sus ojos, mis ojos mirándose con determinación.
Yo recuerdo, antaño nos amamos, y no hubo sitio donde se dejara perder nuestro amor, cada rincón de tu pueblo tiene algo que decir de los dos; aquel beso bajo la lluvia un inicio de año, o nuestra estancia solitaria en el kiosco de la plaza, sitio donde la soledad, el viento y el frío eran la compañía perfecta; nos amamos, con determinación tanto así, que un buen día para asegurar estar a tu lado agua del mure bebí, que te quería para siempre a mi lado, carajos, que sin ti no sabía a donde ir. Que nos amamos, pero fue el tiempo, las circunstancias el maldito deseo que nos alejo; nos amamos en tierras siempre verdes, entre ríos fríos y rocas deslizándonos en los pies.
Verde Teapa, verde estancia con tus ojos penetrando mi mirar, contigo agobiando el alma, sin importar si estas o no, estoy aquí de nuevo pensando en ti. Estoy de nuevo y tu también, el ahora nos tiene en caminos distantes y sin embargo a nuestros caprichos hemos obedecido, estamos aquí entre la selva verde que se presta de alcahueta, que nos cobija en las profundidades de ella para ser cómplice de nuestro amor; ya no es el mismo amor tierno de hace algunos años, pero sí el mismo desinteresado que se nos presentó una vez que no supimos aprovechar y que malditamente dejamos escapar. Pero hoy, hemos olvidado todo, cada recuerdo se ha quedado atrás.
Hoy sólo existe este momento, sólo existimos tu y yo; dejas caer mi cuerpo sobre la hierba fresca, dejas caer el tuyo sobre el mio, nos estamos amando de esa forma que nunca concluimos y a pesar de no sé cuantas camas haya tocado tu espalda o cuantas haya tocado la mía, yo te sigo amando, a pesar del tiempo que nos puso lejos nos amamos igual que antes, sin interrogar que paso después quien esta ahora o quien sera mañana, simplemente importamos los dos, recorre tu dedo indice todo mi semblante, y mis piernas temblorosas tienen miedo de ti, no el miedo aquel como en el primer beso sino un miedo como el de la primera vez, mi ritmo cardiaco ha aumentado y el tuyo no deja espacio para descansar, tu sistole y tu diastole son música para mi corazón herido, nos amamos, nos deseamos, pero sin lugar a dudas esto no puede llegar a mas, recorren tus labios mi cuerpo, y de nuevo me susurras al oído cuanto me amas, y cuan terrible es no poder hacerlo tan libremente como lo hacíamos antes, en un dos por tres nos reincorporamos, dejamos de ser nuestros para pertenecerles de nuevo a nuestros dueños.
Nos queremos sin razón, pero para amarnos hace falta más que locura, hace falta más sensatez.
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