Escribo cuando tengo tiempo de pensar en el ayer o en el mañana, pues cuando pienso en el regalo de hoy no puedo ni regresar ni viajar, simplemente permanezco estática en el hoy; hoy solo puedo pensar en cuanto tiempo perdido deje ayer, aquel tiempo que no podré jamás recuperar, tiempo que ayer perdí pensando en el mañana, tiempo que hoy pierdo pensando en el ayer, nada más valioso que el tiempo y el amor, nada más valioso que mis dos amores.
Hoy se me ha hecho benéfico ocupar un poco de tiempo en el ayer, pero no en el ayer lejano sino en el que fue más próximo a mi; en el regalo que la vida me preparo, un banquete exquisito en la mesa del señor, con un poco de vino y amor al por mayor, risitas pispiretas, carcajadas coquetas que dejan mostrar un par de perlitas nacaradas del color del marfil, risitos dorados cayendo sobre su frente, risitos que disfruto cada vez que mojo sus cabellos, cada vez que juego con ellos; la vida me dejo un montoncito de amor, quizás vino de París o tal vez de New York, aunque siendo más prudentes podría demostrarles que fue parte de mi por 3/4 partes de año, por un periodo exactamente no tan precioso como lo es ella, como lo es para mi. La vida tambien me regalo un par de ojos miel que se dejan resplandecer en contraste con el sol, un corazon fracturado que pronto se vio llenado, la vida me regalo unos labios de cereza y miel que se pierden con los míos en el momento mágico de un beso soñador, me dio su corazón repleto de un mundo de amor, la vida me regalo un ser maravilloso que da todo de sí que no espera nada recibir.
La vida una vez me quito, si me quito un peso de encima y por ello me repuso con crece dos amores que no son de mentira.
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