Nos inquietamos, nos sentimos vejados, agredidos, creemos que nuestra molicie terminará, o si bien nos va, se reducirá sustancialmente casi hasta hacerla incómoda, insostenible, insoportable.
Heroína abstrayente, alienación de nuestra época que junto a las religiones, siguen permitiendo el trafico de la sinrazón, la pandemia del aburguesamiento tanto imaginario como verídico, los ojos creen todo, los oídos aceptan, el cerebro adiestrado.
Puedo reconocer que la buenaventura de mirar, leer, escuchar, adquirir, expresarse, todo con inmediatez, es un suave murmullo que invita a relajar las defensas, pero no estoy tan cierto respecto a qué tan objetiva sea la alta estima por un mero intermediario.
Evidentemente, siempre hemos tenido intermediarios, ya sea nuestra (in)capacidad mental para comprender y expresar, la (in)disposición anímica para sentir lo que dentro sucede y aquello que nos rodea, así como los meros órganos corporales que no necesariamente nos traducen la realidad en forma homogenea.
Sin embargo, aún cuando nuestros mecanismos naturales sean deficientes para allegarnos la realidad interna/externa, o nuestra imagen de ella, a pesar de ello ningún otro mecanismo ajeno nos debe resultar indispensable para asir el mundo, el universo.
Hubo carretas, caballos, barcos, pero no dejamos de andar las rutas, de recorrer otros caminos, no dejamos de Ir.
Hubo la tinta, los muros, el papel, la imprenta, la fotografía, pero no dejamos de pensar, de sentir, de mirar, de Expresarnos.
Hubo cartas, telégrafos, teléfonos, internet, pero las personas han seguido ahí, las palabras también, las manos, no dejamos de Mirarnos, Hablarnos, Silenciarnos juntos.
Que un instrumento cómodo, total, veloz, deje de funcionar o modifique su marcha no debería implicar un retroceso en nuestra forma de aprehender la realidad o en la manera de expresarnos. Puede significar mayor trabajo, lentitud, fraccionamiento, sin embargo, durante la ausencia de ese medio de comunicación, la Internet, mucho se hizo, hermoso, ingenioso, funcional, romántico, útil, gozable.
Sin Internet también hubo música, se cruzaron los mares y los cielos, combinamos nuestros alimentos, nuestras sangres, las costumbres y los defectos, nos peleamos, nos enamoramos, escribimos, hablamos, caminamos, vimos y creímos, y tambien desconfiamos, aprendimos, cuestionamos, creamos, compartimos, copiamos, robamos y de ahí partimos a otros lugares antes inexistentes, fuimos y hemos seguido siendo.
No lo sé, a veces sólo el silencio suele ser la mejor forma de escuchar el mensaje, la palabra que se escapó de entre los labios desde el corazón, puede ser la manera óptima para creer en el tacto que no tocamos pero sentimos a la distancia, para imaginar el camino que aún falta por recorrer, probablemente el silencio sea la banca a un costado del campo en donde podemos esperar, comenzar y morir viviendo.
No lo sé, pero quisiera pensar que el silencio de ese sentido adoptado por nuestro cuerpo como si fuera originario, el Internet, nos puede ayudar a potenciar nuestros otros sentidos. No lo sé.
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Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):
2 comentarios:
Discrepo en algunos puntos, pero es bueno ya tener nuevas voces en el blog.
Por otro lado creo que internet es distinto a cualquier otro medio de comunicación porque, por primera vez al menos "virtualmente" los medios están casi al alcance de todos.
Chidazo participar con ustedes César, y como le dije ayer al Zorro, aún cuando no coincidamos en todo lo importante es que podemos dialogar acerca de esas diferencias y similitudes. Saludos!
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