«Moralización» del capital? Esta consigna merece un premio de humor negro. Si hay, efectivamente, una orden de consideraciones que volatiliza cualquier régimen donde impere la sacrosanta libre competencia, ella es la consideración moral: la eficacia cínica gana este juego a cualquier precio, tan seguramente cuanto la mala moneda expulsa la buena. La preocupación «ética» es publicitaria. Marx resolvía la cuestión en pocas líneas de su prefacio a El Capital: «Yo no pinto de modo alguno en tonos rosas el personaje del capitalista y del propietario de tierras», pero «menos aún podría mi perspectiva —en la cual el desarrollo de la sociedad en cuanto formación económica es comprendido como un proceso de historia natural— hacer al individuo responsable por las rotaciones de las que él es socialmente un producto…»[v] He aquí porque no va a bastar distribuir algunas bofetadas para «refundar» un sistema en el que el beneficio continúa siendo el único criterio.
Lucien Séve
Una sola mirada, diferentes visiones.
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