Este movimiento, heterogéneo y lleno de propuestas, lucha por recuperar los espacios democráticos secuestrados por el mercado. Representa un sentir generalizado de malestar social, por ello ha logrado calar en amplios sectores de la sociedad. Por consiguiente, intentarán acallarlo, infiltrarlo o capitalizarlo. Sin embargo, sus impulsores tienen la cabeza bien puesta y los objetivos claros. Democracia real ya con todas sus consecuencias. Una auténtica revolución en España donde priva la mediocridad. Démosle la bienvenida, puede ser el germen de un nuevo tiempo. Pero también seamos prudentes. Es hora de indignarnos.
La Jornada
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