La ausencia de Calderón en Bellas Artes y la irrupción del pueblo en la despedida a Monsi
fue una señal de impotencia y un triunfo de la gente pensante —la
cosecha de lectoras y lectores es, en buena medida, cortesía del homenajeado—
ante un poder despótico y casi analfabeto; una victoria de la plebe
ilustrada sobre una élite de ignorantes irremediables, así tengan
doctorado y maestría. Los que mantienen a la población bajo cerco
militar y mediático viven, a su vez, sometidos al cerco cívico y
pacífico del desprecio, y éste es más poderoso de lo que suele
pensarse. Dejemos de revolvernos en la impotencia y sirva el registro
de este triunfo —que a ustedes les consta— para documentar nuestro
optimismo.
Pedro Miguel
Una sola mirada, diferentes visiones.
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