No son las cosas mismas
las que al hombre alborotan y espantan
sino las opiniones engañosas
que tiene el hombre de las mismas cosas:
(...) Por esto, cuantas veces tu seso turbaren ilusiones
culparás a tus propias opiniones y no a las cosas mismas,
ya propias ya ajenas,
pues en ellas todas son buenas.
Por esto debes advertir en todo
que quien por su maldad o su desprecio
al otro culpa, es necio;
que quien se culpa a sí y a nadie culpa, ya que no es ignorante,
es solamente honesto principiante;
mas el varón que ni a sí ni a otro acusa
en cualquier trabajo o accidente, es el sabio y bueno juntamente.
Francisco de Quevedo
Una sola mirada, diferentes visiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario