Ahi la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial y deja al tercero y va a tocar para Burruchaga... Siempre Maradona! ¡Genio, genio, genio! ta,ta,ta,ta,ta, ¡Goooooooooooooooooooooooooool! ¡Gooooooooooooooool! ¡Quiero llorar, Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diego Marado... Maradona! Es para llorar, perdónenme... Maradona en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos, ¡Barrilete cósmico, de qué planeta viniste!
¿Qué sería del fútbol sin Maradona? sinceramente yo no lo podría imaginar. Nacido en un villa popular de la Argentina, Diego consagró su vida desde pequeño al deporte más maravilloso de este mundo, llamado fútbol.
El destino nunca le perteneció. Este jugador de pequeña estatura y gran corazón, recuperó la magia perdida en el fútbol, las ganas de jugar en el barrio, la vibración de las cuerdas vocales al grito de gol, la esperanza de millones de personas en el mundo, que junto a él volcaron sus sentimientos en furor, alegría y emoción.
Pero la rabia y frustración no se quedaron atrás, este dios argentino no es perfecto, nació manchado, su querencia por trotar hacia la izquierda y enfrentar la maquinaria del poder trajo consigo numerosos problemas, tantos, que sus detractores se han encargado de denostarlo tantas veces, comparando sus errores con los de su más grande competidor: Péle.
El destino nunca le perteneció. Este jugador de pequeña estatura y gran corazón, recuperó la magia perdida en el fútbol, las ganas de jugar en el barrio, la vibración de las cuerdas vocales al grito de gol, la esperanza de millones de personas en el mundo, que junto a él volcaron sus sentimientos en furor, alegría y emoción.
Pero la rabia y frustración no se quedaron atrás, este dios argentino no es perfecto, nació manchado, su querencia por trotar hacia la izquierda y enfrentar la maquinaria del poder trajo consigo numerosos problemas, tantos, que sus detractores se han encargado de denostarlo tantas veces, comparando sus errores con los de su más grande competidor: Péle.
Y es que Maradona jamás cerró la boca ante las injusticias dentro y fuera de la cancha, siendo ese fue su mayor crimen y debilidad ante el mundo, y por el que tuvo que pagar demasíadas veces. Sin duda alguna su más grande pecado fue no quedarse callado en lugar de sentarse en la cima y desde ahí, disfrutar del status obtenido, viajar por el mundo representando un banco tránsnacional, anunciando "yo lo haría" por todas partes.
Muchos son los que no olvidan las gambetas, los caracoleos y esa asociación más que amorosa con el balón. No reelegan de su memoria los desplantes, historia, escándalos y rabietas. Pero ahora que el fútbol se ha transformado en un espectáculo más de la mercadotecnía mundial, Maradona representa un respiro, una bocanada de aire en medio de tanta aburrición y somnolencia, en medio de tanta táctica, en medio de tan poca esperanza en el fútbol que se juega con el corazón.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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