… Debajo de la forma idiota con la que después de 2006 la izquierda se ha comportado, el proyecto está allí, aunque soterrado. Mientras la izquierda cupular y los medios se han dedicado a mostrar su desdibujamiento, López Obrador ha mantenido en la gente –es decir, allí donde realmente habita la vida política– su proyecto de nación. Debajo de esa cosa ridícula que se ha dado en llamar el “gobierno legítimo”, de graves errores de los que tiene que cuidarse –AMLO necesita a su lado asesores con una profunda visión ética e integradora– y de los medios que han decidido ignorarlo, López Obrador, con una voluntad semejante a la de Juárez durante el segundo imperio, ha recorrido el país con su proyecto a cuestas.
Si la izquierda quiere salir de la trampa en la que ella misma se metió y volver a darle una salida a la nación, deberá volver a cohesionarse alrededor de esa figura y de su proyecto –un proyecto que deberá afinarse en el tiempo que resta para ganarse la confianza de los empresarios honestos, romper los monopolios, volverse hacia el zapatismo y otras causas populares, crear una lúcida política social que pueda limitar al crimen organizado y refundar el sindicalismo, espantosamente corrompido desde su nacimiento–; eso exige una fuerte dosis de humildad y de sentido ético.
Lo que el PRD ha olvidado es que para crear la justicia social no se necesita ni estar al día, es decir, aggiornado, ni crear planteamientos ingeniosos. Exige, como lo han hecho López Obrador y el zapatismo –hay que retomar mucho de lo que esta otra lucha negada ha dado a la nación– un profundo sentido común y esas cosas sencillas que se llaman unidad, clarividencia, energía y desinterés. Sin ellas, tanto la izquierda como el país irán a su absoluta ruina en 2012.
*Fragmento del texto ¿tiene posibilidades la izquierda?
de Javier Sicilia, publicado en Proceso
Una sola mirada, diferentes visiones.
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