Europa es, por ahora, el teatro por excelencia de la disputa mundial.
Lo que se concebía como maduros estados de bienestar han cedido terreno
ante la presión de los mercados. Éstos exigen que los nocivos efectos
económicos provocados por la crisis sean subsanados por aquellos que
padecen sus efectos. Los que, en verdad la causaron, quieren ser
exceptuados, perdonados y levantarse, además, con las utilidades. Las
bolsas de valores, los bancos, fondos de inversión y demás instrumentos
que condensan la parte perversa de los llamados mercados, hasta hoy
día, parecen ser los triunfadores.
Luis Linares Zapata
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