La contemplación de las ruinas nos permite entrever fugazmente la existencia de un tiempo que no es el tiempo del que hablan los manuales de historia o del que tratan de resucitar las restauraciones. Es un tiempo puro, al que no puede asignarsele fecha, que no está presente en nuestro mundo de imágenes, simulacros o reconstitucioes, que no se ubica en nuestro mundo violento, cuyos cascotes, faltos de tiempo, no logran convertirse en ruinas.
Es un tiempo perdido cuya recuperación compete al arte.
Marc Augé
El tiempo en ruinas
Una sola mirada, diferentes visiones.
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