martes, 11 de agosto de 2009
Nunca olvidar el 28 de mayo de 2004: no a la represión
Jorge Gómez Naredo
El 28 de mayo de 2004 el Centro de la ciudad de Guadalajara estaba cercado. En el Instituto Cultural Cabañas se celebraba la Cubre de Jefes de Gobierno y de Estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. No se podía transitar libremente. La Plaza de Armas, la Plaza Tapatía y las inmediaciones de donde estaban reunidos los Jefes de Estado eran zonas totalmente vigiladas. Había vallas por todos lados, y policías con toletes y escudos. Y también había circulando cientos de patrullas con elementos castrenses fuertemente armados.
Estas excesivas medidas de seguridad no fueron impedimento para que varias personas se manifestaran, organizaran eventos en contra de la Cumbre y a favor de temas que no iban a ser tratados por los Mandatarios: ¿cómo vivir sin capitalismo?, ¿se puede?, ¿hay alternativa? Muchas voces se escucharon. Estaba, por ejemplo, la de Evo, un indígena aymara que con el tiempo se convertiría en presidente de su nación. Sí, ahí se encontraba el futuro Mandatario boliviano, manifestándose en contra de una Cumbre de Jefes de Estado donde se habló de poco y se solucionó nada.
El 28 de mayo de 2004, alrededor de 8 mil personas marcharon de la Glorieta de la Minerva al Centro de la ciudad por la avenida Vallarta-Juárez. En el cruce de esta arteria con la de 16 de Septiembre, una parte del contingente se topó con vallas, muchas vallas, y atrás de ellas, cientos de policías con toletes, gases lacrimógenos y escudos. La mayoría de los manifestantes solamente observó a los gorilas de diversas corporaciones policiacas que se encontraban protegidos por el cerco metálico. Fue entonces cuando un grupo de infiltrados comenzaron a lanzar objetos a los policías e intentaron pasar unos metros más (atrás había vallas verdaderamente infranqueables). No pudieron. Después de ese "intento", hubo algunos pequeños desmanes: dos o tres vidrios rotos, una jardinera tumbada, una banca destruida, etcétera. Nada de importancia.
Cuando los manifestantes ya se comenzaban a retirar (los infiltrados desaparecieron de repente y jamás se les volvió a ver), vino la represión. Las Policías (Estatal y Municipal), comenzaron a levantar a quienes estuvieran en las calles. Todo aquél que tuviera apariencia (según la percepción de los "capacitados" policías) de "globalifóbico", había cometido un delito. Se capturaron a más de 100 personas (la mayoría inocentes de los nimios destrozos ocurridos en el Centro de la ciudad), y se les ingresó en la Secretaría de Seguridad Pública. Ahí hubo golpes, maltrato físico, humillaciones, amenazas de violaciones sexuales, tocamientos, en fin, tortura en el más amplio sentido de la palabra.
El culpable principal de estos actos represivos fue el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña. Un día después, en un rancho cercano a la ciudad de Guadalajara, el mismo que había mandado reprimir a los manifestantes ese 28 de mayo, levantó la mano de Felipe Calderón y lo "destapó" para la Presidencia de la República. Calderón, sonriente, le dio las gracias a Ramírez Acuña. Nadie, en esa comilona, se acordó que en los sótanos de la Secretaría de Seguridad Pública se seguía torturando a manifestantes que no habían cometido ningún delito.
Hoy se acaba de celebrar otra Cumbre más en la ciudad de Guadalajara. Escribo este texto el sábado y aún no se sabe si habrá manifestaciones reprimidas y policías golpeadores. Pero vale la pena recordar que hace poco más de cinco años, hubo actos represivos. Y quien ordenó eso fue Ramírez Acuña, hoy libre y, peor, próximamente diputado federal. No hay que olvidar, además, que el hoy Presidente (ilegítimo, por supuesto) de México, de una u otra manera, aprobó la represión de jóvenes en Guadalajara. Sí, Felipe Calderón, al reunirse con Ramírez Acuña mientras en los sótanos de la Secretaría de Seguridad Pública se vejaba a los manifestantes, aprobó los golpes de las policías jaliscienses en contra de los altermundistas. Ahora Calderón se ha convertido (no podía ser de otra manera), en uno de los Mandatarios mexicanos más ineptos de la Historia (y vaya que ha habido muchos). Ojalá un día, los represores del 28 de mayo, paguen su culpa. Ojalá.
jgnaredo@hotmail.com
Una sola mirada, diferentes visiones.
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