domingo, 2 de agosto de 2009

Juegos Panamericanos y fracaso

Foto:César Huerta/Extensión Medios

Jorge Gómez Naredo

La Jornada Jalisco

¿Acaso es tiempo de aceptar la derrota?, ¿de confesar el fracaso?, ¿de decir, con toda sinceridad: “no, no podemos organizar los Juegos Panamericanos”? ¿Es hora ya? ¿O acaso las autoridades locales, estatales y federales pueden y van por buen camino para que en 2011 todo salga bien y la justa deportiva a celebrarse en Guadalajara sea una de las mejores en toda la historia de América?

Hoy son tiempos de crisis. Crisis para todos. Hasta hace algunos meses, las autoridades, si bien no nadaban en la abundancia, tenían recursos. Emilio González Márquez se daba el gusto de dilapidar el erario público: donaciones a Televisa, donaciones a TV Azteca, donaciones a la Iglesia, donaciones aquí y allá, donaciones por doquier. Pero ahora la perspectiva ha variado, ha mutado. Claro, los jugosos sueldos de la alta burocracia no bajarán; en cambio, sí habrá recortes en ciertas áreas (en especial las sociales). Ejemplos abundan: ya no se realizarán algunas obras de infraestructura que se tenían planeadas. Esto no proviene directamente de una crisis económica mundial, sino, más bien, deriva de la incapacidad de las autoridades federales para idear un sistema tributario justo, donde los grandes empresarios paguen algo y dejen, ya, por fin, de evadir por todos los medios posibles sus obligaciones fiscales. Influyen también en esta crisis los bajos precios del petróleo y, claro, la necedad de la mayoría de los gobernantes para seguir gastando inmensas cantidades de dinero en comilonas, autos, celulares, viajes al extranjero, sueldos aberrantes y un largo etcétera.

Ante esta perspectiva, la pregunta que surge es: ¿acaso Guadalajara puede organizar los Juegos Panamericanos del año 2011? Emilio González Márquez dice que sí, que claro, que no puede ser que alguien se haya puesto a pensar en la posibilidad de un cambio de sede: “No entiendo cómo [y] de dónde surge ese rumor. No hay ninguna comunicación con la Presidencia de la Organización Deportiva Panamericana que pudiera presumirse que Guadalajara esté incumpliendo en su responsabilidad, por el contrario”. Pero las cosas parecen no ir muy bien: se mira oscuridad enfrente, obstáculos, inconvenientes y varios contratiempos.

El Ayuntamiento de Guadalajara aprobó, el viernes pasado, un crédito (sin saber aún el plazo del endeudamiento, la tasa de interés, la institución financiera a otorgar el empréstito o los pagos a realizar) por mil millones de pesos para la construcción de la Villa Panamericana. Edificar el edificio donde se alojarán los deportistas urge, porque si no se hace rápido, los Juegos Panamericanos se irán a otra sede y se olvidaría el ya famoso “Guadalajara 2011”: eso sería catastrófico para las autoridades panistas. Pero hay problemas, muchos problemas. Uno de ellos es económico. Bosco Gutiérrez Cortina, director general de Bosco Arquitectos, empresa contratada por el Ayuntamiento tapatío para edificar la Villa, declaró el jueves que sin la aprobación del crédito de mil millones de pesos no habría construcción: ellos quieren ganancias, no invertir. Y poco a poco lo van logrando.

La construcción de la Villa Panamericana se dirige al fracaso, a un fracaso costoso. Primero se eligió un lugar no idóneo, donde habría descontento vecinal y resistencia ante las autoridades. Después se compraron terrenos costosos. Más tarde, por carencias de dinero, se modificaron los proyectos originales. Ya, para ese entonces, se había gastado mucho y el Ayuntamiento se desgastaba mediáticamente: casi nadie piensa que la Villa, en el parque Morelos, será viable. Ahora se habla de “aumentar” el costo de los departamentos para después de pasados los Juegos Panamericanos. La inversión que hará el Ayuntamiento no será redituable y, muy probablemente, si se edifica la Villa como se tiene planeada, dichos departamentos se convertirán en un elefante blanco.

¿Cuánta corrupción cabe en la Villa Panamericana? Seguramente mucha. Habrá dinero a borbotones, Guadalajara quedará endeudada y no habrá recuperación de la inversión. Sí, unos Juegos como los que se pretenden celebrar en la ciudad en 2011 dan prestigio a las autoridades que los organizan. Y, ¡oh, cosas de la vida!, eso beneficiará al priísta Jorge Aristóteles Sandoval, alumno aventajado en Jalisco de Enrique Peña Nieto. Pero también existen peligros: si hay cambio de sede, podría ser un duro golpe a la carrera política del joven émulo del gobernador copetudo.

¿Acaso es tiempo de aceptar la derrota?, ¿de confesar el fracaso?, ¿de decir, con toda sinceridad: “no, no podemos organizar los Juegos Panamericanos”? Hoy, parece que todo se dirige al caos: unos Juegos caros, en tiempos de crisis; falta aún de infraestructura deportiva en la ciudad y una Villa Panamericana mal planeada, condenada pronto a convertirse en un gran elefante blanco. Pero algo salva todo desde la perspectiva de las autoridades y de los empresarios involucrados en la Villa: la corrupción que se dará, la posibilidad de hacer un “buen negocio”, de obtener pingües ganancias. Hay mucho dinero en juego. Dinero que, lastimosamente, pagarán los tapatíos de a pie. En fin, así se las gastan los de arriba.

jorge_naredo@yahoo.com


Una sola mirada, diferentes visiones.

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