domingo, 8 de marzo de 2009
8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres.
Ponencia Casa Sigmund Freud.
7 de marzo de 2009.
Ma. Candelaria Ochoa Avalos
El 8 de marzo es un día para recordar la lucha de las mujeres en pro de la igualdad, es para reflexionar acerca de las condiciones de discriminación que aún persisten y de las alternativas para conquistar un mundo más igualitario en donde hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades de desarrollo. Este día no es como el 10 de mayo ni como el 14 de febrero que son fechas que ha construido el mercado para dar regalos.
El 8 de marzo es para recordarnos un anhelo elemental que hoy nos parece indiscutible, y a veces hasta parece chocante y exagerado decir que en estos tiempos modernos aún no se logra, y es que todavía es necesario luchar para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.
En dos ámbitos tan disímbolos como el de la vida pública y la doméstica podemos ver la persistencia de la discriminación. En la primera, a pesar de que las mujeres somos la mitad de la población, la representación política está muy por debajo de esa proporción. En el ámbito familiar, las labores domésticas siguen siendo atendidas en un 99% por las mujeres.
Para justificar estas desigualdades, se ha dicho que las mujeres no participan en política por que no les interesa o no “se les da”, y que las labores domésticas les corresponden, porque el hombre trabaja fuera del hogar y esas tareas las hacen mejor las mujeres, quienes las realizan por amor a los hijos, para estar cerca de ellos y poder educarlos bien.
Resulta difícil creer, que una mujer informada de la importancia de participar en la toma de decisiones, no desee participar en política. Y es aún todavía más difícil de creer, cuando vemos que lo mismo pasa en otras áreas como la empresarial, la educativa, la de salud, en donde las mujeres prácticamente están ausentes de los niveles directivos. ¿Será que a las mujeres no “se les da” el manejo del poder y por eso el hombre se “sacrifica” y lo hace por los dos? o ¿Será más bien que la mujer no tiene las mismas condiciones y oportunidades para acceder a la política y que por ello tiene que vencer más obstáculos?
El mito de la distribución de las tareas se derrumbó cuando la mujer se incorpora al mercado laboral, y a pesar de ello, continua con el trabajo doméstico. Y si fuera cierto lo de la distribución equitativa de las tareas, ¿Por qué el trabajo doméstico no tiene el mismo reconocimiento social y las mismas prestaciones sociales? ¿No habrá mejores y más educativas formas de convivir con los hijos que lavar la ropa y limpiar la casa?
Hoy resulta más difícil de creer que el hombre no es apto para las labores domésticas y culinarias, cuando algunos de los mejores cheff son hombres y cuando ya hay aparatos domésticos que realizan prácticamente cualquier labor del hogar, ¿No acaso es el hombre quien se ufana de manejar mejor las maquinas?
El 8 de marzo no fue establecido por un grupo marginal de mujeres resentidas, el Día Internacional de la Mujer fue proclamado por las Naciones Unidas en 1974 como un reconocimiento a la lucha por la igualdad y la equidad de género y como una forma de incentivar las mejoras en beneficio de las mujeres. Se tomó esa fecha, porque el 8 de marzo de 1905 las obreras rusas hicieron una huelga y tres años más tarde en la misma fecha las obreras de la costura en Nueva York, realizaron una huelga exigiendo la jornada de 8 horas, la fábrica fue incendiada por los patrones y murieron en su interior 129 trabajadoras.
Como cualquier otro movimiento social libertario, los logros y mejoras en beneficio de las mujeres, se ha conquistado gracias a años de lucha y de sacrificio del movimiento de mujeres, sacrificio que ha costado vidas, encarcelamientos, represiones y burlas. Nadie nos ha regalado nada, los derechos y avances de los que hoy gozamos, son fruto del esfuerzo de generaciones pasadas y presentes que lucharon y luchan por mejorar su condición social y por aspirar a ser tratadas como personas completas y como adultas que no necesitan tutelaje.
La historia del derecho al voto femenino, no es una historia color de rosa, ni un proceso alfombrado, exento de riesgos y de esfuerzos. Es la historia de una lucha, de un movimiento social que tuvo que enfrentar y vencer, no sin dificultades numerosos obstáculos antes de hacer valer un derecho que hoy nos parece tan elemental y tan obvio, gracias precisamente al trabajo de esas luchadoras que lo volvieron “natural y normal” que hasta parece que siempre ha existido y reconocido por todos.
Pero no siempre fue así, antes no era normal y era tan antinatural, que en la Revolución Francesa Olimpia de Gouges, quien escribió la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, la primera declaración sobre los derechos de las mujeres, fue guillotinada por criticar a “los padres de la patria”.
En Inglaterra en 1905 Cristabel Pankhurst fue la primera mujer en ir a la cárcel por exigir el derecho al voto públicamente. En los años posteriores las sufragistas inglesas se ven obligadas a enfrentar al poder público, rompen escaparates, interrumpen comunicaciones y hasta colocan bombas como protesta por la negativa de reconocer sus derechos políticos. Es hasta mayo de 1917 cuando se aprueba el voto femenino en Inglaterra después de 50 años de lucha.
México no ha sido la excepción, tuvieron que pasar más de 40 años para que se reconociera los derechos políticos de las mujeres. En 1917 en el Constituyente Hermila Galindo propuso al Congreso que se incluyera el derecho al voto para las mujeres, sin embargo su solicitud fue rechazada, nadie respaldó su propuesta porque consideraban que las mujeres eran incapaces para ejercer adecuadamente esos derechos por carecer de educación para elegir y ser electas.
Para obtener el derecho al sufragio fue necesario la organización y lucha de las mujeres, crear frentes y convocar a congresos nacionales, de esta necesidad las mujeres del siglo pasado conformaron un gran pacto y realizaron congresos nacionales de mujeres en los años de 1931, 33 y 34 y ese mismo año, conformaron el Frente Único Pro Derechos de la Mujer.
En 1918 Hermila Galindo, en 1926 Elvia Carrillo Puerto y en 1937 Refugio García, triunfan como candidatas a diputadas, pero no se les reconoce su triunfo con el argumento legal de que las mujeres no tenían derechos políticos. En 1938 el Frente realiza una huelga de hambre frente a los Pinos, encabezada por las excandidatas, para exigir los derechos políticos para las mujeres, logrando que el Presidente Cárdenas enviara la iniciativa al Congreso de la Unión, quien la aprueba, pero un duende machista evita que sea publicada en el Diario Oficial. Es hasta 1953 cuando se otorga el voto femenino y lo ejercemos por primera vez hasta el año siguiente.
En los años setenta, después de un periodo de letargo, se renueva la movilización social femenina, poniendo el acento en los derechos reproductivos, en la lucha contra la violencia intra familiar y en acciones afirmativas para garantizar una mayor representación en los órganos de gobierno.
Como parte de esa movilización social, surgen en México centros de estudio en muchas de las universidades, dedicados a analizar la problemática de la desigualdad de las mujeres y se publican libros, revistas y suplementos donde se aborda el tema.
En las últimas décadas el activismo social de las mujeres y de los hombres a favor de la igualdad de género ha conseguido reformas al Código Civil para castigar la violencia, a la ley electoral para promover las candidaturas de las mujeres a puestos de elección popular, cuotas de acción positiva en las directivas de algunos partidos, comisiones de género para legislar en torno al tema en las Cámaras y en los Cabildos, y el establecimiento de instituciones y programas a favor de las mujeres en los diferentes niveles de gobierno.
Aún sin ser suficiente se puede decir que nunca como hoy, existe un interés y una mayor preocupación por la situación de la mujer en México y un reconocimiento de la necesidad de fortalecer la lucha contra la desigualdad. Hoy podemos decir, que en todos los discursos políticos, en los partidos, en las universidades, ese es un tema de discusión.
Hoy queremos que se respeten nuestros derechos como ciudadanas plenas, que se reformen las leyes y códigos que nos discriminan, que cambie la cultura que dice que las mujeres valemos menos que los hombres, que la maternidad sea una opción y no una obligación social, que la sexualidad sea placentera y sin culpa, que la violencia de género se castigue, que no exista el hostigamiento sexual como condición para acceder y ascender en el empleo, que los partidos respeten que tenemos derecho a ser electas,
En el Congreso del Estado se está debatiendo si las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, el aborto está permitido en casos de violación, cuando está en peligro la vida de la madre y cuando el producto presenta malformaciones genéticas, pero posiciones retrógradas quieren escamotearnos este derecho, incluso se plantea, que ese tema ni siquiera se debe debatir. Les conmino a ustedes, se asuman o no feministas a acompañarnos en esta lucha, no podemos permitir que lo ganado en las leyes nacionales y acuerdos internacionales, se vean amenazadas. Ante posiciones retrógradas, ni un paso atrás.
En fin, falta mucho camino por andar para conseguir la igualdad de oportunidades, pero lo que se ha conseguido, y seguramente lo que se conseguirá mañana, sólo será posible con la participación y el esfuerzo de las mujeres, que tenemos derecho a la mitad del cielo y la experiencia indica que para acceder a él, tendremos que conquistarlo con mucho esfuerzo.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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