A Doña Carmen Alfaro, mi madre
Desde adentro, desde adentro,
desde el fondo de un abismo,
viene corriendo a mi encuentro
un niño que soy yo mismo.
Iluminando el olvido,
con este niño en los brazos,
yo voy haciendo pedazos
los años que ya he vivido.
En el fondo del pasado,
hallo mi casa materna
donde esta mi madre eterna
frente a un Dios crucificado.
Junto al molino coplero
lleno de antiguas fragancias,
sigue jugando mi infancia
con la hija del molinero.
En los vientos pastoriles
desgranan su florilegio,
de canciones infantiles
las campanas del colegio
Y, perforando los años,
desde el abismo profundo
salgo de nuevo a este mundo
lleno de niños extraños.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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