Ese día preparé el mate. Fui a poner la cafetera, calenté el agua y regresé a la habitación. Todo era un sueño que no alcanzaba a comprender en todas sus dimensiones. Después de tanto tiempo de buscarnos sin encontrarnos, estábamos ahí reunidos, cara a cara, boca a boca.
Fue un momento singular. No hay manera de describir todo lo que ocurrió. A veces, creo que es mejor guardarlo en la memoria, colocarlo tan lejos e inalcanzable con el fin de protegerlo, para tratar de cuidar el recuerdo de lo vivido, de todo lo que fue y no volverá.
Todo terminó con poesía. No llovió ese día pero concluimos para siempre nuestra historia con "Lluvia", un poema de Juan Gelman que dice "como hoy/que llueve mucho/ y me cuesta escribir la palabra amor/ porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/ y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/ y cuándo/y cómo".
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