Definitivamente el estilo de juego de Atlas me va a matar algún día. Hoy fueron los 8 minutos más largos de mi vida, concentrado en despejar la pelota a ningún lugar, a donde nadie pueda ir nunca por ella. Y es que hubo destellos de gran fútbol, de gallardía y coraje, para que al final, las novatadas de un portero cremoso, hicieran que una maldición pudiera continuar: no ganarle en su propia cancha al Santos Laguna. Pero el estilo Atlas se impuso.
Ahora entiendo porque los veteranos aficionados rojinegros optan por no volver a la cancha, por olvidarse un poco de fútbol y mejor enterarse en los periódicos o en los noticieros. Finalmente son esos momentos, los que nos mantienen en la linea, viendo al equipo de nuestros amores, gritando gol emocionados, escuchando los buenos comentarios de los narradores de fútbol. Son esas pequeñas cosas las que nos mantienen al borde de la locura, más aun cuando observas al equipo desplegar puntadas de pasión, morir por un balón y no dejar al rival continuar.
Una sola mirada, diferentes visiones.
1 comentario:
Que linda es la pasion que se siente por el equipo y por eso esta buenísimo vivir el futbol de esa manera. En general voy siempre a la cancha y si es lejos, me quedo tirado en los colchones frente a la tele hinchando por mi equipo
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