Se nos fue Benedetti en estos días que llueve por acá. Las lagrimas no paran de caer, las gotas de la lluvia tampoco. Benedetti el maestro, el gran señor escritor... Y es que es difícil quedarse callado cuándo se van las personas que nunca conocímos pero que siempre llevamos en el corazón.
Duele, porqué poetas como él no se encuentran a la vuelta de la esquina. Porque en este mundo desigual, sin paz ni amor y mucho odio, las palabras de Benedetti resultán ser un alivio al gran cáncer que sufre la sociedad. Y a pesar de todo, Benedetti no se va. Porque se queda en nuestros corazones, en las palabras que vuelan en el viento, en los susurros de los enamorados al declamar sus poemas, en el amor que plasmó en toda su vida. Benedetti se quedá, Benedetti no se va.
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre. En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por... -Llave, por llave -me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.
El Libro de los AbrazosY es por eso que porqué no claudicaremos en nuestra lucha diaria. Porque personas como Benedetti hacen que la esperanza todavía perdure en nuestros corazones, ellos son los que nos invitan a seguir sin cruzarnos de brazos por los caminos de la vida...
Eduardo Galeano
Una sola mirada, diferentes visiones.
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