Hoy llueve, las gotas caén justo cuándo el arbitro pita el final del encuentro. El templo del fútbol en Guadalajara luce vacio, sin aficionados. Atlas desde que entró a la cancha se sintió mal, el médico le diagnostico influenza mediocre. Fueron cinco los balazos que recibió, cinco tiros del lider general fueron suficientes para terminar con un Atlas lleno de miedo, irreconocible.
Hoy nadie vio fútbol en el estadio, sólo unos cuantos, llamados directivos. Según los medios erán aproximadamente 30 de los socios que no deján al Atlas en paz. Con una crísis economica, con un cuadro sin grandes estrellas y refuerzos e impregnado de jugadores juveniles, Atlas demostro que no esta preparado para cosas grandes. Estos señores que no pagan los sueldos y tienen al borde de la quiebra sus clubes deportivos hace tiempo que prometen hablan y no cumplen. Estas más de 100 cabezas que deberían pensar en un equipo grande, convierten a Atlas en un equipo sin garra, sin juego, sin equipo. Ellos son los que venden jugadores al por mayor, los que hacen los grandes negocios, los que traén jugadores que nunca funcionan y que créen que la afición no olvida nombres de "grandes" refuerzos como Emilson, Danilo Vegne, Centurión y muchos más que nunca brillaron, nunca funcionaron.
Hoy atrás de la televisión muchos aficionados, demasiados rojinegros, se quedaron estupefactos, no podian creer que los directivos le echaran "porras" al equipo que siempre han dejado morir.
Seguramente hizo falta la barra 51 y la fiel que siempre le sirven de amuleto a un Atlas que hoy tuvo la "sal" en los palcos...
Una sola mirada, diferentes visiones.
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