La memoria no lo olvida.
La memoria no podrá ocultar lo que sucedió aquel 2 de octubre en Tlatelolco, será inevitable. Todos, incluyendo los que nunca estuvimos ahí y también a los que no habíamos nacido en ese momento, sabemos lo que ocurrio y continuamos presentes en esta lucha, en estos momentos, en estos episodios de volver a vivir y forjar el destino de nuestra nación.
Ese día salieron, juntos, todos juntos ellos, los fantasmas de la libertad,caminarón para manifestar una vez más su inconformidad contra los gobiernos represores, salieron buscando esa conquista, por la cual lucharon nuestros antecesores, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros tíos y nuestros ancestros. Esa sangre indígena broto por las venas, salpico, cimbro y se derramo alrededor de la plaza de las tres culturas. Es ahí, en ese lugar, donde todas las generaciones de edificios se reúnen y nos muestran la importancia de no olvidarnos de los acontecimientos. La historia se repite. Hoy a 40 años de la matanza de Tlatelolco, a decenas de años de la conquista española, continuamos peleando contra el opresor, en busca, como hace un montón de años, de una libertad plena.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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