Foto por Pedrobea @Flickr |
¿Has visto el sol cuando
se muere en el horizonte?, aún después que ha lanzado un último
cañonazo verdoso al cielo, las nubes siguen contemplando su partida,
la sucesión de tonos verdosos y azules, hasta desfallecer en un
negro profundo e indiferente. Parece que no volverá, parece que se
irá para siempre, pero doce horas después, a veces más, a veces
menos, regresa en el oriente, la vida se reinventa cada mañana, o se
mantiene en su flujo continuo. Reinventate, fluye, déjate llevar.
¿Has visto las olas en
el mar?, ¿Te has sentado a pocos metros de donde rompen?, ¿Has
sentido la arena húmeda bajo tus pies, y como cambia su textura a
medida que absorbe el agua?. Te quiero, ¿no sabes?, ¿si sabes?,
anda, te quiero. ¿Has sentido esa paz interna, ese morir al cerrar
los ojos y escuchar el mundo que se desliza entre tus oídos, se
desvanece en un rumor lejano, y los pensamientos se amainan y flotan
en la superficie de tu cerebro?. Ingrávida, así te quiero, liviana,
ligera, tú. Te quiero tú. ¿Sueñas?, ¿Aún sueñas?, no dejes de
soñar, porqué si lo haces habrás muerto aquí adentro, y ya no
oirás el rumor del mundo ligero, del mundo suave, delicado, tu
ingravidez, habrás muerto, serás un estridente ruido sumado a las
máquinas que inundan la ciudad. No calles, por favor, hablar es
estar vivo, reinventate. Escúchame, oye el ronco sonido de mi voz
rompiendo en pequeñas olas invisibles la meditabunda paz del
ambiente que nos rodea, siente como se transforma de mi voz, en un
suave susurro que acaricia tus oídos, déjate llevar por mi voz que
recorre las formas curvas de tu piel y rebota en las firmes. No abras
los ojos, imagina, deja que yo te lleve de a poco, no despiertes al
mundo, frente a ti hay un mar, un atardecer, la luna no ha salido,
aún no es de noche, es un atardecer detenido, el mar te moja los
pies, lentamente, una vez, otra vez, se retira, regresa. Mi voz
recorre tus hombros y un ligero escalofrío te atraviesa, me detengo
un momento para mirar los delicados vellos que se han erizado sobre
tu espalda apenas descubierta. Toco con mi dedo índice el espacio
entre tu cuello y tu hombro. Sonríe, ¿ves?, ¿tú también quieres
cariño?, anda, tu también lo necesitas, déjate llevar, el sol no
se irá nunca, la luz no se va a apagar, deja que mi voz recorra tu
piel, que su inexistente eco sobre tu figura me describa lo tersa que
es, lo suave, lo tibia que se vuelve a medida que te abrazo, desde
lejos, a distancia. Acércate de a poco, no la perturbes de su sueño,
no la saques de pronto, deja que te vea en la playa con ella, ¿lo
ves?, gira su cabeza, ¿a quién intenta ver?, sus labios se
estremecen y se abren y cierran como si de un gemido fuese a surgir
una palabra, ¿qué dice, que te dice?, acerca tu oreja a sus labios,
siente el calor de su respiración que se agita levemente, toma su
mano, acaríciala, toma la otra, ejerce presión, no mucha, siente el
sudor de sus manos, ¿que pasa?, ¿que tienes?.
1 comentario:
Simplemente he muerto! (respuesta a las preguntas)
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