Todo lo que pedimos es un país leve-
mente avenido con su propia sustan-
cia, pero sin el trauma de abandono,
ni tampoco, por Dios, objeto sexual
en las revistas del escándalo. Hura-
ños somos como habitantes de una lade-
ra, y así apretamos pequeñas llamas en
la punta de la lengua. Todo sueño es
ños somos como habitantes de una lade-
ra, y así apretamos pequeñas llamas en
la punta de la lengua. Todo sueño es
atroz. Toda miseria hiede a milagro.
Todo espacio entre la fantasía y el
terror se llena de crucigramas en que
Todo espacio entre la fantasía y el
terror se llena de crucigramas en que
al final todas las palabras eran muer-
te, y la ternura gótica podría ser nues-
tro destino, y no el asma proustiana de la ONU.
Ernesto Cardenal
te, y la ternura gótica podría ser nues-
tro destino, y no el asma proustiana de la ONU.
Ernesto Cardenal
Una sola mirada, diferentes visiones.
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