El héroe de la película americana moderna siempre es un enamorado romántico, lo mismo que el héroe de los viejos poemas épicos árabes es siempre epiléptico. Un cínico sospecharía que en cualquier población ordinaria la proporción de individuos propensos a un amor romántico tipo Hollywood no es mayor de lo que pudiera serlo la de las personas capaces de tener verdaderos ataques epilépticos. Sin embargo, basta un pequeño estimulo social para que cualquiera de los dos tipos pueda imitarse más o menos perfectamente sin que el imitador llegue a confesarse, aun a sí mismo, que su papel no es original.
Ralph Linton, Antropólogo
en Estudio del hombre, XI El matrimonio.
Una sola mirada, diferentes visiones.
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