Si una civilización extraterrestre decidiera estudiar a los humanos, la
manera más lógica de hacerlo sería infiltrar enviados suyos en una
comunidad para que pasaran largas temporadas estudiando los
comportamientos, las pautas de conducta, los códigos ocultos que surgen
con el tiempo. Es un trabajo fascinante de observación. Casi como
convertirse en un corresponsal perfecto de un grupo social y sus
circunstancias. Hay bastante de ese oficio en la investigación de la
antropóloga Cristina Sánchez-Carretero. Se debe aprender a escuchar
antes de actuar. Un buen etnólogo siente lo suyo como extraño, nos dice
esta talaverana de 41 años: debe liberarse de sus prejuicios, para luego
sentir como propio lo de los demás. "La diferencia entre la
investigación que vosotros lleváis a cabo y la nuestra es el tiempo y la
dedicación monográfica a una pregunta concreta".
El País
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