MENTIRAS

MENTIRAS

Si dejamos de mentir, sobre cosas triviales, corremos el riesgo de que la vida se vuelva aburrida

La mañana, no puede haber mejor hora para caminar un rato....a no ser por la insolente gente que corre apresurada, los carros que deslumbran sacándonos de sueños y devolviéndonos de un tajo a la realidad, la mañana, mi amada mañana silenciosa plácida y con un sol que va encumbrándose de a poco en el horizonte, con varias nubes caprichosas deshaciéndose en el horizonte; se ve ahora invadida de tropas, de ejércitos de personas que la desprecian, que no toman un tiempo para mirar el cielo e intentar descifrar el misterio del cambio de colores, de los tonos naranjas, azules y a veces verdes.

Manos en los bolsillos, mirada perdida, intento imaginar que no hay tales hordas de personas que invaden mi espacio y el tuyo, y respiro lentamente la humedad del ambiente que me invade, se antoja un café o quizás un chocolate, en el cielo los puntos palidecientes de las estrellas se despiden en un lentísimo desvanecimiento frente a la fulgurosa y radiante luz solar, que gana terreno, entremezclando los colores del entorno.

Un carro me deslumbra, vaya que maravilla! De vuelta a la realidad me digo a mi mismo, y miro a las gentes caminar miradas perdidas, platicas difuminadas rostros fingientes....repito lentamente rostros fingientes, repaso sus miradas, hay expresiones, hay historias siendo ocultadas detrás de ellos, volteo a mi alrededor, nadie advierte mis pensamientos inquisidores, aquellos que se agolpan invadiendo mi mente, imaginando la razón de las miradas, la razón del fingir.

No es que no crea en los demás, no es que desprecie a las gentes, solo me apasiona saber porque mienten, como mienten, y como desenredan sus mentiras; si lo pensamos vivimos en una constante red de mentiras, no hay verdades, no hay realidades, solo fugaces vistas de vidas, de caminos y de sueños, fantasmas divagantes, vagos ángeles que caminan en la tierra y de vez en cuando cuentan historias, hacen hablar a las almas que tocan.

Una pareja charla, no me importan sus palabrerías, solo sus miradas, sus movimientos, sus expresiones, él parece nervioso, con una mano contradice lo que habla, se desespera, no esta quieto, voltea a todos lados; ella por otro lado esta paciente, escucha, pero clava su mirada en el punto mas alejado posible, es bastante lógico que esta cansada, aburrida, y le invade un profundo sueño; su compañero egocentrista habla y habla y no para de hablar, y para que habla?, que no estaba impaciente?, que no tiene que irse pronto?, a encontrar otras “rosas por el camino”, me concentro en ella su mirada denota tristeza, vaya que lo sabe, sabe la mentira que esta gestada, ha recibido una visita de la verdad fantasmal, pero prefiere seguir enredada en aquella mentira...miro al cielo, no soporto, no entiendo como la gente aun sabiendo sus mentiras, las mentiras, y aun siendo lacerados por las mismas, prefieren seguir ocultándose a ellos mismos las verdades, prefieren ignorar las voces de los fantasmas de las verdades.

Sólo somos nosotros mismos cuando nadie nos ve, y para nosotros mismos, el resto del tiempo fingimos alegremente, reímos mentirosamente, y sentimos falseadamente, que hermoso vals entre nosotros y las mentiras, mentiras piadosas, necesarias, y hasta vitales.

Entonces alguien me atraviesa, y otros tantos, la gente me invade, y me traspasa como si no existiera, miro a todos lados; no puede ser cierto, he descubierto la verdad sobre nuestras mentiras, cuanto la muerte verdadera me ha alcanzado....

Una sola mirada, diferentes visiones.