lunes, 26 de diciembre de 2011

Cuánta soledad tengo de ti [Víctor Manuel]



Traigo la camisa roja, tralarará, tralarará
de sangre de un compañero mira
mira Maruxina mira, mira como vengo yo...

Si digo que me pesa tu mirada
la humedad que hay en tu alma, digo patria,
tus juicios implacables, tanto tienes tanto vales
respirándole a tus hijos hasta el aire.

El tiempo y la distancia no te cambian
te defiendes de quien te ama, digo patria,
a veces basta solo una palabra que me lleve
alguna nube que me empape de nostalgia.

Cuánta soledad tengo de ti
tierra mía aquí y allí...


A veces te imagino como un alba
tan desnudamente blanca, inmaculada
te invento como quiero que tú seas
la ventana siempre abierta por donde entren las estrellas.

A veces arañando en tu corteza
descubrimos tu estatura verdadera
tus nieves del Naranjo casi eternas
como el fuego de esa hoguera donde te ardes y nos quemas.

Al norte más allá del horizonte
cuando todo me abandone, digo patria,
al Norte dará sombra algún cerezo
a las cenizas que mis sueños esparcieron por el viento.

Rola en Youtube

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La noche que se cayó la baldosa de la casa de Miraflores (Parte 1)

decoración con azulejos de una cocina valenciana del siglo XVIII por M. Martín Vicente vía Flickr




La noche que se cayó la baldosa de la casa de Miraflores, fue Jueves, a eso de las tres de la mañana. La baldosa caída fue la de la cocina que estaba en el fondo de la casa, en particular era una baldosa que tenía dibujada una flor  color morada con centro amarillo del tipo "sol de Marzo".

Don Nicanor, dueño de la casa de Miraflores y de la Hacienda del "Ahorcadito", se había enfermado del estómago 3 días antes, durante la fiesta del pueblo de San Mártir, a 2 km al norte de Santa María de la Victoria. La enfermedad de Don Nicanor provenía de un borrego putrefacto que fue traído de la Hacienda de Cochinos de Don Gamaliel Buendía, ofrendado al santo del pueblo y vendido por la  Iglesia al puesto de tacos de Manuel, quién falto de ventas decidió mover su puesto de la calle 13 a la 24, detrás del puesto de churros en la esquina de la sucursal del banco nacional, en el tercer día de la fiesta. Curiosamente en el  cuarto día, Don Nicanor paseaba con su esposa Sofía por la feria municipal,  cuando muerto de antojo de tacos, decidió pedir diez de barbacoa de borrego, en el puesto de Don Manuel, muy a pesar de las observaciones de su muy respetable esposa sobre el color, olor y textura de aquella carne muy poco confiable.

Ya para el martes, Don Nicanor comenzó a sentir los efectos de una carne poco cuidada, y casi echada a perder, y para el miércoles, el oficio de leer revistas y periódicos en el baño de la casa de Miraflores, era ejercido por aquel cincuentón al menos, durante un tercio del día.

Su hija, la señorita (señora, según otros rumores del pueblo) Esperanza, que era bastante observadora, y no dejaba pasar ningún detalle de lo que a su padre le ocurría, calculó con más o menos buen tino que aquél  señor, acumularía pronto los esfuerzos vanos contra una enfermedad que hacía sucumbir su cuerpo, más el trabajo diario en el que él siempre  se afanaba y por lo tanto, para el día Jueves por la noche, aquél hombre de barriga prominente, barba peluda y algunas canas bien marcadas, se entregaría finalmente extenuado y fatigado a los deberes de un sueño profundo y reparador.

Esperanza, a diferencia de sus padres, gustaba ir a la fiesta popular casi diario, con algunas amigas, para arrancarle suspiros a los pobres diablos que querían hacerla suya. Ella, mujer de ojos verdes y claros, no era tampoco paloma blanca, pero sabía escoger sus presas, y con dedicación y paciencia llevarlas hasta la habitación pomposa donde dormitaba, a recoger entre sus piernas la pasión que ella misma sembraba. Ésta vez , el afortunado era Justino, hijo de María, la sirvienta de la casa de Miraflores que Doña Sofía había contratado personalmente por su aspecto  limpio y ojos sinceros. Justino era de estatura promedio, un torso marcado  por los trabajos del campo, y brazos jóvenes, con manos hábiles para la guitarra, y dedos entrenados en los  placeres carnales que aquellos apéndices del brazo pueden brindar a la mujer, e incluso al  propietario de los mismos.

Esperanza lo había visto un par de veces,  cuando por  las mañanas llegaba a la casona a saludar a su madre, María, y se había fijado en él cuando mandado  por su madre sacaba agua del pozo, vamos, que el tal Justino no era tan mal parecido, y con tales dotes, Esperanza ya pensaba en deleitarse con su cuerpo a expensas de sus pobre padres quienes veían en su hija a la  nueva Teresa de Calcuta.

Un día antes de que Don Nicanor cayera enfermo, Esperanza y Justino se encontraron en el puesto de churros, el mismo que describí hace un rato, conversaron, se lanzaron miradas, caminaron, platicaron un poco más, ella le guiñó los ojos como para informarle de sus intenciones, él le correspondió con otra mirada lujuriosa, bailaron un poco, y decidida la señorita a que Justino entrara en sus aposentos,  le pidió que la encontrará el Miércoles en la plaza, debajo de la fuente.

Enterada de la situación tan complicada de su padre,  la jovencita partió de la casona a eso de las siete y media hacia la fuente, a informarle a su joven mozo sus intenciones y los términos en que se daría ella a él, esa misma noche, pero después de que se tiraran los  cuetes de las doce...

sábado, 17 de diciembre de 2011

Entre sueños, piedras y manos: la cantería en Zapopan



Don Roberto y Juan José, son actores sociales clave para el entendimiento de diversas problemáticas dentro de su ocupación. Ellos representan un caso de los muchos que existen en la Zona metropolitana de Guadalajara, donde una amplia gama de talleres en los que se trabaja manipulando la piedra, han tenido que cerrar o han visto disminuida la demanda de su trabajo.

La hipótesis de este proyecto radica en la marginalidad que se encuentran inmersos los artesanos de la cantería en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Dicha marginalidad se ha vuelto cada vez mayor debido a que el trabajo ha disminuido por una serie de factores económicos que se atribuyen a la economía nacional, pero también a la dura competencia actual con talleres que cuentan con mayor capital y son de carácter industrial.

Además los problemas a los que se enfrentan los trabajadores artesanos especializados en la cantería se han agudizado, debido a la pérdida momentánea de su trabajo, pues ante el incierto en el que viven un día sí y el otro también, han tenido que buscar empleo muchas veces en otras ocupaciones ligadas a su especialización, o tienen que enrolarse dentro de empresas o fabricas donde como ellos mismos lo dicen: no podrán obtener las mismas ganancias pero podrían entrecomillas tener una "mayor estabilidad".

Don Roberto y Pepe son piezas claves para entender como los sujetos están reconfigurando e interiorizando sus prácticas sociales, en un mundo inmerso en la globalización. Además gracias a que nos comparten sus experiencias podemos explicar como la modernización se concentra en las grandes urbes tienden a marginar al sector artesanal de la economía nacional. Según Lomnitz este proceso "viene acompañado por la desvalorización de las ocupaciones tradicionales frente a las industriales modernas, y del campo frente a la ciudad".

En este mundo global donde cada uno de nosotros está inmerso en un constante cambio, surgió una nueva crisis marcada por la especialización y la mecanización del trabajo que disminuye no sólo el valor de la mercancía, sino también la necesidad de contratar trabajadores. Los artesanos, maestros hábiles de las manos, han visto alterada su labor por la irrupción de la industrialización.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Todavía cantamos [Víctor Heredia] No + Sangre


Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos,
a pesar de los golpes
que asestó en nuestras vidas
el ingenio del odio,
desterrando al olvido
a nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos digan adónde
han escondido las flores
que aromaron las calles,
persiguiendo un destino
¿Dónde, dónde se han ido?
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
que nos den la esperanza
de saber que es posible
que el jardín se ilumine
con las risas y el canto
de los que amamos tanto.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos;
por un día distinto,
sin apremios ni ayuno,
sin temor y sin llanto,
porque vuelvan al nido
nuestros seres queridos.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
Todavía soñamos, todavía esperamos...

Víctor Heredia
"Aquellos soldaditos de plomo", 1983

Todavia cantamos by Victor Heredia on Grooveshark

Todavia Cantamos by Mercedes Sosa on Grooveshark


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Encuentro de dos monstruos

Souls meet body by sharmili r vía Flickr


Mirada clavada en el suelo, perdido, totalmente extraviado de la  continuidad del mundo y ella estaba a mi lado, sin estarlo, me veía, pero yo no a ella, quizás esperaba que reaccionara pero yo no reaccionaba, mi mente era una humareda profunda y oscura, un torbellino de ideas, de fantasías y de recuerdos, como alguien que no comprende que las manzanas caen del manzano,  es  evidente,  claro, pero no comprendía.

Intentó tocarme el  brazo, como medida de consuelo, pero no es algo que  acostumbre a hacer, no la culpo, aunque bien me hubiese encantado un abrazo porque muy en el fondo realmente lo deseaba, soy un animal de costumbres, y tosco para expresar los sentimientos míos o de alguien, a veces incluso para entenderlos, no es fácil para mí,y al ser ella en alguna forma similar a mí, entendía perfectamente que el contacto humano fuese una absurdez, algo demasiado alejado de nuestras  conciencias como para ejecutarlo, o si  quiera saber el momento en el cuál ejecutarlo.

Suspiré y alcé la vista, ella aún estaba ahí, mirándome, hablamos un poco y lanzó una pregunta que aún no he podido responder, de esas tonterías que la gente común responde a la primera y como si  fuera cualquier cosa, "¿te sientes bien contigo mismo?", sonreí  ante lo tonto que me parecía la  cuestión y luego me detuve a pensar, es cierto, no me sentía mal respecto a como soy, pero no diría que estaba bien, luego me pidió que recordara cuando yo me había sentido bien, y  enmudecí dos veces, me quedé absorto, me volví a sumir en un torbellino mientras reclutaba teorías al azar para explicarme mi estado tan incierto...

...Éramos dos personas mirándose hacia al alma por escaso tiempo para intentar ayudarse mutuamente, a entender la fatalidad de la vida, su sinsentido, su incoherencia,  la bipolaridad de las personas, y lo superficial de lo cotidiano, para asomarse a lo profundo del abismo y mirar la oscuridad, los monstruos que se albergan ahí, donde los demás voltean la cara, dos  monstruos conociéndose,  a medias, pero conociéndose al fin lo suficiente para estrecharse la mano...

Darkness is coming


Darkness por  Roberto F. vía Flickr


Son las dos de la tarde con treinta minutos y camino sobre las 5 cuadras que hacen falta para llegar a mi casa, a mi derecha, un colegio colmado de estudiantes que se divierten con un balón, juegan futbolito en la tienda de la  izquierda, fuman, o se besan sobre la acera. El día, pienso, me fatiga, alzo la vista al cielo para intentar distraerme de la intransigencia de la vida humana y descubro que el cielo azul vívido y esperanzador que me saludaba hacía unos días, está más avejentado, triste, carente de sentido  es un manchón azul pálido con nubes grises que se mueven erráticamente. Me asusto un poco y suspiro, miro mis pies, caminan cansados sobre un asfalto irregular y decadente, aquél pensamiento atraviesa  mi cabeza de nuevo, la luz me fatiga, me destruye, me agobia, la risa me parece abyecta, la vida  pierde de nuevo su lucidez y se vuelve un disco que gira sin control, en una atmósfera ingrávida, repaso con la mirada a mis vecinos de caminata, me parecen todos iguales, afanados en un mundo de luz, atrapados,  que rehuyen de su lado oscuro, le tienen miedo, ¿lo han domado?, me respondo inmediatamente que no, sólo lo mantienen oculto en lo profundo de sí  mismos, y lo miran con recelo, y cuando se ven en ese espejo, se asustan y desean su muerte...¡pobres diablos!, y continúo mi caminata.

La luz atraviesa mi cuerpo,mi mente y mi  alma pero es muy tarde, me he dado cuenta de lo que sucede,  una vez más  y desde hace bastante tiempo, mi lado oscuro está de nuevo aquí,  ha despertado y reclama su espacio, me reclama a mi y me domina, y yo, yo le saludo gustoso, salgo a su encuentro y no  le doy la espalda como harían otras gentes. La oscuridad está aquí y es más fuerte que antes,  está sedienta de venganza, quiere segar otras oscuridades, intenta con todas sus fuerzas tomar el control de mi, incluso cuando la luz es más que evidente, no es soledad, es más peligrosa y me asusta, vivo con ella pero no para ella, y cada cosa que le niego a esa parte oscura de mi alma, es un paso más hacia el precipicio de la incertidumbre, y sin embargo sé que no la puedo satisfacer como quisiera, no aprendí a saciarla, y cada vez está más hambrienta.

Volveré a la noche, a abrazarla, a retozar entre sus brazos, a esconderme debajo de los faroles, a aspirar frío y estrellas en una misma bocanada, a revisar callejones, a lanzar miradas vacías, a caminar con las manos en los bolsillos y la mirada perdida, respirando humo y hollín, a saborear la  melancolía, la soledad, la  falta de luz, a reír llorando...



martes, 13 de diciembre de 2011

Juan el vende Naranjas


Par de Mulas por arku vía Flickr

Son las cinco de la mañana con diez minutos, la ciudad descansa envuelta en una niebla aderezada por una temperatura que cala hasta a los más valientes, claro que no estamos hablando de los menos veinte grados que habrán en el refrigerador del país o los cero grados en la capital, pero para estas latitudes tan acostumbradas a termómetros por encima de las tres decenas de grados, la  situación resulta bastante particular.

El rocío se acumula en las paredes,o donde pueda acumularse, normalmente debería acabar formando gotas bien gruesas sobre las plantas, sobre el pasto, sobre las flores, pero en las ciudades donde las áreas verdes son escasas, el exceso de rocío se queda atrapado en piedras, calles, llantas, corredores, pilares, iglesias, autos y hasta personas.

Las calles  lucen desiertas, entre la casi nula  visibilidad se mueven sombras que cruzan esquinas, calles, avenidas, se divisan espectros que deambulan, bultos más bien, que se tropiezan, se agrandan, se pierden, se achican, desaparecen; los rayos del Sol aún no besan la tierra y los faroles poco ayudan a la situación de penumbra.

Entre el danzar caótico de las innumerables formas de grises que se mueven en la  niebla, llama la atención una que es más extraña que el resto, la parte frontal simula una persona (o la silueta borrosa de una), mientras que la parte trasera es un poco sin sentido, como una especie de escarabajo gigante, con cabeza de caballo  o de mula. La sombra avanza tranquila  y sin prisa, esquiva coches, gentes,bicicletas y triciclos, conforme se escurren los minutos y lo claro del día empieza a despejar aquel manto espeso de color gris, la sombra se define, es una carreta de madera rebosada de naranjas de colores verdosos y amarillentos, con neumáticos de coche y tirada por una mula muy grande o por un caballo muy chico, un tanto flaco y ojeroso, al frente el espectro que simula  una persona, es Juan con su ropa sucia del  trabajo, su sombrero de paja y sus chanclas de hule, atrás en la carreta viajan su termo con agua para beber, un morral con cinco tamales de pollo, y dos rollos de petates para poner la venta.

Avanza Juan como absorto contando las calles que faltan para desembocar al Mercado de la Asunción, "aquí en Santa María de la Victoria (se persigna),nadie vende naranjas como las que traigo yo",  se dice y  aspira el aire helado de la mañana.  De tanto en tanto revisa el cargamento para asegurarse que está completo aspira otro poco de aire como suspirando y observa como la última exhalación se transforma en vapor por un instante y luego se desvanece. Después de 2 horas de camino desde el cerro de Madrigal, entra Juan por la puerta de AguaPrieta a la Asunción, gira a la izquierda en el puesto de Don José, saluda a Doña María la vendedora de pollos, gira a la derecha donde esta el malhumorado zapatero Xavier, se hace el desentendido al pasar por el puesto de Fabio el vende falluca y se detiene justo en medio de Carlos Buendía el  comerciante de toronjas y Aureliano Cruz el que vende todo tipo de verduras convenientemente empaquetadas en raciones para cualquier tipo de caldo.

Contempla  su sitio y desembarca los dos rollos  de tapetes, los acomoda, los sacude y los vuelve a acomodar, mide la distancia milimétricamente con sus vecinos y luego una vez satisfecho, se dispone a bajar una por una las naranjas, escogiendo las más bonitas para colocarlas hasta arriba y las menos agraciadas en el fondo, una vez escogidas y desparramadas, construye pirámides de naranjas en las cuatro esquinas de su puesto, y luego intenta hacerlas más grandes.  Una vez satisfecho  con la disposición de las naranjas, toma dos tamales de su morral y le da uno a la mula y otro se devora él, acto seguido metódicamente amarra al jumento a un poste de madera estratégicamente ubicado detrás del puesto y toma el termo, absorbe tres sorbos exactos y juega un poco  con el último que siempre es el más largo, toma su morral  y su termo y lo coloca en la parte trasera del puesto a unos veinte centímetros a la izquierda de la pirámide de naranjas de la derecha, aspira aire y entona : -¡Naraaaaaanjaas, lleve sus naranjas!-

sábado, 10 de diciembre de 2011

El lobo estepario.

Wolf Park by somethingsong vía Flickr


No soy un asiduo lector, pero por lo menos debo reconocer que puedo mencionar 3  libros que quizá  no hayan cambiado mi vida, pero sí han dejado marca en mi. Pero ese no es el  punto.

Hace unos días me acerqué a una librería, siempre he preferido navegar vacilante entre un mar de libros que me circundan, que soportar a las gentes simplonas que se pasean felizmente entre montones y montones de ropas, en las plazas hay grandes aglomeraciones de gentes los fines de semana, menos en las librerías, ahí me paré, descarté rápidamente los libros de textos, los esotéricos, los de ayuda emocional y me dirigí a los de literatura, ahí me sentía más cómodo, revisé rápidamente los libros de política y  humanidades más recientes y ningún título llamó mi atención, me sitúe entre un joven que al  igual que yo estaba cazando un buen libro, y una simpática joven de lentes, a la que le colgaba un mechón de cabello que hacía que escondiera de mi su cara, observé que estaba revisando y vi que era un título de Poniatowska, eso iluminó mi mente, ¡Poniatowska!, rápidamente busqué su nombre, y encontré un par de títulos, luego seguí revisando, tal vez había un libro que me llamara más la atención que una novela, fui cayendo y me encontré "Un mundo feliz" de Aldeus Huxley, ¡ah!, que buen libro, y me dije que  mi hermana debía leerlo; más adelante estaba "Rebelión en la  Granja", y por allá también "1984", ambos de George Orwell (y sin darse usted cuenta ya mencioné 3 libros), era una sección pequeña donde los libros se apretujaban así que empecé  a examinarlos por el  lomo y de la nada cavando en ese pequeño rincón saltó a mi  vista "El lobo estepario" de Hernan Hesse, inmediatamente reconocí  el nombre del libro de mis clases de filosofía de la preparatoria y lo tomé (alguien sin duda hubiese notado algún tipo de brillo en mis ojos),  no sabía nada acerca del libro y en la  contraportada poco explicaba sobre el mismo, por suerte el precio no era excesivo e incluso podría llevarme un libro más, éste otro sería una novela "La muerte de Artemio Cruz" de Carlos Fuentes que fue igual  de difícil encontrar.

Tomé los dos libros,  pagué sin pena  ni gloria, y salí contento con mis dos nuevos mundos por conocer. Debo decir que al llegar a mi casa no pude leerlos inmediatamente, pero decidí que el primero en digerir sería "el lobo estepario". Cuando logré hacerme un tiempo, tomé  el  ejemplar lo destapé rápidamente e inicié la lectura.

El principio, la explicación del libro me pareció bastante lenta, poco sobre el contenido y mucha introducción de algo que yo quería ya  conocer. Finalmente empieza la narración de Harry Haller, y mientras Harry desenrrolla el pergamino de los motivos del lobo, uno no puede más que quedarse atónito  ante la  similitud de ideas entre el  redactor ficticio y el  lector que está ahora, acostado en una hamaca saboreando las palabras tranquilamente, asusta un poco hasta que punto Harry y yo pensamos igual, y con el  remache del "Tratac del  lobo Estepario" la  cosa se pone más terrorífica, puedo incluso rescatar alguna entrada reciente en este blog y compararla  con la línea de pensamiento que sigue dicho librito dentro de las cartas, que están dentro del libro.

Uno nunca se da cuenta en que momento las cosas van perdiendo piso y se vuelven más confusas, Harry nunca nos advierte,  sólo un sobrino nos avisa al  iniciar el libro que la cosa se pondrá extraña, pero al  leerlo uno simplemente se sumerge y se pierde.

Creo que al sol de hoy,  ningún libro ha cambiado por completo mi vida,  pero sin duda "El lobo  estepario" es un libro que está demasiado cercano a mi como para ovidarlo, porque esa lectura, no es externa a mi, de hecho es más bien como leerme a mi mismo,  y esa sensación de miedo no se olvida fácilmente.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Es olvido [Nicanor Parra]


Juro que no recuerdo ni su nombre,
Mas moriré llamándola María,
No por simple capricho de poeta:
Por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
Ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
Supe de la su muerte inmerecida,
Nueva que me causó tal desengaño
Que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
Y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
Por la gente que trajo la noticia
Debo creer, sin vacilar un punto,
Que murió con mi nombre en las pupilas,
Hecho que me sorprende, porque nunca
Fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
Relaciones de estricta cortesía,
Nada más que palabras y palabras
Y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
Sólo queda un puñado de cenizas),
Pero jamás vi en ella otro destino
Que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
Con el celeste nombre de María,
Circunstancia que prueba claramente
La exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡Quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
Sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
Su inmaterial y vaga compañía
Que era como el espíritu sereno
Que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
La importancia que tuvo su sonrisa
Ni desvirtuar el favorable influjo
Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aun, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
Que comprendan que yo no la quería
Sino con ese vago sentimiento
Con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
Lo que a esta fecha aún me maravilla,
Ese inaudito y singular ejemplo
De morir con mi nombre en las pupilas,
Ella, múltiple rosa inmaculada,
Ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
Que se pasa quejando noche y día
De que el mundo traidor en que vivimos
Vale menos que rueda detenida:
Mucho más honorable es una tumba,
Vale más una hoja enmohecida,
Nada es verdad, aquí nada perdura,
Ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
Creo que moriré de poesía,
De esa famosa joven melancólica
No recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
Como una paloma fugitiva:
La olvidé sin quererlo, lentamente,
Como todas las cosas de la vida.

Nicanor Parra

De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)

Audiolibro Recomendado del Mes

Compartimos el Libro: "De la dictadura a la Democracia" del autor Gene Sharp, en su formato audiolibro para nuestros estimados lectores. Un título imprescindible sobre los diferentes métodos que el autor propone para disolver dictaduras por medio de revoluciones pacíficas y acciones no-violentas. (son díez capítulos que se estarán subiendo hasta completar la carpeta):